Generaciones | Salvatore Cernuzio/VN
Di
Noto: Un Sínodo de los niños no es una pérdida de tiempo
El sacerdote siciliano, fundador de la Asociación Meter, propone un
itinerario específicamente pensado para los niños con el fin de implicarlos en
el camino sinodal deseado por el Papa: "Ponerse de su lado puede crear una
Iglesia 'diferente'. Con un lenguaje adecuado, instruirlos también sobre el mal
de los abusos"
Un proceso sinodal que comience "desde abajo", pidió el Papa
para el Sínodo sobre la sinodalidad, es decir, que involucre a todo el pueblo
de Dios. El padre Fortunato Di Noto imaginando un "mini proceso
sinodal" pide que se centre en aquellos niños que a menudo son ignorados,
subestimados y, en el peor de los casos, maltratados, para escuchar sus
peticiones y deseos, para comprender lo que les gusta y lo que no les gusta de
la realidad en la que viven, para hacer reflexionar a los adultos sobre
aspectos de la vida que dan por sentados.
Un camino para los niños
Para el conocido sacerdote siciliano, es un sueño que cultiva desde hace
años, pero que siempre ha dejado de lado para dar prioridad a la lucha contra
el mal de la pederastia, que lleva a cabo desde hace unos treinta años con la
asociación Meter que fundó. Ahora el Sínodo sobre la sinodalidad convocado por
Francisco, junto con la invitación a "escuchar a todos", ha reavivado
en el padre Di Noto el deseo de crear un espacio de diálogo y discusión para y
con los más pequeños. En su parroquia de Avola ya lo ha hecho, desarrollando un
verdadero camino – estructurado según las necesidades de los niños y
adolescentes – subdividido en tres etapas, cada una con sus propias
actividades. Ahora le gustaría compartir el proyecto con otras diócesis de
Italia. "Es una esperanza, una posibilidad, pero creo que se puede hacer.
Sería bueno, en primer lugar, para nosotros los adultos", dice el
padre Fortunato Di Noto a Vatican News:
¿Cómo surgió esta idea, esta inspiración, de
iniciar un camino sinodal para niños y adolescentes?
Fue un sueño que tuve hace más de diez años. En la
Iglesia, los niños son los que nos ayudan a repensar nuestra adultez, nuestro
sentido del poder. El niño, la infancia en general, muestra el corazón mismo de
la Iglesia, la predilección de Jesús. Dios se convierte en un niño... Además de
esto, ha habido una serie de elementos e ideas que he reunido. En primer lugar,
el vademécum elaborado por la Conferencia episcopal italiana, que en un punto
invita a realizar iniciativas para los jóvenes, para no excluirlos del proceso
sinodal. A continuación, el logotipo – un hermoso logotipo – del Sínodo, en el
que un niño es el primero de la fila que representa al pueblo de Dios. La
descripción dice que los niños están al frente en este camino sinodal. Así que
pensé que los niños, adolescentes y jóvenes, con los que me encuentro cada día
como párroco, deberían participar cada vez más en este Sínodo iniciado por el
Papa Francisco. La sensibilidad está ahí, pero hay que pasar a la concreción
pastoral.
¿Ha compartido esta propuesta con algún otro
párroco u obispo? ¿Qué respuesta obtuvo? ¿Alguien le ha hecho pensar que, tal
vez, sea una pérdida de tiempo?
Bueno, en realidad alguien me dijo que es una
pérdida de tiempo porque “de acuerdo, los niños son los favoritos del Señor,
pero al fin y al cabo la Iglesia está dirigida por adultos, por pensadores, por
teólogos, por doctos, por sabios. ¿Qué pueden decir los niños a la Iglesia
hoy?". Por desgracia, a los sacerdotes y a algunos amigos obispos les he
contestado que los niños dicen y observan mucho más de lo que nosotros podemos
hacer. Hoy leen, piensan, escriben cartas, indican nuevos estímulos, nuevos
caminos, ¿por qué no escucharlos? La revolución de una Iglesia nueva,
diferente, resplandeciente, que se ocupe de todos y especialmente de los
débiles, debe empezar desde abajo y, en este caso, desde las bases. Los niños
tienen algo que decirnos y debemos tener la humildad de escucharlos. Se trata
de una nueva perspectiva, no de la idea de una fiesta lúdica como un fin en sí
mismo.
¿Qué resultados cree que podría dar una iniciativa
de este tipo?
Creo que lo más importante es que se escuche a los
niños. Hay que escuchar a los niños, ¡es una prioridad! ¿Cómo? Por ejemplo,
distribuyendo un cuestionario adecuado para ellos. Lo he redactado y ya lo he
distribuido en mi parroquia de Avola. Hay cuatro preguntas sencillas: ¿Qué es
el Sínodo? ¿Qué me falta? ¿Qué es lo que no me gusta de la Iglesia en la que
vivo? ¿Qué puedo decir a mis obispos?
Bueno, creo que este último punto es importante,
porque es bonito pensar que los niños puedan hablar con el párroco que dirige
una comunidad y también con los sacerdotes, los religiosos, darles una
indicación. Escuchar a los niños es obedecer al Evangelio y ésta es una
sensibilidad que debería crecer cada vez más. De hecho, la Iglesia tiene una
gran cantidad de venerables santos y beatos que son niños.
Además de los cuestionarios, ¿ha elaborado un
recorrido para un eventual Sínodo de los niños?
Sí, he añadido tres pequeños pasos y también la
posibilidad de elegir un representante de los niños o adolescentes en este
camino, que puede participar activamente en el consejo pastoral de la
parroquia. Creo que esto les ayudará a ponerse de su lado, a estar con ellos y
a captar los elementos principales.
¿De qué grupo de edad estamos hablando?
Sería preferible implicar a los niños que ya están
en edad de catequesis, pero también a los que tienen un poco menos de 6 años, y
también a los adolescentes. ¿Por qué no? Todo el mundo puede decir algo.
Usted, padre Fortunato, desde hace más de treinta
años con la asociación Meter lucha contra el mal del abuso de menores, en
particular contra el horror de la pornografía infantil online. En su opinión,
¿se puede incluir la cuestión de los abusos entre las reflexiones del
itinerario sinodal? ¿En qué forma?
Creo que debería ser uno de los temas principales
de esta primera fase dedicada a la escucha. Tenemos que saber escuchar a los
que han sido heridos, para entender por qué la Iglesia no fue una madre sino
una madrastra y por qué sus hijos sufrieron acosos, abusos y maltratos. Sobre
este punto no podemos bajar la atención en lo más mínimo: un Sínodo que se
preocupa por escuchar a todos no puede permitirse olvidar lo que ha pasado y
sigue pasando. Precisamente escuchando debemos relanzar caminos nuevos y
fuertes, capaces de indicar vías de curación y cuidado, para que esto no vuelva
a suceder. La Iglesia debe convertirse en un "hogar" seguro, sereno y
atento, capaz no de excluir sino de incluir. Por lo tanto, por supuesto que
tenemos que pensar en estas cosas y hablar de estas cosas.
¿Incluso con los niños? ¿Existe alguna forma de
introducir a los niños en un tema tan doloroso, tal vez con vistas a la
prevención y la seguridad?
Ciertamente, los métodos ya están probados. Es
necesario hablar a los niños con un lenguaje cuidadoso y prudente. Hay que
enseñar a los niños que existe el bien y el mal, y hay que explicarles ciertas
situaciones con los métodos pedagógicos y educativos adecuados. En Meter
llevamos treinta años en el sector, tenemos cursos, talleres, libros. Siempre
pido a mis educadores que hablen del Evangelio, pero también que enseñen a los
niños a prestar atención a ciertas situaciones de dolor, con un lenguaje adecuado,
sereno y maduro, para que puedan defenderse y desarrollar puntos de referencia
y confianza.
Publicado
por Vatican News
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