Cada de Luz | Lic. Juan Rafael Pacheco
La lección del sabio hindú
Un
viejo maestro de la India disfrutaba plácidamente las aguas del Ganges,
mientras observaba en la orilla una familia discutiendo acaloradamente,
gritándose con gran ira. Preguntó a sus discípulos:
“¿Por
qué la gente grita cuando están enojados?”
Dijo
uno:
“Perdemos
nuestra calma y gritamos.”
“Pero,
¿por qué gritar si la otra persona está a tu lado? Podrías decirle lo mismo en
tono suave”, afirmó el maestro.
Algunos
dieron respuestas que los otros no aceptaron. Dijo el sabio:
“Cuando
dos están molestos, sus corazones se alejan. Para cubrir la distancia que
los separa, deberán gritar para oírse. Mientras más irritados están, más
fuertemente tendrán que gritarse.
¿Qué
sucede cuando dos personas se enamoran? No se gritan sino que conversan
suavemente, porque sus corazones están muy cercanos. No hay distancia
entre ellos o en todo caso es mínima.
Cuando
su amor florece, ¿qué sucede? Ya no hablan, tan sólo se murmullan: su amor los
va acercando. Finalmente, no necesitan siquiera del murmullo: se miran y se
comprenden. Así es cuando el amor une dos personas.
Entonces,
cuando discutas con alguien no permitas que sus corazones se alejen. No digas
palabras que los distancien aún más, porque llegará el día cuando la distancia
sea tan grande que no encuentres el camino de regreso.”
Somos
lo que elegimos, lo que optamos. Dios no impone nada, solamente ofrece, dejando
al hombre la libertad de decidir. Muchos prefieren las joyas, los automóviles,
los caminos fáciles.
Hay
caminos para los más variados deseos, pero hay cosas que la herrumbre no
corroe. Son los ideales nobles, el bien, la fraternidad, la alegría, el
Evangelio. ¿Porqué será tan difícil preferir la paz en lugar de la guerra, el
amor en lugar del odio, la generosidad en lugar del egoísmo, la acción en lugar
de la comodidad, la confianza en lugar del orgullo, el perdón en lugar de la
envidia, el desprendimiento y la pobreza en lugar de la satisfacción, el
corazón de niño en lugar de la vanidad?
¿Por
qué será tan difícil elegir al Creador en lugar de la criatura, el sacrificio,
la renuncia, lo correcto, lo humano, el deber, en lugar del placer?
¡Ojalá
todos sepamos tomar la decisión correcta: padres, madres, jóvenes, niños! Y es
que constantemente debemos decidir.
Podemos
siempre escoger lo mejor: la luz en lugar de las tinieblas; la comunión de vida
en lugar de la soledad; la verdad en lugar de la mentira; Dios, los hombres, la
familia, en lugar de la irresponsabilidad.
Para
ser feliz, decídete por lo verdadero, lo justo, lo difícil. Felicidad es
sinónimo de sacrificio, de renuncia, de abnegación.
El
mundo necesita de fraternidad, que depende de ti y de lo que elijas. Trata con
amabilidad a todos: el que encuentras no es tu enemigo ni tu competidor.
Es un hermano a quien debes tratar con amabilidad.
No
rezongues con el fin de desahogarte. Busca consolar, más que ser
consolado. Y, aunque sea sin darte cuenta, serán recompensadas las
bondades de tu corazón.
Nunca
es tarde para cambiar de actitud, para dominar tus impulsos, para pulir tu
carácter, para controlar tu lengua, para hacer el bien, para ser hermano, para
decir cuenta conmigo. La decisión es tuya. Piensa antes de actuar y elige
siempre lo mejor, el camino que el Señor te pone por delante.
Y
cuando tengas que discutir, no alejes tu corazón. Controla el tono de tu voz. Siempre
saldrás beneficiado.
Bendiciones
y paz.
Mis cuentos aparecen
publicados en Catholic.net
Este cuento aparece
publicado en la página 143 de mi libro “¡Descúbrete!
Historias y cuentos para ser feliz”. Disponible en Papelería Villa Olga, teléfono
809 583 4165, Santiago; Librerías Paulinas, La Sirena y Librería
Cuesta.
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