Europa | Vatican News
Carta del
Papa Francisco sobre Europa al Cardenal Pietro Parolin
Se hizo
pública la carta del Papa al Cardenal Secretario de Estado con ocasión del 40º
aniversario de la Comisión de los Episcopados de la Unión Europea, el 50º
aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión
Europea y el 50º aniversario de la presencia de la Santa Sede como Observador
Permanente ante el Consejo de Europa
El Santo
Padre Francisco firmó en la Ciudad del Vaticano, el pasado 22 de octubre, en la
memoria de San Juan Pablo II, la carta que dirigió al Cardenal
Secretario de Estado, Pietro Parolin, con ocasión del 40º
aniversario de la Comisión de los Episcopados de la Unión Europea (COMECE), el
50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión
Europea y el 50º aniversario de la presencia de la Santa Sede como Observador
Permanente ante el Consejo de Europa.
En
concomitancia con estos aniversarios, se habÃa programado, del 28 al 30 de
octubre, una visita del Cardenal Parolin a Bruselas, que debió cancelarse a
causa del empeoramiento de la emergencia sanitaria. Se espera que las reuniones
con las autoridades de la Unión Europea y los miembros de la COMECE puedan
tener lugar mediante video-conexión.
Dirigiéndose
al Cardenal Secretario de Estado, el Papa comienza su carta en
recordando que en este año, la Santa Sede y la Iglesia en Europa celebran
algunos acontecimientos significativos. Y destaca que hace cincuenta años se
concretó la colaboración entre la Santa Sede y las Instituciones europeas surgidas
después de la Segunda Guerra Mundial, mediante el establecimiento de las
relaciones diplomáticas con las entonces Comunidades Europeas y la presencia de
la Santa Sede como Observador ante el Consejo de Europa.
Integración
del continente y superación de las hostilidades
Después,
en 1980, se creó la Comisión de los Episcopados de las Comunidades Europeas
(COMECE), en la que participan con un delegado propio todas las Conferencias
Episcopales de los Estados Miembros de la Unión Europea, con el objetivo de
favorecer “una colaboración más estrecha entre dichos Episcopados, en orden a
las cuestiones pastorales relacionadas con el desarrollo de las competencias y
de las actividades de la Unión”. Además, este año se celebró el 70º
aniversario de la Declaración Schuman, acontecimiento que inspiró el largo
camino de integración del continente, haciendo posible que se superen las
hostilidades producidas a causa de los dos conflictos mundiales.
El
PontÃfice comparte algunas reflexiones sobre el futuro de este continente,
particularmente querido, no sólo por sus orÃgenes familiares, sino también por
el papel central que tuvo debe en la historia de la humanidad.
Europa
tiene aún mucho que dar al mundo
Estas
palabras del Papa, tal como él mismo afirma, nacen de su “solicitud de Pastor y
de la certeza de que Europa aún tiene mucho que dar al mundo”. De manera que
sólo tienen la pretensión de ser “una aportación personal a la reflexión tan
necesaria sobre su futuro”. Por esta razón Francisco le agradece que pueda
compartir su contenido en los diálogos que mantendrá con las Autoridades
europeas y con los miembros de la COMECE, a quienes que exhorta “a colaborar
con espÃritu de comunión fraterna con todos los obispos del continente,
reunidos en el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE)”.
CercanÃa
del Papa
Tras
pedirle al Cardenal Secretario de Estado que lleve a cada uno su saludo
personal y el signo de su cercanÃa a los pueblos que representan, el Papa
manifiesta su deseo de que esos encuentros representen una “ocasión propicia
para profundizar las relaciones de la Santa Sede con la Unión Europea y con el
Consejo de Europa, y para confirmar a la Iglesia en su misión evangelizadora y
en su servicio al bien común”. Del papel de la Iglesia el Santo Padre afirma
que se vuelve más relevante aún en el contexto de la pandemia que estamos
atravesando:
“De
hecho, el proyecto europeo surge como voluntad de poner fin a las divisiones
del pasado. Nace de la conciencia de que juntos y unidos somos más fuertes, que
`la unidad es superior al conflicto’ y que la solidaridad puede ser ‘un modo de
hacer la historia, un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los
opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida’”
La
pandemia constituye como una lÃnea divisoria
Francisco
también destaca que en nuestro tiempo, que “da muestras de estar volviendo
atrás”, en el que prevalece la idea de ir cada uno por su cuenta, la pandemia
constituye como una lÃnea divisoria que obliga a hacer una elección: o se sigue
el camino tomado en el último decenio, alentado por la tentación de la
autonomÃa, enfrentando crecientes incomprensiones, contraposiciones y
conflictos; o bien se redescubre ese camino de la fraternidad, que sin duda fue
el que inspiró y animó a los Padres fundadores de la Europa moderna, a partir
justamente de Robert Schuman”. Y añade:
“En las
noticias europeas de los últimos meses, la pandemia puso en evidencia todo
esto: la tentación de ir cada uno por su cuenta, buscando soluciones
unilaterales a un problema que trasciende los lÃmites de los Estados, pero
también, gracias al gran espÃritu de mediación que caracteriza a las
Instituciones europeas, el deseo de recorrer con convicción el camino de la
fraternidad que es además camino de la solidaridad, poniendo en marcha la
creatividad y nuevas iniciativas”
Actualidad
las palabras de San Juan Pablo II
De ahà la
necesidad de “consolidar las medidas adoptadas para evitar que los empujes
centrÃfugos recobren fuerza”. Por esta razón el Papa afirma que “resuenan hoy
con gran actualidad las palabras que San Juan Pablo II pronunció en el Acto
europeo en Santiago de Compostela: Europa, “vuelve a encontrarte. Sé tú misma”.
Y añade que ”en un tiempo de cambios repentinos se corre el riesgo de perder la
propia identidad, especialmente cuando desaparecen los valores compartidos
sobre los que se funda la sociedad”.
“En este
momento, quisiera decirle a Europa: Tú, que has sido una fragua de ideales
durante siglos y ahora parece que pierdes tu impulso, no te detengas a mirar tu
pasado como un álbum de recuerdos”
Si bien
“con el tiempo, aun las memorias más hermosas se desvanecen y acaban siendo
olvidadas”, Francisco escribe que “tarde o temprano nos damos cuenta de que los
contornos del propio rostro se esfuman, nos encontramos cansados y agobiados de
vivir el tiempo presente, y con poca esperanza de mirar al futuro”. Sin embargo
agrega que “sin una noble motivación nos descubrimos frágiles y divididos, y
más inclinados a lamentarnos y a dejarnos atraer por quien hace de las quejas y
de la división un estilo de vida personal, social y polÃtico”.
“Europa,
¡vuelve a encontrarte! Vuelve a descubrir tus ideales, que tienen raÃces
profundas. ¡Sé tú misma! No tengas miedo de tu historia milenaria, que es una
ventana abierta al futuro más que al pasado”
Y
manifiesta su deseo de que el Viejo Continente no tema su propio “anhelo de
verdad, que desde la antigua Grecia abrazó la tierra, sacando a la luz los
interrogantes más profundos de todo ser humano; de tu sed de justicia, que se
desarrolló con el derecho romano y, con el paso del tiempo, se convirtió en
respeto por todo ser humano y por sus derechos; de tu deseo de eternidad,
enriquecido por el encuentro con la tradición judeo-cristiana, que se refleja
en tu patrimonio de fe, de arte y de cultura”.
Los
sueños del Papa para el futuro de Europa
Por otra
parte, “mientras en Europa tantos se interrogan con desconfianza sobre su
futuro, muchos otros la miran con esperanza, convencidos de que todavÃa tiene
algo que ofrecer al mundo y a la humanidad”, escribe el Santo Padre y
manifiesta sus sueños.
“Sueño,
entonces, una Europa amiga de la persona y de las personas. Una tierra donde
sea respetada la dignidad de todos, donde la persona sea un valor en sà y no el
objeto de un cálculo económico o una mercancÃa. Una tierra que cuide la vida en
todas sus etapas, desde que surge invisible en el seno materno hasta su fin
natural, porque ningún ser humano es dueño de la vida, sea propia o ajena. Una
tierra que favorezca el trabajo como medio privilegiado para el crecimiento
personal y para la edificación del bien común, creando fuentes de empleo
especialmente para los más jóvenes”
Que
Europa sea una familia y una comunidad
Además,
el Obispo de Roma escribe que sueña una Europa “que sea una familia y una
comunidad”. Un lugar que sepa valorar las peculiaridades de todas las personas
y los pueblos, sin olvidar que estos están unidos por responsabilidades
comunes. Y tras afirmar que “ser familia significa vivir la unidad teniendo en
cuenta la diversidad, a partir de la diferencia fundamental entre hombre y
mujer”, el Papa Francisco recuerda:
“Los
últimos años, y aún más la pandemia, han demostrado que nadie puede salir
adelante solo y que un cierto modo individualista de entender la vida y la
sociedad lleva solamente al desánimo y a la soledad. Todo ser humano aspira a
ser parte de una comunidad, es decir, de una realidad más grande que lo
trasciende y que da sentido a su individualidad. Una Europa dividida, compuesta
de realidades solitarias e independientes, fácilmente se encontrará incapaz de
hacer frente a los desafÃos del futuro”
Una
Europa solidaria y generosa
Francisco también sueña una Europa solidaria y generosa. Un lugar acogedor y hospitalario, donde “la caridad venza toda forma de indiferencia y egoÃsmo”. Y se refiere a una “solidaridad inteligente” que no se limite sólo a asistir las necesidades fundamentales en casos puntuales.
La
cuestión de los migrantes
Además,
la solidaridad se nutre de gratuidad y engendra gratitud. Y la gratitud nos
lleva a mirar al otro con amor; pero cuando nos olvidamos de agradecer por los
beneficios recibidos, somos más propensos a cerrarnos en nosotros mismos y a
vivir con miedo a todo lo que nos rodea y es diferente a nosotros.
“Lo vemos
en los numerosos temores que atraviesan nuestras sociedades actuales, entre los
que no puedo callar el recelo respecto a los migrantes”
Como
escribe el Obispo de Roma “sólo una Europa que sea comunidad solidaria puede
hacer frente a este desafÃo de forma provechosa, mientras que las soluciones
parciales ya han demostrado su insuficiencia”:
“Es
evidente, en efecto, que la necesaria acogida de los migrantes no puede
limitarse a simples operaciones de asistencia al que llega, a menudo escapando
de conflictos, hambre o desastres naturales, sino que debe consentir su
integración para que puedan conocer, respetar y también asimilar la cultura y las
tradiciones de la nación que los acoge”
Una
Europa sanamente laica
El Santo
Padre sueña asimismo con “una Europa sanamente laica”, donde Dios y el César
sean distintos pero no contrapuestos. Una tierra abierta a la trascendencia,
donde el que es creyente sea libre de profesar públicamente la fe y proponer su
punto de vista en la sociedad.
“Los
cristianos tienen hoy una gran responsabilidad: como la levadura en la masa,
están llamados a despertar la conciencia de Europa, para animar procesos que
generen nuevos dinamismos en la sociedad. Los exhortos, pues, a comprometerse
con valentÃa y determinación a ofrecer su colaboración en cada ámbito donde
viven y trabajan”
Y
concluye manifestando su esperanza de que no le falte a la querida Europa la
protección de sus santos Patronos: san Benito, los santos Cirilo y Metodio,
santa BrÃgida, santa Catalina y santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith
Stein), hombres y mujeres que por amor al Señor han trabajado sin cesar en el
servicio de los más pobres y en favor del desarrollo humano, social y cultural
de todos los pueblos europeos. A la vez que le pide al Cardenal Secretario de
Estado que lleve a todos su Bendición.
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