Para Vivir Mejor | Consuelo Vélez/RD
¿Qué celebrar en esta
Navidad?
"Que brote de lo que
somos, vivimos, traemos en el corazón, soñamos para el futuro"
Hace un año,
por estas mismas fechas, decíamos que el año de pandemia nos había confrontado
con la limitación humana y con todas las carencias que se develaron por esta
situación: más pobreza, más violencia intrafamiliar, más incertidumbre, más
miedos y tantas otras realidades. Esperábamos que llegará pronto el tiempo de
postpandemia y que nuestro mundo fuera mejor. Pero ha pasado otro año y
la pandemia no se ha ido.
Algo hemos mejorado,
bien sea por las vacunas (aunque su distribución hasta hoy no ha sido
equitativa para todos los países) o bien porque se han retomado las
actividades ya que no había más alternativa: sin trabajo hay más pobreza y la
situación estaba siendo insostenible. Además, los centros educativos han ido
retomando sus actividades porque la socialización es indispensable para el
desarrollo psicológico de niños y jóvenes y porque la calidad de la educación
ha sido muy poca, especialmente para los más pobres, por la falta de
conectividad y mediaciones tecnológicas que solo están al alcance de unos
pocos.
Desde este
panorama nos preguntamos: ¿Qué celebrar en esta Navidad? ¿Qué nos dice
el Niño del pesebre? Posiblemente este año haya más reuniones
familiares y más encuentros de fe para conmemorar este misterio. Todo dependerá
de cómo estén las cosas en ese momento. Pero lo que sigue presente es
lo que significa el Jesús Niño “envuelto en pañales y acostado en un pesebre” del
que los ángeles dijeron aquel día: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra
paz a los hombres en quienes él se complace” (Lc 2, 12-14). El Niño Jesús
significa vida, esperanza, alegría, futuro.
Significa
‘vida’ porque el
Dios hecho ser humano en Jesús nos habla del valor de la vida de todo
ser humano. Esta vida que se impone, a pesar de tanta muerte que hemos palpado
en este tiempo de covid, porque cada persona que superó la infección, fue
motivo de celebración y de agradecimiento. No queremos la muerte y por eso se
ponen las fuerzas en salvar todas las vidas posibles. Y no nos contentamos con
la vida, sino que aspiramos a una vida digna, a una vida plena, a una vida
feliz. La fe nos empuja, una y otra vez, a no decaer en este esfuerzo
por lograrlo.
Significa
‘esperanza’ porque,
aunque a veces da la impresión de que nada ha cambiado y no hemos aprendido lo
suficiente de este tiempo de pandemia, hay más conciencia de la
necesidad de hacer algo para contrarrestar el cambio climático y para
garantizar una vida mejor para la humanidad.
Significa
“alegría” porque
el Niño que nace nos da la certeza de que Dios se ha encarnado en nuestra
historia y todo lo que nos pasa, es de su interés. Más aún, hace suyas
nuestras necesidades y sufrimientos y nos acompaña para superarlas. No
es una alegría ingenua que proviene de afuera por una experiencia agradable
sino es la alegría que viene de dentro, fruto de la confianza y de la certeza
de la fe.
Significa
‘futuro’ porque con
Jesús en nuestra historia se hace posible un nuevo comienzo no solo de
los seres humanos sino de la creación: “Mira que hago un mundo nuevo” (Ap
21,5). El libro del Apocalipsis cierra la revelación consignada en la Sagrada
Escritura con esa fe firme en el Señor de la historia que cumple su promesa de
poner su morada en medio de su pueblo para que se cumpla lo dicho a los
israelitas: “ellos serán su pueblo y Él, Dios con ellos, será su Dios” (Ap 21,
3).
Junto a esto
que acabamos de señalar está lo que cada uno puede traer a la
celebración de esta Navidad. Este tiempo es una buena oportunidad para
traer a los pies del niño Jesús lo que nos ha significado este largo
tiempo de pandemia. Si los magos llevaron al niño Jesús “oro, incienso y
mirra”, como dice el evangelio de Mateo (2,11) y los pastores, como dice el
evangelio de Lucas, “que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche
su rebaño (…) fueron y encontraron a María y a José y al niño acostado en el
pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel
niño y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les
decían” (2, 8.16-18); nosotros podemos llegar con todo lo que ha
significado este tiempo. Algunos podrán recordar a sus familiares difuntos.
Otros llevarán las secuelas del covid manifestadas en problemas de salud o en
dificultades económicas o pérdidas de otro tipo. No faltarán los que llevarán
los caminos abiertos en medio de esa dificultad ya que se dio la llamada
‘re-invención’, con la que muchos lograron abrir las puertas que la pandemia
cerró. Pero sea lo que cada uno traiga, Navidad es ese lugar sencillo,
pobre, donde esta María “guardando todo en el corazón” (Lc 2, 19) y
transmitiéndonos la confianza infinita en el amor de Dios que no se va nunca de
nuestra vida, sino que se encarna en ella, quedándose definitivamente entre
nosotros.
Preparémonos,
por tanto, para una celebración de Navidad que brote de lo que somos,
vivimos, traemos en el corazón, soñamos para el futuro. Recuperemos esa
alegría que caracteriza esta época y que se expresa en los villancicos, la
novena, el compartir fraterno, las luces, la decoración, todo aquello que ha
acompañado la navidad colombiana y que el año pasado quedo tan relegado por las
circunstancias que vivíamos. No podemos perder la ‘prudencia’ que tenemos que
seguir teniendo para controlar la pandemia. Pero aprovechemos esta
linda fiesta navideña para alimentar profundamente la esperanza y podamos
acoger el nuevo año con más fuerza, más amor mutuo, más compromiso con la
realidad que vivimos. Alegrémonos, entonces porque el niño Dios
nace y ¡se queda definitivamente entre nosotros! (Mt 1, 23)
(Foto tomada
de: http://www.inmaculadaop.com/nueva/?p=6640)
Publicado
por Religión Digital
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