Evangelizar Hoy | Jesús
Espeja
Exigencia de nueva evangelización
Desde hace unos años en la Iglesia se viene hablando
sobre la urgencia de una nueva evangelización; y Benedicto XVI quiere que el
tema central en el 2012 sea “La nueva evangelización para transmitir la fe
cristiana” ¿Qué implica este proyecto?
Nueva evangelización no significa desautorizar sin más la
evangelización que se ha hecho en tiempos pasados. Tampoco significa
reconquistar posiciones perdidas. Aunque quizás en República Dominicana el
fenómeno es menos perceptible, en la modernidad se ha dado y sigue dándose un
proceso de emancipación de las instituciones seculares respecto a lo religioso;
y el Vaticano II dejó bien claro que la presencia pública de la Iglesia no es
de poder político ni económico, sino que debe ser un testimonio vivo del
Evangelio. Por eso la nueva evangelización no quiere decir reconquista de poder
político o económico que en otros tiempos pudo tener la Iglesia.
'¿Acaso éstos no son hombres?'. El interrogante sin duda sigue teniendo actualidad en la sociedad de República Dominicana y en el mundo
Nueva evangelización significa nuevo fervor y nuevos métodos
para transmitir la fe cristiana que, si bien es siempre la misma porque el
Evangelio no cambia, tiene lugar dentro de una historia cambiante y exige
distintas versiones según tiempos y culturas. Ya el concilio Vaticano II hace
cincuenta años constató: “el género humano se halla en un periodo nuevo de su
historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente
se extienden al universo entero”. Hoy estos cambios son más rápidos y la
primera década del nuevo milenio viene marcada por una pérdida de equilibrio y
falta de referencias.
En la nueva situación los cristianos debemos actualizar
nuestra fe, si realmente creemos que puede aportar luz y fuerza para caminar
hacia más humanidad que todos necesitamos y en el fondo todos anhelamos. Los
nuevos desafíos no permiten un espiritualismo evasivo tratando de salvarse cada
uno en su grupo sin querer saber nada de la nueva situación cultural. Tampoco
vale seguir sin más con prácticas hasta ahora consolidadas y costumbres
religiosas que se repiten rutinariamente. Debemos preguntarnos sobre el sentido
de nuestros métodos y lenguajes en la evangelización o transmisión de la fe.
Pero el interrogante más radical no está en el método
empleado para evangelizar sino en el “nuevo fervor”. La necesidad de un
crecimiento en la vida de la Iglesia. Sin esta maduración de los cristianos en
la fe, los nuevos métodos no rebasarán lo superficial. Acabamos de celebrar los
quinientos años de aquel gesto profético que los dominicos tuvieron en el s.
XVI. Precisamente aquí, en el corazón de Santo Domingo. El Sermón de Montesinos
defendiendo a los indígenas y denunciando los abusos de los conquistadores
inhumanos, brotó de un fervor evangélico que une lo divino y lo humano: “¿Acaso
éstos no son hombres?”. El interrogante sin duda sigue teniendo actualidad en
la sociedad de República Dominicana y en el mundo. La nueva evangelización
exige que los cristianos avivemos ese fervor que respiraron aquellos profetas.
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