¿Por qué es sagrada la familia?

Familia Hoy | Andrea Safier/ADH

¿Por qué es sagrada la familia?

Quienes rechazan la familia como un ámbito de dependencia bajo la autoridad del “padre de la familia”, no van a considerar que sea “sagrada”. Y tienen razón, al no conectar con el antiguo régimen patriarcal. Quienes inmediatamente se habla de familia evocan un cuadro de padres adultos y niños recién nacidos o menores, se quedaron en una etapa de la familia. Quienes han tenido experiencias intensas de la vida de familia, saben que hoy más bien tenemos que hablar de familias.

Hoy compartimos la preocupación por las familias, amenazadas desde dentro y desde fuera. La realidad familiar se vive de manera muy diferente a siglos pasados y reconocemos que hay valores que cultivar -no simple costumbres que mantener- y es necesario reconocer las dificultades que enfrentan las familias -en sus procesos de vida, en sus relaciones hacia fuera, en un mundo donde hay sectores sociales que incluso cuestionan la “importancia” de la familia.

Sagrada Familia de Nazaret -José, María y Jesús-, desde ella proclamamos el valor de la familia auténtica, realizándose dentro de los condicionamientos propios y abiertas al futuro, queriendo ser una comunidad de lazos amorosos, existencia fecunda y procreadora, solidaria

En los grandes cambios experimentados por la humanidad, las familias sienten los efectos positivos y negativos de dichos cambios. En nuestra época, el ritmo acelerado de vida, la precariedad socioeconómica, el consumismo, entre otros, fracturan el entorno de la familia y se requiere un esfuerzo constante, incluso antes las ideologías y los sistemas político-económico que quieren controlar la vida intrafamiliar, estableciendo políticas que impiden a los progenitores formarse y formar una familia unida, estable, solidaria entre sí y abierta a la realidad del mundo.

Pero seguimos creyendo y de paso, los cristianos celebramos a la Sagrada Familia de Nazaret -José, María y Jesús- y desde ella proclamamos el valor de la familia auténtica, realizada dentro de los condicionamientos propios, pero queriendo ser una comunidad de lazos amorosos, existencia fecunda y procreadora. Miramos hacia la Familia de Nazaret y creemos que hay elementos que la hacen sagrada: la presencia de los padres, amorosos y abiertos al don de Dios. Del fruto de la fecundidad del amor (bajo el signo del Espíritu Santo) que es el Hijo que el Padre ha querido que nazca en el seno de una familia y lo confía a María y José.

La fiesta de la Familia de Nazaret nos ofrece una gran oportunidad y nos invita a reconocer en cada familia, una expresión del misterio del amor que crea comunión, que está abierta a la vida, que establece relaciones de convivencia, que aprende a resolver los conflictos y a creer en la paz y la reconciliación.

Así comprendemos la Sagrada Familia. Llamada no a vivir “juntos” simplemente, sino a creer que la vida familiar es un espacio de crecimiento, de amor compartido, de esfuerzos para avanzar hacia el futuro. Creemos en el misterio de la familia, porque allí, en el centro, habita Dios, como habitó Jesús entre nosotros con José y María, en el hogar que el Padre quiso que tuviese su Hijo, para que la Encarnación fuera real y asumida con todas sus consecuencias.