La Iglesia Hoy | Manuel Cubías - Sofía Lobos/VN
Sor
Suyapa: "La cultura afro todavía espera el anuncio inculturado del
Evangelio"
"Para lograr una auténtica inculturación del Evangelio en los
pueblos y comunidades afrodescendientes, hay que dejar de ignorar las raíces de
su historia y empezar a valorar la riqueza de sus lenguas, tradiciones y modos
de relacionarse con Dios", son las palabras de Sor María Suyapa Cacho
Álvarez, Hija de la caridad de San Vicente de Paúl, que trabaja desde hace más
de cinco años con la pastoral afrogarífuna en Centro y Norte América con sede
en Honduras.
"Describo mi trabajo evangelizador como un
camino que genera vida en la evangelización desde las raíces más profundas de
las culturas afroamericanas donde se encuentra el soplo del Espíritu de Dios.
Un camino nuevo de anuncio del Evangelio tomando en cuenta los valores y
expresiones culturales de los pueblos", son las palabras de Sor María Suyapa Cacho Álvarez, Hija de la
caridad de San Vicente de Paúl, hondureña que trabaja desde hace más de cinco
años con la pastoral afrogarífuna en Centro América y quien además es
representante de la Pastoral afro latinoamericana en el actual Sínodo de los
Obispos sobre la sinodalidad, inaugurado en Roma por el Papa Francisco el
pasado 10 de octubre.
Los pueblos de la cultura afro son de Dios
Entrevistada por Manuel Cubías de Vatican News en español, la religiosa
profundiza sobre la importancia de recordar que los pueblos de la cultura afro
son pueblos de Dios, "ya que en ellos Él se hace presente y se
recrea".
Asimismo, Sor María Suyapa describe cómo se vive la dimensión de
inculturación del Evangelio en estas culturas:
"Considero que si no se toma en cuenta la
evangelización desde las raíces más profundas de la cultura de los pueblos, se
les estaría negando el derecho y el sueño de Dios para estas personas, su
liberación, su dignidad", afirma la
religiosa destacando que para lograr la inculturación del Evangelio es
necesario vivir un proceso de conversión pastoral eclesial que implique "un
acompañamiento cercano y respetuoso en el caminar profético de los pueblos,
donde haya espacio para la evangelización, la escucha, el aprendizaje, la
admiración y la acogida recíproca".
Para Sor María, lograr esta inculturación es algo parecido al "óleo
que da fuerza, la luz que ilumina, la sal que da sabor al quehacer
evangelizador desde las expresiones evangélicas que nutren, levantan, dan ánimo
y hace vibrar una alegría contagiosa de estos pueblos".
Esperando el anuncio inculturado del Evangelio
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer en relación a la misión
de inculturizar la Buena Nueva en las comunidades
afrodescendientes:
“Aún estamos en la espera, como la Virgen María,
del anuncio inculturado del Evangelio en la cultura afro, en la espera del eco
eclesial inculturado. Aún estamos a la espera de ser asumidos con seriedad y
compromiso por las autoridades eclesiales en esta inculturación sobre todo en
cuanto a las lenguas, expresiones religiosas propias, símbolos, ritos,
historias sagradas, cosmovisión, identidad, tradiciones y modos de llegar a
Dios. Aún estamos a la espera de que todos estos elementos culturales formen
parte de la evangelización, catequesis, cantos, liturgia, promoción humana,
diálogo y reflexión teológica”
El temor al rechazo y a la censura de la
espiritualidad propia
Por otra parte, nuestra entrevistada reflexiona sobre algunas de las
dificultades que encuentra para llevar adelante su misión pastoral:
“Lamentablemente existe un analfabetismo
generalizado en lo que respecta a la inculturación del Evangelio en la cultura
afrodescendiente. Lo poco que estos pueblos intentan vivir, acoger y
reivindicar lo hacen con el temor de ser rechazados, marginados, discriminados
y excluidos debido a la larga historia de rechazo, aislamiento, condena y
censura que han experimentado los elementos espirituales propios de las
culturas afro”
Usar un lenguaje que conecte con la realidad
cultural
Otro punto que percibe Sor María Suyapa es la participación pasiva de
estas comunidades en el anuncio del Evangelio, condicionada en muchas
ocasiones, a la imitación, repetición y memorización:
"En su mayoría el compromiso es superficial,
hay una débil recepción y comprensión del mensaje anunciado", explica la religiosa haciendo hincapié en que esa pasividad
responde "al lenguaje y a los símbolos con los que se hace el
anuncio de Jesús que a veces resultan extraños y sin conexión con la realidad
cultural de estos pueblos".
"Sin embargo, cuando se incorporan algunos
elementos de la cultura afro se logra hacer vibrar con alegría a este pueblo de
Dios", añade la hondureña indicando que se trata de
comunidades que no dudan en compartir sus valores, enseñanzas, abriendo incluso
sus hogares a aquellos que lo necesiten.
Dificultades a la hora de lograr la inculturación
Centrándonos concretamente en el apoyo eclesial que reciben, Sor Suyapa
declara que unos pocos obispos, sacerdotes y laicos "acompañan con
su cercanía, palabras y actitudes proféticas a estas personas", aunque
también hay otros clérigos y misioneros "que permanecen
indiferentes y silenciosos", lo cual se suma a las dificultades a
la hora de lograr la plena inculturación del anuncio de Dios, ya que este "no
reconocimiento de la diversidad fomenta la censura y la agresividad".
Jóvenes: "Luchen contra la apatía"
Ante este panorama, la religiosa tiene claro que la juventud desempeña
un papel fundamental para el futuro de la evangelización, ya que debe luchar
contra la apatía que se genera a causa de la falta del compromiso serio y
cercano de la Iglesia con la realidad de las comunidades afro en su situación
de vida e identidad.
"Los jóvenes quieren y desean participar en la
Iglesia pero no son acogidos desde su realidad. Por ello -concluye Sor María Suyapa- nuestro sueño es que se haga
realidad lo que la Iglesia pide a gritos: la inculturación y el reconocimiento
de la diversidad cultural y étnica, junto con la construcción de un espacio
teológico afro para una fe profunda y auténtica".
Afrodescendientes en Centroamérica y la esclavitud
La presencia de afrodescendientes en Centroamérica, así como a lo largo
de toda la costa atlántica va estrechamente ligada a la trágica historia de la
esclavitud humana y la explotación de los pueblos africanos que durante siglos
fueron tratados como mercancía de cambio y vendidos como esclavos.
En condiciones inhumanas, eran trasladados en barcos desde varios puntos
de África hasta América. De ahí la importancia de comprender que cuando
hablamos de afrodescendientes no se puede ignorar la enorme diversidad cultural
de la que provienen estos pueblos, ni tampoco englobarlos a todos como si
pertenecieran a un único grupo étnico.
Pueblos originarios: Los Garífuna
En el caso del pueblo garífuna, con el que trabaja la
hermana Suyapa, hablamos de una etnia afrocaribeña que llegó a Honduras, donde
se extendió tras haber sido deportada desde Jamaica: una cultura ancestral
que tiene su origen en la unión de tres culturas; la africana, arawak y
caribes. Este nuevo grupo étnico tiene su propia lengua, sistema de creencias,
alimentos y practicas ancestrales de la agricultura, danzas y cantos que se
unen a su espiritualidad.
José Idiáquez S.J. afirma que la
historia de los garífunas empieza en las costas de Africa Occidental, hacia
mediados del siglo XVII, cuando los gobiernos europeos tenían ya un muy bien
organizado comercio de esclavos. Entre 1640 y 1670, dos barcos - no se sabe si
holandeses o españoles - naufragaron frente a las costas de la pequeña isla de
San Vicente, en el arco que forman las Antillas Menores. La historia de
aquellos africanos, que venían a trabajar en las plantaciones de algodón y caña
de otras islas del Caribe, cambió inesperadamente. Los sobrevivientes de aquel
naufragio son los antepasados de los garífunas.
En el año 2001, su lengua, música y danzas fueron proclamadas «Obra
Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad» por la UNESCO. Esta
comunidad étnica celebra su día el 27 de noviembre de cada año.
Uno de los problemas más recurrentes que este grupo étnico vive es la
marginación por parte del Estado, razón por la cual miles de jóvenes se ven
obligados a dejar sus comunidades e incluso el país para buscar mejores
condiciones de vida.
Celebrar la comunión y la reconciliación
Las ceremonias religiosas son unas formas de expresión popular en
América Latina. En muchas, los diferentes pueblos y grupos étnicos han mezclado
sus ritos y creencias con los rituales de la Iglesia católica. Una de esas
ceremonias es el rito del Dügü. La hermana Suyapa Cacho la describe así:
La ceremonia consiste en “compartir y ofrecer alimentos en comunión con
los ancestros difuntos, acompañado de tambores y maracas. Después de ofrecer a
Dios y a los ancestros, que nos legaron esta tierra, se comparten los alimentos
con todos los presentes y se deja una parte para devolverle a la madre tierra
lo que ella misma nos ha regalado de parte de Dios”.
El ritual puede durar uno o dos días, dependiendo de lo solicitado por
la familia que lidera la celebración, la cual siempre se realiza en una casa
ancestral.
En estos eventos se subrayan los valores de la comunión entre vivos y
los antepasados, la dimensión escatológica, la fraternidad, el encuentro, la
escucha del Espíritu Santo, el perdón y la reconciliación.
No ignorar las raíces ni la historia de estos
pueblos
Teniendo en cuenta esta gran diversidad a la hora de hablar de
comunidades afro, el mensaje de la Hermana María Suyapa resulta aún más
revelador: para lograr la inculturación del Evangelio en estos pueblos, hay que
dejar de ignorar las raíces de su historia, y empezar a valorar la riqueza de
sus lenguas, tradiciones y modos de relacionarse con Dios.
Publicado
por Vatican News
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