Actualidad Mundial | Ecclesia
Brasil conmemora a la Virgen de Aparecida y los noventa años del Cristo
de Corcovado
La Iglesia en
Brasil está estos días de aniversario. Se cumplen 90 años de la
construcción del majestuoso Cristo de Corcovado y de la proclamación de la
Virgen de Nuestra Señora de Aparecida como patrona del país. Por tal
motivo, y para profundizar más en la identidad de la fe, el santuario mariano
ha acogido una novena que tiene por tema «Con María, somos Pueblo de Dios unido
por la Alianza».
«Apareciendo
en las aguas fangosas del río Paraíba do Sul en 1717, la Virgen Negra es la
Madre de la ternura y la esperanza, que nos ayuda a ser pueblo de la Alianza»,
ha dicho el padre Eduardo Catalfo, rector del santuario nacional.
La novena
concluyó el día 12 y ha estado centrada en la historia del Éxodo. La primera
fachada del santuario está siendo decorada con mosaicos vinculados al Éxodo,
precisamente. El artista que se encarga del proyecto es el jesuita
esloveno Marko Iván Rupnik.
El Cristo de Corcovado, símbolo de Brasil
Los actos
relacionados con el aniversario de la erección del Cristo Redentor del Corcovado
se extienden hasta el día 16 y tienen lugar en la catedral de San Sebastián de
Río de Janeiro. El
recinto religioso ofrece estos días alimentos y servicios gratuitos de salud a
la población más vulnerable, así como eventos musicales y exposiciones y
conferencias relacionadas con el medio ambiente. La programación está inspirada
en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que persiguen la
eliminación del hambre y la pobreza, el acceso a la salud y la promoción de
energías limpias, entre otros objetivos.
El acto
central del aniversario, no obstante, fue la solemne Eucaristía que el día 12
presidió el cardenal Orani João Tempesta, arzobispo de la
archidiócesis, en la catedral de San Sebastián. Fue una ceremonia sobria y
modesta a la que solo asistieron autoridades civiles y religiosas por mor de la
covid-19 —el país ha superado ya las 600.000 muertes y 21,5 millones de
contagios— y en la que fueron presentadas las medallas y la colección de sellos
conmemorativas de la efeméride.
El Cristo
Redentor de Brasil está considerado una de las siete maravillas del mundo
moderno y constituye, probablemente, el principal atractivo turístico del país. Levantado a 720 metros sobre el
nivel del mar, en el cerro de Corcovado, la escultura es de cemento armado, tiene
38 metros de altura (unos 13 pisos) y pesa 1.145 toneladas. Fue construida en
cinco años, e inaugurada el 12 de octubre de 1931.
Muere a los 101 años el obispo Antonio Affonso de
Miranda: condolencias del episcopado
La Conferencia
Nacional de Obispos de Brasil, por último, ha expresado sus condolencias tras
el fallecimiento el pasado día 11, en la ciudad de Juiz de Fora (Mato Grosso),
del obispo emérito de Taubaté (São Paulo), Antonio Affonso de Miranda,
sf. Con sus 101 años, era uno de los prelados más longevos del mundo.
«Damos gracias
a Dios por la contribución que el obispo dio a la Iglesia en Brasil, a la
Congregación de los Sacramentos de Nuestra Señora, especialmente a las diócesis
de Lorena y Taubaté, ambas en São Paulo, y a la Comunidad Canção Nova,
sirviéndolas como un faro para señalar caminos y horizontes pastorales», dice
la nota de la presidencia del episcopado. «Predicador respetado, gran
administrador y partidario de pastorales y movimientos laicos —añade—, Dom
Antonio también es reconocido como un intelectual de renombre, admirado por el
episcopado brasileño. Escritor refinado, ha producido más de 40 libros sobre
diversos temas, entre los que se encuentran Teología, Mariología, Catequesis,
Formación Moral, Pastoral e incluso uno de poemas».
Miranda
pertenecía a la Congregación de los Sacramentos de Nuestra Señora, de la que
fue superior general. Fue ordenado sacerdote en 1945 y consagrado obispo en
1972. Su primera sede fue la diócesis de Lorena, que pastoreó durante cinco
años. En 1977 fue nombrado obispo coadjutor con derecho a sucesión de la de
Campanha, que gobernó hasta su traslado a Taubaté. Juan Pablo II le
aceptó la renuncia el 22 de mayo de 1996.
El obispo ha
sido enterrado en su localidad natal de Cipotãnea, Estado de Minas
Gerais. De este pequeño municipio (unos 7.000 habitantes) han salido en
el último siglo cinco obispos y más de sesenta sacerdotes.
Publicado
por Revista Ecclesia
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