Valores | Lic. Audy Sánchez/ADH
Padres
e hijos: ¿Qué deben hacer para ser personas de bien según la Biblia?
La
Biblia es el libro más instructivo y edificante jamás visto. Siempre tiene una
respuesta para todo y todos, en especial para la familia, por tanto, ¿Qué deben
hacer los padres, así como los hijos para ser personas de bien según la Biblia?
Por su parte, los padres deben ser instructores, proveedores y disciplinar en
Dios, mientras que los hijos deben ser obedientes, honrados y buscar los medios
para alegrar a sus padres.
Instruir
y obedecer
“Instruye
al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará” (Prov. 22,6).
Instruirlo no sólo con palabras es muy importante, pero también con el bien
actuar constante, para que los niños tengan un excelente ejemplo frente a ellos
y no exista excusa para hacer las cosas correctamente.
“Hijo
mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de
tu madre” (Prov. 6,20). Los principales edificadores del hogar y los más
seguros para construir hijos de bien, son los padres. Hijos obedezcan a su
padre, siempre y cuando no sea en una mala acción o actitud, así como no
abandonar las enseñanzas de la persona que, posiblemente, más te ama: tu madre.
Proveer
y alegrar, no menospreciar
“El padre que no provee para los suyos ha negado la fe y es peor que un incrédulo” (1 Tim 5,8). Los padres no sólo deben proveer a los hijos de alimentos, además, deben proveer una buena formación, para formar personas de bien, y una excelente educación, para que puedan contribuir a la sociedad y evitar el título de incrédulo o negador de fe.
“El
hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su
madre” (Prov. 15,20). Si eres un hijo sabio alegrarás a ambos padres, mientras
si eres un hijo necio, igual, los menospreciarás a los dos. Procura ser sabio
obedeciendo a tus padres e imitando sus buenos ejemplos.
Disciplinar
y honrar
“Hijo
honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en
la tierra que te da el Señor tu Dios” (Ex 20,12). Es una de las reflexiones más
sabias, ya que el único beneficiado es el hijo, que también proporcionará
orgullo a los padres.
“Y
ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina
e instrucción del Señor” (Ef. 6,4). Los padres deben ser pacientes, evitar que
sus hijos se enojen y se cierren a ellos, por lo que deben ser disciplinados
con amor en las instrucciones del Señor.
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