Meditación | Sandy Yanilda Fermín
El Santísimo Sacramento
El señor ha estado grande con
nosotros y estamos alegres (Salmo 125), así dijo nuestro ministro Robert Beltrán,
el día 3 de octubre 2021, que nuestra capilla Santísimo Sacramento, fue honrada con la inauguración de la entrada
triunfal del Santísimo. La celebración fue realizada por nuestro párroco
Roberto Solano y fue revestida con ángeles que danzaron junto a nosotros con la
danza inspirada en la canción: ¡El Rey de la Gloria de Rubén Parra! ¡Puertas levanten sus dinteles, que va a
entrar el Rey de la Gloria, quién es el Rey, es el Rey de la Gloria!! Ya
han pasado varios días, y aún continúo en mi mente cantando esa canción.
Fue la primera vez que participé en la
inauguración de un Santísimo. Fue la primera vez que dancé para el Señor,
sirviendo de custodia. Fue la primera vez en sentir una función especial, de estar rodeada de niños que parecían ángeles
danzando para el Señor. De repente aparecieron unas lágrimas encontradas,
el Espíritu Santo obrando, una sonrisa, una alegría desbordante.
Nos dejamos seducir por el Señor con su mirada, y cómo no amarle y cómo no
seguirle, como dice la canción, “es
imposible amarte y no seguirte”. Todo inició un día donde queríamos tener
esa gracia en nuestra capilla, no había un plan, simplemente como dice
Malaquías 3, 1: “Envío delante de mí a mi mensajero, voy a enviar a mi mensajero para despejar el camino, pues pronto
entrará en su santuario el Señor, fíjense que ya llega el mensajero de la Alianza que ustedes tanto han esperado”. Y así fue, recibimos un ángel junto
a su esposa y a su niña, y nosotros junto a ellos, fuimos los mensajeros para
preparar su Santuario.
El Espíritu Santo nos fue guiando.
Tocando puertas de muchos corazones que realizaron su colaboración, trabajo y
oración, para tener un lugar santo donde poder ir a refugiarnos. Y hoy tenemos
que dar gracias a Dios de ir a sus pies, a ver su majestuosidad, su gloria y
poder, y como él se manifiesta y demostró su amor y su alegría junto a María,
su madre.
Misión cumplida
Con cada trabajo, cada espacio, cada
logro, fuimos orando con el Espíritu Santo, el hizo todo posible. Una de las
hermanas dijo que no durmió una noche, el Espíritu Santo la guió para decorar
el lugar como él lo quería. En los momentos que pensábamos que no podíamos
continuar, insistíamos orando. La actividad se suspendió en varias ocasiones y
la última vez en la mañana. Dios mismo, permitió que la hiciéramos en la tarde,
el no quería prisa, el quería que todo fuera en paz, tranquilidad, en su tiempo
infinito, en su medida, y todo fue por medio de la Gracia y misericordia del Espíritu
Santo. El trabajo no ha terminado, ahora
es que ha iniciado. “A trabajar juntos por el Reino”.
El plan de Dios es perfecto. Su
presencia Santa, nos inundó y actuó el señor, cuando juntos cantamos: “El Señor nos ha reunido junto a él, él Señor
nos ha invitado a estar con él, en su mesa hay amor, la promesa del perdón”.
¡Gracias Dios por darnos tanto!
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