Mariología | Juan Corona Estévez, MSC
María,
mujer solidaria con los pobres
La Iglesia Latinoamericana, en Medellín
(1968), supo releer el Vaticano II desde la realidad de América Latina. De este
encuentro surge una nueva imagen de Iglesia, la cual, según Víctor Codina opta por
los pobres, por el pueblo, por su liberación integral y por las comunidades
eclesiales de base. Este documento, en realidad, no es un tratado para abordar
el tema sobre María, pero lo que quiero enfatizar es que el hecho de releer el
Concilio y proponer una nueva imagen de Iglesia, supone también nuevas consecuencias
en la mariología. O sea, por esta relación entre María y la Iglesia, “a una
eclesiología liberadora corresponderá una mariología liberadora”.
En la opinión del teólogo Codina, en Puebla
(1979), la mariología adquiere una dimensión más cercana a los pobres y al
pueblo. En esta Conferencia se nos habla de María como “un gran signo, de
rostro maternal y misericordioso, de la cercanía del Padre y de Cristo” (DP 282-291).
Ahora bien, esta misericordia maternal de Dios, de la que María es signo y
sacramento, no es otra que la ternura de Dios hacia los pobres a los que
defiende y ama. En ese sentido, la madre de Jesús personifica “la opción
preferencial de Dios por los pobres, el triunfo de Dios en lo débil, la
parcialidad de Dios hacia los que sufren la injusticia del poderoso” (DP 1142).
Por su función maternal que ejerce en los hijos e hijas de Dios inspira y nutre las motivaciones de los cristianos que luchan por la liberación y la justicia
Esta referencia a María en torno al
tema de la liberación cristiana e integral de los pobres surge del encuentro
entre la devoción popular mariana y la movilización de las personas que buscan
establecer su dignidad, sus derechos y su libertad, vulnerados muchas veces por
un sistema social y políticamente injusto. Por eso, el lugar de María en la
liberación cobra un sentido mucho más profundo, ya que ella nos revela con
su testimonio de vida las grandes actitudes cristianas. Es decir, por su
función maternal que ejerce en los hijos e hijas de Dios inspira y nutre las
motivaciones de los cristianos que luchan por la liberación y la justicia.
Asimismo, con su presencia se convierte para nosotros en signo que alimenta la
esperanza cristiana.
Como hemos visto hasta ahora, esta
opción por los pobres en María no es solo un hecho evangélico, sino también un
aspecto de la devoción popular, donde el pueblo sencillo siente en la
Virgen a una mujer cercana quien le acompaña en sus luchas. En el contexto del Magníficat
(cfr. Lc 1,46-55), ella proclama la liberación de los pobres y de los
oprimidos, se hace consciente y solidaria de las miserias del pueblo de Israel
y participa en el anhelo de liberación e integra a su pueblo un horizonte de esperanza
(cfr. Codina, V., Mariología desde los pobres, 1984, pp.189-207).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...