Mensajes | Benedetta Capelli
El Papa a los sacerdotes de
Roma: “No huyan ante los desafíos, sean creíbles y ejemplares”
León XIV ha
recibido esta mañana en audiencia al clero de la diócesis de Roma. Destaca su
invitación a caminar juntos, a reavivar la llama de la vocación en un tiempo
marcado por la violencia y, en el territorio romano, por la pobreza y la
emergencia habitacional: “El presbítero está llamado a ser el hombre de la
comunión”, testigo “dentro de una vida humilde” capaz de expresar “la fuerza
renovadora del Evangelio”.
El Obispo de
Roma se encuentra con su diócesis, con sus sacerdotes y seminaristas, a quienes
llama “un tesoro precioso” y por quienes pide “un fuerte aplauso”. Lo hace tras
haber tomado posesión de la diócesis de Roma, el 25 de mayo, en la Basílica de
San Juan de Letrán, cuando, citando al beato Juan Pablo I, aseguró su
disponibilidad y amor, poniendo a disposición todas sus fuerzas.
En el
Vaticano, el Papa León XIV reitera al clero de Roma su deseo de “conocerlos de
cerca para comenzar a caminar juntos”. Un camino de obispo y pueblo que
recuerda lo que deseaba el Papa Francisco desde la Logia de las Bendiciones en
2013. Habla “con el corazón de padre y pastor”, porque el Señor conoce las
limitaciones del ser humano, pero confía solo a algunos una gracia especial:
“¡Comprometámonos
todos a ser sacerdotes creíbles y ejemplares! Somos conscientes de los límites
de nuestra naturaleza y el Señor nos conoce en profundidad; pero hemos recibido
una gracia extraordinaria, se nos ha confiado un tesoro precioso del que somos
ministros, servidores. Y al servidor se le exige fidelidad.”
Valiosos a los ojos de Dios
El Papa León
agradece a los sacerdotes por “la vida entregada al servicio del Reino, por
tanta generosidad en el ejercicio del ministerio, por todo lo que –dice– viven
en silencio y que, a veces, va acompañado de sufrimiento o de incomprensión”:
“Ejercen
servicios diversos, pero todos son valiosos a los ojos de Dios y en la
realización de su proyecto.”
Un clima cultural que favorece el aislamiento
“Caminar
juntos” es la recomendación que el Pontífice hace a la diócesis de Roma, “una
diócesis realmente particular, porque –subraya– muchos sacerdotes llegan de
distintas partes del mundo”, a menudo para estudiar. Esta elección se refleja
en la vida pastoral de las parroquias, llamadas a un impulso de universalidad y
de acogida recíproca. A partir de esto, el Papa centra su pensamiento en dos
conceptos que tiene “en el corazón”: la unidad y la comunión. La comunión -
destaca - se ve favorecida en Roma por la vida común “en las casas
parroquiales, los colegios u otras residencias”:
“El presbítero
está llamado a ser el hombre de la comunión, porque él la vive en primer lugar
y la alimenta constantemente. Sabemos que esta comunión hoy está obstaculizada
por un clima cultural que favorece el aislamiento o el ensimismamiento. Ninguno
de nosotros está exento de estas amenazas que ponen en riesgo la solidez de
nuestra vida espiritual y la fuerza de nuestro ministerio.”
Un impulso de fraternidad entre sacerdotes
Las amenazas
se combaten vigilando tanto lo externo como lo interno, prestando atención a
las relaciones interpersonales, pero también a lo que habita en el propio
corazón, "especialmente ese sentimiento de cansancio que surge por haber
vivido dificultades particulares, por no habernos sentido comprendidos y
escuchados, o por otras razones.”
“Quisiera
ayudarlos, caminar con ustedes, para que cada uno recupere la serenidad en su
ministerio; pero precisamente por eso les pido un impulso en la fraternidad
presbiteral, que hunde sus raíces en una vida espiritual sólida, en el
encuentro con el Señor y en la escucha de su Palabra.”
Carismas distintos y fidelidad al Evangelio
“La comunión
–subraya el Papa– también debe traducirse en el compromiso dentro de esta
diócesis: con carismas distintos, con trayectorias de formación diversas y
también con servicios distintos, pero único debe ser el esfuerzo por
sostenerla”. Un esfuerzo en el camino pastoral que se traduce en caminar
juntos, fieles al Evangelio, enriqueciendo a la Iglesia con el propio carisma,
“pero teniendo en el corazón el ser un solo cuerpo, del cual Cristo es la
Cabeza”.
El amor del primer momento
El Papa se
detiene en la importancia de la ejemplaridad, y sabe que nadie está exento “de
las seducciones del mundo y de la ciudad, con sus mil propuestas”, que podrían
alejar de una vida santa, perdiendo así los valores profundos del sacerdocio:
“Déjense
atraer nuevamente por la llamada del Maestro, para sentir y vivir el amor del
primer momento, aquel que los llevó a tomar decisiones firmes y renuncias
valientes. Si juntos tratamos de ser ejemplares dentro de una vida humilde,
entonces podremos expresar la fuerza renovadora del Evangelio para cada hombre
y cada mujer.”
Roma entre belleza, pobreza y emergencia habitacional
Reavivar la
llama de la vocación en un tiempo de desafíos marcados por violencia y muerte.
“Nos interpelan –dice León XIV– las desigualdades, las pobrezas, tantas formas
de marginación social, el sufrimiento extendido que toma la forma de un
malestar que ya no perdona a nadie”. Realidades que, añade, no se viven solo
lejos, sino también en Roma:
“¡Estamos
llamados a abrazar estos desafíos, a interpretarlos evangélicamente, a vivirlos
como ocasiones de testimonio! ¡No
huyamos ante ellos!”.
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