Fe y Vida | Amigo del Hogar
Gnosticismo: sutil enemigo de la santidad
Una certeza guÃa el accionar
de los cristianos: la
santidad de una persona se mide con su práctica del amor, no con la acumulación
de datos ortodoxos que se posean. El papa Francisco advierte con insistencia
acerca de los llamados "gnósticos", los intelectuales que intentan
"tener atado a Jesús y el evangelio" con sus constructos y teorÃas. O
los de su escuela teológica.
Son los que creen "que con sus explicaciones ellos pueden hacer perfectamente comprensible
toda la fe y todo el Evangelio. Absolutizan sus propias teorÃas y obligan a
los demás a someterse a los razonamientos que ellos usan. Una cosa es un sano y
humilde uso de la razón para reflexionar sobre la enseñanza teológica y moral
del Evangelio; otra es pretender reducir la enseñanza de Jesús a una lógica
frÃa y dura que busca dominarlo todo".
Contra ellos cita a San Buenaventura, que pide menos
"operaciones intelectuales" y "más unción", "poco a la
lengua, mucho a la alegrÃa interior" (Itinerario de la mente a Dios, VII,
4-5).
Pone más adelante el ejemplo de San Francisco de AsÃs
que dijo a San Antonio de Padua: "Me
agrada que enseñes sagrada teologÃa a los hermanos con tal que en el estudio de
la misma no apagues el espÃritu de oración y de devoción".
El Papa Francisco insiste contra el gnosticismo:
"es una de las peores ideologÃas, ya que, al mismo tiempo que exalta indebidamente el conocimiento o una
determinada experiencia, considera que su propia visión de la realidad es la
perfección".
El gnosticismo, dice, «por su propia naturaleza quiere domesticar el misterio», tanto
el misterio de Dios y de su gracia, como el misterio de la vida de los demás.
Cuando alguien tiene respuestas a todas las preguntas, demuestra que no está en
un sano camino y es posible que sea un falso profeta, que usa la religión en
beneficio propio, al servicio de sus elucubraciones psicológicas y mentales.
Dios nos supera
infinitamente, siempre es
una sorpresa y no somos nosotros los que decidimos en qué circunstancia
histórica encontrarlo, ya que no depende de nosotros determinar el tiempo y el
lugar del encuentro. Quien lo quiere todo claro y seguro pretende dominar la
trascendencia de Dios", insiste el PontÃfice.
Dios puede
estar en vidas muy extrañas
"Tampoco
se puede pretender definir dónde no está Dios, porque él está misteriosamente
en la vida de toda persona, está en la vida de cada uno como él quiere, y no podemos negarlo con nuestras
supuestas certezas. Aun cuando la existencia de alguien haya sido un desastre,
aun cuando lo veamos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su
vida. Si nos dejamos guiar por el
EspÃritu más que por nuestros razonamientos, podemos y debemos buscar al Señor
en toda vida humana. Esto es parte del misterio que las mentalidades
gnósticas terminan rechazando, porque no lo pueden controlar".
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