Desde los Tejados | Manuel Maza Sj
El atrevido desafío cristiano
Un día sobrevolé Santo Domingo en helicóptero. Me
impresionaron dos cosas: los inmensos centros comerciales y el caótico y
creciente mar de ranchos que arropa la capital.
Los entendidos podrán mostrar que nuestro
desarrollo consumista, ni satisface a nadie, ni vence la pobreza.
No satisface, porque los que consumen siempre
necesitan nuevos y más exquisitos entretenimientos: alcohol, alucinógenos,
experiencias chulas. No derrota la pobreza, porque ese consumo no desarrolla
puestos de trabajo.
No hay más que mirar los campos vacíos, y el
avejonear de los motoconchos, moscas ruidosas sobre el cadáver maloliente de
las ilusiones perdidas de muchos “campitaleños” y “monumentados”.
En el Evangelio de hoy, (Juan 6, 24 – 35) Jesús
enseña: “trabajen, no por el alimento que perece, sino por el que perdura y da
vida eterna”.
¿Cuál será el alimento que perdura? Jesús enseñó:
el hacer la voluntad de Dios es el verdadero alimento (Juan 4, 34). Es decir,
cuando hacemos el bien, cuando creamos oportunidades para que otros vivan y se
ganen la vida, cuando trabajamos, porque nosotros y los que nos rodean pongamos
a rendir los talentos que Dios nos ha dado, ¡eso es lo que llena y perdura!
Da pena ver a gente de talento y poder hambreando
satisfacciones y gusticos para sus vidas vacías. ¡Qué país tendríamos, si el
talento y recursos, que algunos emplean en fabricarse vidas exquisitas, se
empleasen en poner a rendir este pueblo y su naturaleza paradisíaca!
Jesús se atrevió a enseñar: “el que viene a mí no
pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed”.
Hambre y sed simbolizan las aspiraciones humanas.
Esa hambre y sed que sentimos de ver a los dominicanos ganándose la vida
honestamente, se colmará, si acogiendo la propuesta de Jesús caminamos la ruta
de la solidaridad inteligente que respeta, empodera, exige y organiza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...