• Noticias

    miércoles, 29 de junio de 2022

    Aborto, tristeza y paz: Un ángel en el cielo


    Meditación | Sandy Yanilda Fermín

     


    Aborto, tristeza y paz: Un ángel en el cielo

     

    Recientemente una persona allegada a mí, perdió un embarazo, hablamos acerca de cómo valoramos la vida, cuando tenemos niños. Ella me contaba que la criaturita estaba tan pegada al útero, que el doctor tuvo que hacer varios procedimientos para no dañar su pared uterina. Ella lo relataba y en seguida salieron unas lágrimas de mis ojos y los de ella. Ella narraba: “era como si ese angelito, no quisiera irse”.

     

    Hace unos meses escuché en Lazos de Amor Mariano, a un consagrado, hablar sobre la cultura de la vida y de la muerte.  El comentaba acerca de lo sagrada que es la vida, más cuando hay riesgo en un embarazo y hay que escoger entre la madre y el niño. Él decía: “escogemos y  buscamos las dos vidas”. El embarazo implica riesgo, pero si tenemos fe, tenemos confianza en Dios de que vivirán las dos vidas. Ninguno está preparado para la muerte, pero sólo tenemos que decir, señor estamos en tus manos. Somos pro vida, toda vida humana vale.

     

    En esos momentos reflexionaba acerca de tantas madres que han perdido embarazos y han pasado tantos años y aún recuerdan, como me paso a mí. Perdí un embarazo antes de nacer uno de mis hijos menores y sentí una gran tristeza.  Siempre me he preguntado: ¿Cómo hubiera sido su carita? ¿Cómo se hubiera llamado? ¿Se hubiera parecido a mí? ¿Cuántos añitos tendría? ¿Cómo sería su sonrisa? ¿Cómo sería su llanto?

     

    Yo me sentí culpable de haber perdido a ese angelito. Toda la vida me dije: ¿qué pude haber hecho y no lo hice? ¿Por qué duré tanto tiempo en el vehículo o haber realizado la visita donde podía incomodarme y eso me pudo haber alterado? Todo este tiempo me he echado la culpa de que pude haber evitado que la criatura se perdiera, sin embargo, Dios tiene el control de la vida y sólo él sabe cuáles vidas deja en esta tierra.

     

    Reflexionaba que, si eso fue a mi o a mi amiga que nos sentíamos así, que sería con aquellas madres que abortaron por cualquier circunstancia y me preguntaba: ¿Seríamos capaces como madres de decirle a nuestros hijos que, en un momento, no quisimos tenerlos? ¿Tus recuerdos se mantienen? El aborto es un crimen y no somos dioses, para elegir quién debe vivir o no.

     

    Muchas personas lo que dicen es que, si la madre no quiere a su hijo, es mejor darlo en adopción, pero no abortarlo, por favor. No tenemos por qué matarlos. No se justifica el aborto. Porque hayas abortado no te quitas el título de madre. Ya eres madre de un hijo muerto, pero sigues siendo madre.

     

    Muchas de estas madres, fueron engañadas o quizás no les explicaron lo que podía pasar en su cuerpo. Quizás nunca les explicaron cómo esa vida, iba a hacer torturada o atrofiada. Les dijeron que no pasaría nada. Que ahí no había vida humana. Que era lo mejor que tenían que hacer, por ende, era mejor que la madre piense en ella y que era peor traer un niño al mundo a sufrir.

     

    El orador de Lazos de Amor Mariano decía: A ti que te realizaste un aborto, y yo agrego, o para aquella madre que perdió un embarazo y se siente culpable por no haber hecho algo para evitar la pérdida de la criatura, tu niño desde el cielo, expresa esto para ti mamá:

     

    “Así como dijo Jesús en la cruz, Padre perdónalos porque no saben lo que hacen, perdona a mi mamá pues no sabía lo que hacía. El señor no está para juzgarte. Quisiera abrazarte y perdonarte. Te quiero decir que, te perdono, de todo corazón, pero has un compromiso serio de defender la vida. Quiero que te perdones tu también por lo que hiciste, eras muy joven. No fuiste bien aconsejada. No es el momento de culparte, es el momento de dejarte abrazar y de experimentar el amor de un Dios, que sí permitió que vivieras en el vientre de tu madre.

     

    Y oraba diciendo: “Entregamos la vida de todas las mujeres y de los hombres que, en medio del desespero, llevaron a sus novias o esposas a abortar, extiende tu mano bondadosa. Sana ese dolor. Ayúdalas a perdonarse, a entender que no sabían lo que hacían. Luego cantaba:

     

    “Yo te conozco hija mía, te hice entre mis brazos, sé que te duele el corazón. Sé que no encuentras la razón y estás apartada de mi lado. Yo te amo”.

     

    Al final decía: “Tienes un ángel en el cielo que reza por ti. Dile que lo amas, ponle un nombre y dile vas a luchar para que su muerte no sea en vano y para reparar tu falta, vas a defender muchas vidas”.




    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares