Casa de Luz | Dr. Juan Rafael Pacheco
Ángeles en la tierra
Pues resulta y viene a ser que un buen día Dios estaba
en el cielo mirando hacia la tierra. Vio hermanos en guerra, matrimonios sin
entenderse, ricos y pobres apartados, sanos y enfermos distantes. Consideró que
ya estaba bueno. Así no podían continuar sus creaturas, que cuando las creó
descansó porque “todo estaba muy bien” (Gn 1, 31b).
Reunió un ejército de ángeles para bajar a la tierra y
ayudar los humanos.
Los ángeles pusieron el grito en el cielo.
“Cuando creé al hombre lo hice a imagen y semejanza
mía, con talentos especiales y diferencias cada uno, para que distintos entre
todos formaran el Reino. Unos alcanzarían riquezas para compartir con los
pobres. Otros sabios y otros simples, para que surgieran sentimientos de
amor, admiración y respeto.
Los buenos rezarían por los que actuaran mal. El
paciente toleraría el nervioso.
Han olvidado que los quiero desiguales. Ustedes
bajarán con francas diferencias unos de otros.
Tú tendrás memoria y concentración excelente. Serás
ciego.
Tú serás muy creativo para expresarte. Serás
sordomudo.
Tú tendrás pensamientos profundos, escribirás libros,
serás poeta: tendrás parálisis cerebral.
A ti te daré el don del amor, serás su
personificación, habrá muchos como tú sin distinción de raza porque tendrán la
cara, los ojos, las manos y el cuerpo como si fueran hermanos de sangre.
Tendrás Síndrome de Down.
Tú serás muy bajo de estatura. Tu simpatía y sentido
del humor llegarán hasta el cielo: serás enano.
Tú disfrutarás la creación tal como la planifiqué para
los hombres: Tendrás discapacidad intelectual. Otros se preocuparán
por los avances científicos y tecnológicos, tú gozarás mirando
una hormiga, una flor; serás muy feliz amando a todos sin enjuiciarlos.
Vivirás en la tierra pero tu mente se mantendrá en el cielo; preferirás
escuchar mi voz a la de los hombres: tendrás autismo.
Tú serás hábil como ninguno, te faltarán los
brazos y harás todo con las piernas y la boca.”
Felices bajaron los ángeles, preguntando a Dios cuánto
tiempo vivirían sin verle.
“Estaré con ustedes todos los días, y esto durará sólo
entre 60 y 80 años terrenos.”
Cada uno llegó al vientre de una madre. Ahí se
formaron durante nueve meses. Al nacer, fueron recibidos con profundo dolor,
causaron miedo y angustia. Algunos padres rehusaron la tarea; otros,
la asumieron enojados; otros se echaron culpas hasta disolver
su matrimonio y otros más lloraron con amor y aceptaron el deber… y no se
han arrepentido.
Esos ángeles saben su misión, y sus virtudes son
la fe, la esperanza y el amor. Han sabido perdonar y con paciencia
iluminan a todo aquel que los ame.
Siguen bajando ángeles con espíritus superiores
en cuerpos limitados. Seguirán llegando mientras haya humanidad en
el planeta. Dios quiere darnos la oportunidad de trabajar por ellos
para aprender de ellos. Y trabajar es servir, servir es vivir y vivir
es amar, porque la vida se nos dio para eso.
“El que no vive para servir, no sirve para vivir”,
repetía insistentemente la Beata Madre Teresa.
"Maestro, ¿quién tiene la culpa que éste naciera
ciego? ¿Él o sus padres?” Respondió Jesús: “Ni él ni sus padres, nació así
para que en él se vieran las obras de Dios." (Jn 9,1).
Las obras de Dios también se hacen a través de los
hombres, especialmente con aquellos que nos necesitan.
¿Ven porqué tantas diferencias?
Y tú, ¿cómo actúas?
Bendiciones y paz. ADH 846
Mis cuentos aparecen
publicados en Catholic.net
Este cuento aparece
publicado en la página 139 de mi libro “¡Descúbrete!
Historias y cuentos para ser feliz”. Disponible en Papelería
Villa Olga, teléfono 809 583 4165, Santiago; Librerías Paulinas, La
Sirena y Librería Cuesta.
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