Espiritualidad del Corazón | Hans Kwakman, MSC/CorNovum
En el matrimonio y
la vida familiar
Conexión entre amor
y perdón
En su epístola “Amoris Laetitia”, “La Alegría del Amor”, el
Papa Francisco habla a menudo de la conexión entre Amor y Perdón. Toda familia
sabe cómo el egoísmo, el desacuerdo, las tensiones y los conflictos pueden
amenazar la vida familiar y causar un gran daño. (AL 106). Aun así, los esposos
tienen a veces que enfrentarse demasiado pronto a problemas matrimoniales, sin
tener la paciencia para reflexionar antes y hacer el sacrificio del perdón
recíproco. (AL 41). El Papa es muy consciente de que el perdón no es fácil, ya
que requiere una tolerancia generosa y la intención de comprender el punto
débil del otro. El perdón, sin embargo, elimina la amargura de nuestros
corazones antes de que empecemos a discutir nuestras discrepancias. (AL 105).
Para poder perdonar al otro es bueno volverse primero hacia
uno mismo, dice el Papa. Por ejemplo, podríamos preguntarnos en qué medida
nuestro propio comportamiento ha contribuido a una situación tensa. ¿Tal vez
hemos estado demasiado alejados el uno del otro, o hemos sido tibios al mostrar
afecto? Para poder perdonar a los demás, primero debemos perdonarnos nosotros.
El propio conocimiento puede tener un efecto liberador, mientras que culpar a
la otra persona puede hacernos sentir bien, pero podría ser el camino
equivocado. (AL 107).
Por tanto, el Papa nos insta a reflexionar sobre nuestra
propia historia, para aceptarnos con nuestras limitaciones y perdonarnos. Esto
nos ayudará a adoptar la misma actitud hacia el otro. (AL 107). Además, si
sabemos que Dios nos perdona siempre y que contamos con su amor incondicional,
también podremos perdonar a los demás aun cuando hayan sido injustos con
nosotros. De otro modo, escribe el Papa, “nuestra vida en familia ya no será un
lugar de comprensión, apoyo y estímulo, sino de constante tensión y de mutua
crítica” (AL 108).
Momento de
reflexión
“El fín unitivo
del matrimonio
es una llamada
constante
a hacer crecer un
profundo amor.
A través de su
unión en el amor,
los esposos
experimentan
la belleza de la
paternidad y la maternidad
y comparten
proyectos y fatigas, deseos y aficiones.
Aprenden a
cuidarse el uno al otro y a perdonarse.
En ese amor celebran sus momentos felices
y se apoyan
mutuamente
en los episodios
difíciles de su vida juntos.
La belleza de
darse recíproca y gratuitamente,
la alegría por la
nueva vida que nace
y el cuidado
amoroso de todos los miembros de la familia
- desde los
pequeños a los ancianos -
son solo algunos
de los frutos
que hacen la
respuesta a la vocación de la familia
única e
insustituible”.
(Papa
Francisco, Amoris Laetitia 88)
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