El COVID-19 ha matado en Brasil hasta ahora a
catorce sacerdotes
El COVID-19 sigue azotando Brasil, que con 614.941
es ya el segundo paÃs del mundo en número de contagios, solo superado por
Estados Unidos (1,89 millones). En el paÃs carioca el letal virus —«un
constipadito», según dijo su presidente a la nación el pasado 24 de marzo— ha
matado ya a 34.021 personas. Pues bien, 14 de estas personas son curas. Entre
los presbÃteros hay también otros 117 infectados.
Los datos relativos al clero los ha facilitado la
Comisión Nacional de Sacerdotes (CNP), organismo vinculado a la Conferencia
Nacional de Obispos (CNBB), tras consultar a las dieciocho oficinas regionales
del episcopado. Hasta ahora la más afectada es la Región Norte 2 de la CNBB,
que comprende los Estados de Pará y Amapá, donde se han registrado cinco
muertes y 41 contagios. Tras ella se encuentran la Región Noreste 2, que
incluye los Estados de RÃo Grande do Norte, ParaÃba, Pernambuco y Alagoas (una
muerte y 19 contagios), y la Región Sur 1, que abarca el Estado de São Paulo
(tres muertes y trece contagios).
Bolsonaro,
en la picota
La gestión de la crisis ha situado al
presidente Bolsonaro en la picota. Por mil razones. La primera
por despreciar la pandemia, a la que, como se ha indicado, restó toda
importancia cuando el paÃs llevaba ya medio centenar de muertes y en Europa los
fallecidos se contaban por miles. Al dÃa siguiente de su desafortunado discurso,
la Iglesia consideró su obligación salir a la palestra para pedir a la
población que no hiciese caso de tan «irresponsable» dirigente y permaneciese
en sus domicilios. «Quédate en casa. Esta es la indicación de las autoridades
sanitarias competentes y sensatas», dijo el arzobispo de Belo Horizonte y
presidente de la CNBB, Walmor Oliveira de Azevedo.
Bolsonaro se ha opuesto a los confinamientos para
no perjudicar la economÃa y ha arremetido contra los gobernadores que los han
decretado. Dos ministros de Sanidad han dimitido desde marzo por discrepancias
con el presidente, el último, Nelson Teich, harto de sufrir
presiones para estimular el uso de la cloroquina e hidroxicloroquina
(medicamentos desaconsejados por la Organización Mundial de la Salud por sus
efectos secundarios) como tratamiento para el COVID. El actual titular de la
cartera es un militar sin conocimientos médicos.
El populista mandatario sigue actuando como si no
pasara nada. No se pone mascarilla, saluda a todo el mundo y hasta asiste a
manifestaciones. Se ha permitido incluso bromear públicamente sobre la
administración de cloroquina. «¿Has visto lo educado que soy? Los de derechas
que tomen cloroquina, y los de izquierdas, TubaÃna [un refresco]», dijo en una
entrevista antes de soltar una carcajada.
Según las cifras oficiales, Brasil tiene hoy
614.941 infectados. Los expertos, sin embargo, están seguros de que la cifra
real es muy superior. La Universidad de São Paulo la calcula en 3,3 millones.
El paÃs apenas está haciendo tests para delimitar
el alcance exacto de la pandemia. A semejanza de Trump, el espejo
en el que se mira, Bolsonaro acaba de amenazar con retirar a su paÃs de la OMS
si este organismo de la ONU no deja a un lado su «sesgo ideológico».
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