Vida Religiosa | Alessandro De Carolis
Juan
Bautista Scalabrini, apóstol de los migrantes, será proclamado santo
El Papa ha
convocado un consistorio para la canonización del beato fundador de los
Misioneros y Misioneras de San Carlos, con la dispensa del segundo milagro. En
los Decretos publicados hoy, también la próxima beatificación de una laica
española y siete nuevos venerables
Una ola de
consensos para llevar a lo más alto de los altares al obispo ya considerado, en
el corazón de todo el mundo, como el patrono de los migrantes. Es lo que ha
ocurrido tras la decisión de Francisco de convocar un consistorio para la
canonización de Juan Bautista Scalabrini, el obispo de Piacenza que, a finales
del siglo XIX, fundó las Congregaciones de los Misioneros y Misioneras de San
Carlos con la misión específica de servir a los migrantes. No se trata de una
canonización equivalente, ya que habrá una ceremonia formal, pero con la
dispensa de la praxis de reconocer el segundo milagro, como fue el caso del
Papa Juan XXIII. La elección surgió de la audiencia concedida hoy por el Papa
al cardenal Semeraro, Prefecto de las Causas de los Santos, aprobados los votos
favorables de la sesión ordinaria de cardenales y obispos miembros del
Dicasterio. La fecha de la canonización se anunciará durante el consistorio,
que también contemplará otra canonización, la del beato Artémides Zatti
(Decreto del 9 de abril de 2022), un laico italiano que emigró con su familia a
Argentina a finales del siglo XIX, coadjutor salesiano y misionero en la
Patagonia. La audiencia también vio la aprobación de los Decretos sobre el
reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión de una laica española,
María de la Concepción Barrecheguren y García, y de las virtudes heroicas de
siete Siervos de Dios, que se convierten así en venerables.
Scalabrini, la mirada que encendió el corazón
Estación de
tren de Milán, década de 1880. En una gran sala interior, entre las arcadas
laterales y en medio del polvo de la gran explanada frente a la estación,
vivaquea una multitud, contrapunto humano de los elegantes arcos diseñados en
estilo renacentista francés por el arquitecto Louis-Jules Bouchot. Pasa un
hombre, que observa y escribe: Vi trescientos o cuatrocientos individuos
pobremente vestidos, divididos en diferentes grupos (...) Eran viejos
encorvados por la edad y las fatigas, hombres en la plenitud de la virilidad,
mujeres que llevaban detrás o cargaban con sus hijos, niños y niñas, todos
hermanados por un mismo pensamiento, todos dirigidos hacia un objetivo común.
Eran emigrantes.
El obispo joven
Los ojos que
toman esta vívida instantánea son ojos que se hacen arañar por esa escena, un
entretejido de miseria y expectativa de una masa en busca de dignidad, que ha
decidido desarraigarse de donde vive para llamar hogar a otra tierra. Los ojos
son los de un hombre, de un obispo, Juan Scalabrini, que desde hace una década,
desde el 13 de febrero de 1876, dirige la diócesis de Piacenza - es originario
de la provincia de Como, donde nació el 8 de julio de 1839. Monseñor Scalabrini
fue un obispo "jovencito", elegido cuando no tenía ni 37 años,
después de haber hecho hablar de él por su fibra de fe de joven sacerdote más
allá de lo común. Pasará a la historia de la Iglesia con el nombre, entre otros
muchos, de "apóstol del catecismo" -como le llamó Pío IX- y ello por
haber dado gran importancia a la educación cristiana de base, lo que le llevó a
fundar la primera revista de catequesis en Italia.
Padre de los migrantes
Las obras
que nacen de su iniciativa pastoral son muchas, pero son los migrantes los que
le conmueven. Aquella escena en la estación, las condiciones de los pobres que
salían con un sueño en el baúl y poco más, nunca la olvidó. En 1887 fundó los
Misioneros de San Carlos para la asistencia a los emigrantes y en 1901 él mismo
se embarcó en Génova para unirse a los emigrantes italianos en Estados Unidos.
También se fundó la rama femenina de las Misioneras de San Carlos (1895) y el
propio monseñor Scalabrini fue uno de los pioneros en el estudio del fenómeno
migratorio en la Iglesia. También está su mano en una de las primeras leyes
italianas sobre el tema, promulgada en 1901. A los diez primeros misioneros que
partieron hacia América, en julio de 1888, les dijo: El campo abierto a vuestro
celo no tiene fronteras. Hay que levantar templos, abrir escuelas, construir
hospitales, fundar jardines de infancia. Ahí están, por fin, las miserias sobre
las que hacer descender las benéficas influencias de la caridad cristiana.
Cuando Juan
Scalabrini murió, el 1 de junio de 1905, solemnidad de la Ascensión, su
testimonio era ya indeleble. Fue Juan Pablo II quien lo proclamó beato en 1997.
Una laica española será beatificada
Pronto será
beatificada María de la Concepción Barrecheguren y García (1905-1927), laica
española que murió de tuberculosis a los 22 años sin poder vestir el hábito
religioso como deseaba, y a cuya intercesión se ha atribuido el milagro de la
curación de una niña española de 2 años en 2014.
Los nuevos venerables
Son siete,
cinco hombres y dos mujeres, los nuevos venerables, entre los que se encuentra
una laica polaca, Janina Woynarowska (1923-1979), enfermera que se distinguió
por sus cualidades en la asistencia a diversos tipos de enfermedades -ella
misma sufría una grave deficiencia física- y sostenida por una sólida fe que la
llevó a consagrarse en un instituto secular de la mano del entonces arzobispo
Karol Wojtyla.
Los otros
venerables son el arzobispo filipino Teófilo Bastida Camomot (1914-1988),
fundador de la Congregación de las Hijas de Santa Teresa, el obispo italiano
Luigi Sodo (1811-1895), el sacerdote español José Torres Padilla (1811-1878),
cofundador de la Congregación de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, el
sacerdote italiano Giampietro di Sesto San Giovanni (nacido Clemente Recalcati)
profeso de los Frailes Menores Capuchinos (1868-1913), fundador de la
Congregación de las Hermanas Misioneras Capuchinas de San Francisco de Asís en
Brasilia, el sacerdote italiano Alfredo Morganti (llamado Berta), profeso de la
Orden de los Frailes Menores (1886-1969), la religiosa mexicana Mariana de la
Santísima Trinidad (nacida: Mariana Allsopp González-Manrique, 1854-1933),
cofundadora de la Congregación de las Hermanas de la Santísima Trinidad.
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