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    jueves, 11 de septiembre de 2014

    Beatificación Madre Assunta Marchetti

    Beatificación | Hermanas Scalabrinianas: Beatificación de Madre Assunta Marchetti





    Co-fundadora de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo -Scalabrinianas
    25 de octubre de 2014 - Catedral Metropolitana de San Paulo, Brasil

    Nació en Lombrici di Camaiore (Lucca) el 15 agosto 1871 y murió el 1° julio 1948 en São Paulo (Brasil), en el Orfanato Cristóbal Colón, junto a las huérfanas como siempre había querido. Ella, como Jesús, “Pasó la vida haciendo el bien a todos”.

    Ella amó intensamente al prójimo, especialmente sus hermanas de congregación, dedicándose de modo preferencial a los migrantes, a los huérfanos, a los enfermos, a los más pobres y sufridos.
    En el amor a Jesús eucarístico y a la Virgen Santísima encontró la fuerza en todos los momentos de su humilde existencia, durante la cual pasó varias veces de superiora a cocinera. Vivió su vida y misión en varias ciudades de Brasil, en los Orfanatos, en las casas de Salud y siempre se manifestó generosa y dispuesta “a extender sus brazos a los infelices y a abrir las manos a los pobres”. Ella fue amiga de Dios y del prójimo necesitado, por esto podemos invocarla en nuestras necesidades.

    Historia Personal

    Es la tercera de los once hijos de Carolina Guillarduci y Angelo Marchetti. La primera entre sus hermanas. Nació en Lombrici de Camaiore, provincia de Lucca, Toscana, Italia, en el día 15 de agosto de 1871. Fue bautizada en la Coleggiata de Camaiore, pero sus primeras experiencias de Dios las vivió en Lombrici. Luego en Camaiore cuando era adolescente y joven.
     
    Seguramente, en los estudios, no pasó de la primaria. Era muy prendada para los servicios de la casa, con los menores, con las manualidades. Por su constitución física robusta y saludable sustituía, cuando necesario, el papá o el hermano José en la lida en el molino. Retrasó su entrada en el Carmelo para ayudar a la mamá debilitada en la salud y con tantos hijos pequeños.
     
    El año 1892 fue para ella un tiempo de profundas emociones: José Marchetti, su hermano, fue ordenado sacerdote a los 23 años lo que ciertamente le fue de gran consolación y júbilo. Pero, en este mismo año se le murió el papá. Un motivo más para posponer su ingreso en el Carmelo de Camaiore.
    Historia en la Congregación MSCS

    El corazón y la mente de Asunta Marchetti estaban totalmente orientados a la vida de clausura, aspiraba profundamente una vida de escondimiento, silencio, oración y trabajo. Un día, P. Marchetti llegó a la casa cuando volvía del según viaje a Brasil acompañando a los emigrantes italianos en la travesía. Había hecho una cosa muy buena para los niños italianos huérfanos: un orfanato en donde se les brindaría una educación integral.
     
    Le dijo que 250 niños esperaban por cuidados de todos los tipos: físico, espiritual, cultural, psicológico, social y profesional. “Son niños y son italianos” le decía él. Como resistía y seguía adelante con su idea de enclaustrarse, P. Marchetti le pidió que fuera preguntar al Sagrado Corazón de Jesús que es que pensaba al respeto.

    Asunta comprendió que Dios le pedía para cambiar su proyecto personal para abrazar aquel que Marchetti le presentara: la misión. Desde este instante Asunta fue la madre, la hermana, la enfermera, la educadora, la sierva de los huérfanos y abandonados en el exterior. Jamás volvió, o deseo volver atrás.
    Fue misionera a tiempo pleno de los últimos en la migración.

    Con sus compañeras: Carolina Guillarduci (mamá), Maria Franceschini y Angela Larini (vocacionadas de P. Marchetti en Compignano), se fue a Brasil pasando por Piacenza para recibir el envío y el Crucifijo (compañero inseparable) de las manos del Beato Juan Bautista Scalabrini, fundador de la Congregación para los emigrantes a la cual pertenecía P. Marchetti, el día 25 de octubre de 1895, Scalabrini fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas, en la época: Siervas de los Huérfanos y Abandonados en el Exterior. Fue el único día en que estuvieron reunidos el fundador Beato Monseñor Juan Bautista Scalabrini y los dos co-fundadores Siervos de Dios Padre José Marchetti y Madre Asunta Marchetti. Al año siguiente, 14 de diciembre de 1896, P. Marchetti agotado por las fatigas apostólicas entrega su bella alma a su creador y único Señor.

    En 1912 Madre Asunta y sus compañeras hacen los votos perpetuos y ella es nombrada, por el ordinario del lugar, Superiora General de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas. En 1927 una vez más, nuestro instituto sufrió otro cisma, de esta vez con las Clementinas que querían cambiar nombre, misión y hábito. Hubo intervención de la Santa Sede. Una vez más Madre Asunta debe tomar en manos el timón de la Congregación. Es electa Superiora General. En 1934 debe escribir la historia el instituto y con el auxilio de un escribano recuenta en Brevi Cenni el camino recorrido por las Hermanas MSCS hasta aquel año. En 1948, el 1 de julio, en paz consigo y con todos descansa para siempre en el Señor luego de comulgar en las horas de la mañana. Todos y todas sabían en su corazón que una santa se había muerto.
     
    La Congregación estaba segura y consolidada. En este mismo año sus constituciones fueron aprobadas y pasó a ser de derecho pontificio.

    Personalidad

    De personalidad firme y fuerte, pero desde niña trabajada, forjada en el silencio, el madrugar, el orar, el escuchar, el ayudar, el servir. Extremamente exigente consigo misma y extremamente humana con los y las demás. Gran capacidad de superación, auto control, de trabajo, de aguante, resistencia, iniciativa y organización. Excelente en la convivencia, gran capacidad en “quebrar el hielo”, mucho humor, alegre, simple, inteligente, tierna. A todos aproximaba.

    Misionera en todo y con todo. Para hacer la voluntad de Dios es que vive. En tiempos de mucha turbulencia era capaz de mantener la serenidad que solo se ve en Jesús que duerme en el barco cuando todos están desesperados por la tempestad. Vivía tan unida a Jesús que la gente pedía que las tocara. Su humildad se desarrollo tanto que podía decir serenamente: “Somos como los tapetes que después de servir para limpiar los pies de todos y todos, se lo echan a un rincón, pues ya no sirve más”. Ver y callar, oír y callar, sentir y callar.

    Madre Asunta se aplica muy bien la frase de San Pablo: “Nosotros los fuertes debemos soportar las debilidades de los débiles” (Rm 15,1). Podía ser enviada a cualquier lugar y hacer cualquier trabajo, pues era consciente de que “el Dios de aquí es el mismo Dios de allá”.

    Una mujer de poquísima escolaridad, pero dotada de gran conocimiento del ser humano, de capacidad de comprensión de sus debilidades, límites, carencias, necesidades… Una mujer de atención atenta hacia los demás. Autora de la primera síntesis histórica del instituto, promotora del reconocimiento de la congregación como de derecho pontificio. Todo lo hizo por amor a las co-Hermanas y a los huérfanos y huérfanas. Madre Asunta amaba con un amor concreto, era visible su capacidad de amar, de donarse, de anonadar para que otras/otros pudieran aparecer.
     
    Conclusión

    Venimos poco a poco descubriéndola no solo como cofundadora, pero también como la columna que sostiene la identidad congregacional, la hermana que vivió a la heroicidad las virtudes teologales, la vida comunitaria como laboratorio de scalabrinianidad. Hermanas Scalabrinianas en Republica Dominicana.

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