El legado de Nise Da Silveira

Temas de Salud | Marcia Castillo

El legado de Nise Da Silveira

Todos los profesionales sanitarios han leído alguna vez la reconocida máxima hipocrática primum nil nocere o primum non nocere, expresión latina que traducida quiere decir "lo primero es no hacer daño", como para recordarnos que en ocasiones el mejor medicamento es aquel que no se usa, siempre y cuando no exista necesidad de usarlo, y sé que a algunos les parecerá extraño que una servidora que está siendo educadora de la salud y abogando siempre por una adherencia estricta a la medicación e intervenciones terapéuticas temprana pues es lo que se nos enseña en las aulas y, por ende, nos vemos en la pseudo obligación de repetirlo ad nauseam.

No era sin razón que uno de mis maestros decía que “Al iniciar el ejercicio médico uno tiene diez medicamentos para cada enfermedad y a medida que su pericia crece, tiene un medicamento para die enfermedades”. Nos alertaba sobre el uso y abuso farmacológico displicente al que somos proclives los médicos de hoy: “el que más receta es el que más sabe”, una falacia que se ha vendido como pan caliente.

¿Y si pudiésemos lo contrario? ¿Si pudiésemos promover la curación con otras herramientas que no fueran farmacológicas? Aún más. ¿Y si una persona con una condición estigmatizante, como es la patología psiquiátrica, mejorara por ejemplo a través del arte?

Nietzche decía que la música es la mejor medicina para el alma; no obstante hubo una  mujer que  apostó más al arte como curación, una mujer que llego más lejos, una mujer que demostró que si a un paciente recluido en un centro psiquiátrico se le permitía usar el arte y la pintura como expresión o herramienta curativa, esta persona no solo mejoraría psicoemocionalmente si no que podía se partícipe de su propia sanación y reinsertase en algún momento a la sociedad, esa  mujer fue Nise Da Silveira y es el motivo de  nuestra  entrega de este mes.

Nise tuvo que abrirse paso en un campo enteramente dominado por el patriarcado rompiendo paradigmas y dedicando su vida en pleno a la psiquiatría, se manifestó radicalmente contraria a las formas agresivas de tratamiento que dominaban esa época, como el confinamiento en hospicios, electrochoques, insulinoterapia y lobotomía.

Siendo hija de un director de periódico y de una madre que insistía que siguiese inclinaciones más femeninas como tocar el piano, Nise fue la única mujer entre 157 hombres d su promoción, graduada con honores prematuramente a los 21 años. Estuvo entre las primeras mujeres en Brasil en formarse en Medicina.

Luego de serios contratiempos políticos en 1944 se le permitió reintegrarse al servicio público y se dedicó apasionadamente al trabajo en el "Centro Psiquiátrico Nacional Pedro II" de un Barrio de Río de Janeiro, allí retomó su lucha contra las técnicas psiquiátricas que consideraba inhumanas y agresivas hacia los pacientes.

Permanentemente estaba en disputa con los métodos en boga, que se adoptaban en esos  tiempos y sus  colegas se rehusaba a aplicar electrochoques en sus pacientes, entre otras    forma de vejación a la dignidad humana, Da Silveira fue transferida al Servicio de terapia ocupacional, actividad que era menospreciada por los médicos, como reprimenda. Así que en 1946 abre la "Sección de Terapéutica Ocupacional" en ese centro donde primaba la cosificación de las personas con afecciones mentales.

En vez de las tradicionales tareas como limpieza y mantenimiento que los pacientes  realizaban bajo el título de terapia ocupacional, Nise comenzó a organizar talleres de pintura y de modelado para posibilitar que los enfermos rescataran  su vínculos con la realidad, a través da expresiones simbólicas y de la creatividad, revolucionó y fue el Uppercut a la psiquiatría hasta entonces anquilosada en  Brazil.

Hoy existe en este país el renombrado museo del inconciente donde se exhiben más de 350,000 piezas artísticas hechas por pacientes gracias a los aportes y el aliento de la Dra Nise. Así marca una referencia médica, educacional y humana para todos los profesionales de la salud mental   cogeneracionales y del futuro. Su bonhomía y su tenacidad incansable nos recordó que en un mundo sistematizado y sobremedicado “Lo primero es no hacer daño”. ADH 843