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    viernes, 21 de mayo de 2021

    Puntualizaciones sobre el tema de Dios


    La mirada del Padre Riera | P. Isaac Riera, MSC




    Puntualizaciones sobre el tema de Dios

     

    La creencia, la no creencia o las dudas sobre Dios, que experimentamos los humanos, es el tema fundamental de la vida, y, sin embargo, nunca se explica bien. Son muchas las opiniones, los prejuicios, los sentimientos sobre la idea de Dios, casi siempre desacertados, y de ahí la necesidad de clarificar este tema, aunque sea con brevedad.

     

    Dados los prejuicios que suscita en mucha gente la palabra ´Dios´ hay que decir que es una palabra relativamente moderna, y que podía ser sustituida por el bien infinito, Justicia Eterna, Mente Cósmica o Amor Misericordioso

     

    Ante todo, se ha de decir que el sentimiento religioso, en sus múltiples manifestaciones, es un hecho constitutivo de la naturaleza humana, probablemente el más antiguo y universal, porque ya el hombre Neanderthal enterraba a sus muertos con creencias de ultratumba. Hasta el siglo veinte, todas las civilizaciones sin excepción, se asentaron sobre la creencia religiosa en Dios y el ateísmo era inconcebible. Pensemos, en la civilización egipcia, en el hinduismo, en el Islam, y en el cristianismo, y en otros ejemplos innumerables.

     

    El gran tema de la filosofía. Es una opinión generalizada que el tema de Dios es de carácter religioso, pero no es así, pues lo plantea la reflexión al profundizar en la vida humana y el mundo. Es decir, el tema de Dios es el gran tema de la filosofía. De hecho, todos los grandes filósofos -Platón, Aristóteles, Buda, Lao-Tsé, etc., ponen a Dios como culmen de su filosofía. Cuando se dice que admitir a Dios es incompatible con la ciencia moderna, se comete un gran disparate, ya que, como dice Kant, la ciencia se mueve en el ámbito de los hechos materiales, no en el filosófico, y jamás, siguiendo su método, podrá concluir que no existe Dios o que exista.

     

    Aunque no pertenezca al ámbito de ciencia, grandes científicos modernos como Galileo, Newton, Max Plank, Einstein, entre otros, admiten la existencia de Dios como última explicación del mundo, cumpliéndose así lo que decía F. Bacon: “la poca ciencia aleja de Dios, pero la mucha nos acerca a él”.

     

    Siendo el tema de Dios un tema filosófico más que del sentimiento, no hay que extrañarse de que la mayoría de personas en nuestro mundo se inclinan teóricamente por su existencia, aunque no practiquen ninguna religión y vivan como si Dios no existiera. Es una incongruente más de las muchas que tiene la condición humana.

     

    No obstante, el tema de Dios va normalmente unido a la religión, pues implica su culto y adoración, la referencia última del destino humano, y sanción final de nuestros actos buenos o malos. Se comprende, por tanto, que el odio o el amor a Dios, tal como vemos a lo largo de la historia humana. Dados los prejuicios que suscita en mucha gente la palabra ´Dios´ hay que decir que es una palabra relativamente moderna, y que podía ser sustituida por el bien infinito, Justicia Eterna, Mente Cósmica o Amor Misericordioso, tal como lo han definido muchos filósofos y teólogos. Esta terminología, más apropiada, disiparía infinidad de prejuicios.

     

    Cuando se niega a Dios, los hombres necesitamos sustituirles por ídolos, aunque sean ideologías humanas perversas, tal dice Chersteton: “Los que no creen en Dios, tienden a creer en cualquier cosa”. ¿Se puede entender que en el siglo veinte, por ejemplo, hayan dado sus vidas millones de personas en nombre de ideologías ateas y genocidas?

     

    Intentar comprender con la razón. Hay que creer en Dios y en su amor misericordioso por los hombres, pero el mayor peligro del creyente es intentar entender con nuestra razón su presencia en el mundo. Porque proyectamos en Dios nuestra idea del bien y del mal, de la justicia y de la injusticia, de las desgracias incomprensibles según nuestros criterios humanos, sin darnos cuenta de que todo lo relativo a Dios no es un problema, sino un misterio.

     

    A pesar de que el increencia en Dios vaya creciendo en los tiempos modernos y que ciertos totalitarismos políticos, como el marxismo, hayan hecho del ateísmo su esfuerzo fundamental, será imposible erradicar del mundo la idea y creencia en Dios, a juzgar por las estadísticas. En la actualidad, más del cincuenta por ciento declara creer en Dios, el sesenta y nueve por ciento practica una religión y Sólo dicen que son ateos un exiguo quince por ciento. Para terminar, un sociólogo moderno opina, creo que muy acertadamente, lo siguiente: “Las civilizaciones humanas surgieron cuando los hombres se sometieron a los dioses, y terminarán cuando los hombres quieran convertirse ellos mismos en dioses”. ¿Estamos a la puerta de que esto ocurra?

     

     

     

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