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    lunes, 2 de enero de 2012

    70 Aniversario Amigo del Hogar

    Presentación del libro Como un Amigo del Hogar, del periodista Juan Bolívar Díaz, publicado con motivo de los 70 años de la revista. Juan Bolívar Díaz, fue jefe de redacción de la revista Amigo del Hogar en los años 1966-1970 y ha seguido vinculado a ella. Esta presentación la escribió para el libro del P. José Luis Sáez, como un amigo del hogar, que publicamos con motivo del 70 aniversario de la revista que estamos celebrando en este mes de enero. Agracedemos al periodista Juan Bolívar Díaz su valiosa colaboración y creemos que su presentación nos ayuda a comprender el significado de este aniversario (ojo, en sustituir). Por múltiples razones he considerado un honor indeclinable que me invitaran a hacer la presentación de esta historia de la revista Amigo del Hogar, escrita por el padre José Luís Sáez, uno de los más ilustres historiadores de la Iglesia Católica dominicana y por demás un compañero de luchas en la formación de las últimas generaciones de periodistas y comunicadores sociales dominicanos. El texto guarda el rigor, la elegancia y la sencillez expositiva del investigador y escritor, conduciendo al lector por los vericuetos de esta publicación cuyos orígenes se remontan a siete décadas, desde que apareció en 1942 como una humilde hoja parroquial sin más pretensiones que apoyar la labor pastoral de los Misioneros del Sagrado Corazón. Con una gran habilidad de síntesis Sáez analiza el contenido y el discurrir de esta publicación que ya en los años cincuenta, sin renunciar a la modestia de sus fundadores, empezaba a perfilarse como un medio de comunicación perdurable, con 24 páginas y una tirada de 10 mil ejemplares, hasta convertirse definitivamente en una revista cuando alboreaba la década libertaria y renovadora de los años sesenta. El historiador acierta al vincular la publicación al proceso pastoral de los Misioneros del Sagrado Corazón, orden religiosa de origen francés que llega al país desde Canadá, tomando a la República Dominicana como tierra de misión, pero insertándose en esta sociedad con raíces de permanencia. Sin embargo, el relato permite contactar que Amigo del Hogar ha sido una publicación abierta a toda la Iglesia dominicana. Sus páginas han acogido a la más amplia gama de articulistas y colaboradores, virtualmente de todas las órdenes religiosas y del clero secular, lo mismo que a laicos de diversas corrientes eclesiales. No sólo por sus siete décadas, sino también por su contenido, apertura y penetración, con tiradas que han sobrepasado los 30 mil ejemplares, y por su permanente renovación, Amigo del Hogar es la más trascendente publicación periódica de la Iglesia dominicana. De un contenido parroquial, evoluciona hacia una visión universal de la religiosidad, la fe y la pastoral católica, que concibe a los seres humanos insertados en sociedades temporales concretas, con demandas de libertad. Justicia y desarrollo integral. Sáez ubica sus primeros compromisos fuera de lo estrictamente religioso en el apoyo a la promoción del movimiento cooperativo que impulsaron los también canadienses sacerdotes de la Sociedad Misionera de los Scarboro, tan temprano como 1946. La historia de Amigo del Hogar no puede ser contada sin la tenacidad de su fundador el padre René Bouchard, quien la dirigió en sus primeros 16 años. Pero su gran despegue hay que acreditárselo al inolvidable Emiliano Tardif, su responsable en la década 1959-69, cuando se convirtió en una revista de amplia visión cristiana. Definitivamente que en el vuelo de la revista influyó la profunda renovación que impulsó el Concilio Vaticano Segundo en la primera mitad de los sesenta y su Decreto Inter Mirifica que recomendó a la Iglesia Católica comprometerse a fondo con los medios de comunicación social como instrumentos de evangelización y civilización. Me consta que en el padre Tardif influyó también su participación en el Tercer Congreso de la Unión Católica Latinoamericana de Prensa celebrado en México en 1966, donde se trazaron lineamientos renovadores de la comunicación social dentro de una concepción de compromiso con los procesos de liberación, desarrollo integral y justicia social. La delegación dominicana a ese congreso la integraron, además de Tardif, los también sacerdotes Alberto Villaverde y Rafael Bello. Me agregaron porque para entonces yo estudiaba en la ciudad de México, en la escuela de Periodismo Carlos Septién García, de origen católico, y trabajaba en el Centro Nacional de Comunicación Social, fundado como órgano de la Iglesia Católica por José Álvarez Icaza y su esposa Luz María Longoria, la pareja del Movimiento Familiar Cristiano que habló en el Concilio Vaticano Segundo. Desde México fui un colaborador persistente del padre Tardif y su revista, y cuando retorné al país asumí a plenitud su jefatura de redacción en 1968, lo que me permitió enriquecerme con la sabiduría, la hermosa espiritualidad, el generoso humanismo y el profundo sentido del humor de ese inolvidable misionero. Tardif abrió de par en par las ventanas y puertas de la revista para que entraran los vientos renovadores que se expresaron en la Conferencia del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín en 1968. Amigo del Hogar respaldó la incisiva labor pastoral de la iglesia dominicana de aquellos años, en particular la del Obispo de Higuey, Monseñor Juan Félix Pepén, quien para entonces era a la vez encargado de la Pastoral de Comunicación Social de la Conferencia del Episcopado Dominicano. En aquellos años de bandolerismo y persecuciones políticas Amigo del Hogar se comprometió en la defensa de la vida y dignidad humana, lo que le ganó ojerizas entre sectores que concebían el cristianismo como simple ejercicio piadoso y desde luego entre los responsables de la opresión. Bajo la dirección del Padre Emiliano y su sucesor el padre Luciano Paquet (1970-74) se amplió la gama de colaboradores de la revista, por lo que su contenido pasó a ser mayoritariamente nacional. Seguiría después en la gestión del padre Juan de Jesús Rodríguez (Juanito) A las colaboraciones de Monseñor Pepén se unieron las de lo más granado de la intelectualidad de la Iglesia de esos años, desde los sacerdotes Andrés Savard y Villaverde, hasta Gustavo Amigo, José Luís Alemán, Arnaldo Bazán, Fernando de Arango, Manuel Soler, Pedro Richard, Ramón Dubert, Gregorio Lanz, Manuel Maza, José María Aguirre y Pedro Ruquoy, entre muchos otros La revista se abrió también a una amplia gama de los laicos, incluyendo a Sherezada Vicioso, Artagnan Pérez Méndez, Víctor Hugo Deláncer, Virgilio Apolinar Ramos., Iris Rossi, José Gómez Cerda, Francisco Antonio Santos y Flavio Darío Espinal, entre otros. Amigo del Hogar también buscó a los profesionales del periodismo, habiendo tenido como colaboradores a Guarionex Rosa, Aníbal de Castro, Víctor Grimaldi, Héctor Díaz Polanco, Diógenes Céspedes, Osvaldo Santana, Juan Manuel García, Manuel Quiterio Cedeño, Héctor Tineo, Fausto Rosario, Rafael Núñez Grassals y Gustavo Olivo. Dice Sáez con toda razón que “al recorrer las páginas de esos años de Amigo del Hogar, se puede trazar el perfil de la Iglesia e incluso la marcha sumamente inestable de la vida social y política del país” Sobre su línea editorial el historiador dice que desde que se gozó de cierta libertad de expresión, tras la liquidación de la tiranía de Trujillo en que dio sus primeros aletazos, “ha hecho énfasis en la defensa de las causas justas, precisamente cuando el país atravesaba una larga época difícil y conflictiva…Cualquiera diría que la revista, que nunca ocultó su catolicismo, bailaba en la cuerda floja u oscilaba entre la devoción y la denuncia”. Al final de su historia Sáez presenta una selección de los editoriales que marcaron el paso de la revista en la opinión pública nacional, algunos de los cuales despertaron cacerías de brujas, como en aquella ocasión en que cientos de ejemplares fueron incinerados, rememorando etapas superadas de la historia humana. Amigo del Hogar, ahora dirigida por el padre Miguel José Vásquez, sigue siendo la más importante publicación periódica de la Iglesia dominicana, en continua renovación, tratando de adoptar sus contenidos a la pastoral y el palpitar de su época. La lectura de esta historia de José Luís Sáez es obligatoria para los que quieran identificar las huellas de la Iglesia Católica dominicana de estas últimas décadas y su compromiso con las buenas causas libertarias y justicieras. Como se verá es un reconocimiento a la labor pastoral de los Misioneros del Sagrado Corazón, desarrollada en gran medida en comunidades pobres del interior del país, con una gran humildad y generosidad cristiana. 70 Aniversario / Juan Bolívar Díaz

    1 comentario:

    1. El buen criterio de Amigo del Hogar es la presencia de Cristo, que en cada escrito se expresa el amor inquieto y revolucionario que da vida en abundancia, y mucha esperanza en la comunidad cristiana de la base.

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