Meditación | Sandy Yanilda Fermín
Aborto, tristeza y paz: Un
ángel en el cielo
Recientemente
una persona allegada a mí, perdió un embarazo, hablamos acerca de cómo
valoramos la vida, cuando tenemos niños. Ella me contaba que la criaturita
estaba tan pegada al útero, que el doctor tuvo que hacer varios procedimientos
para no dañar su pared uterina. Ella lo relataba y en seguida salieron unas
lágrimas de mis ojos y los de ella. Ella narraba: “era como si ese angelito, no quisiera irse”.
Hace unos
meses escuché en Lazos de Amor Mariano, a un consagrado, hablar sobre la
cultura de la vida y de la muerte. El
comentaba acerca de lo sagrada que es la vida, más cuando hay riesgo en un
embarazo y hay que escoger entre la madre y el niño. Él decía: “escogemos y buscamos las dos vidas”. El embarazo implica
riesgo, pero si tenemos fe, tenemos confianza en Dios de que vivirán las dos
vidas. Ninguno está preparado para la muerte, pero sólo tenemos que decir,
señor estamos en tus manos. Somos pro
vida, toda vida humana vale.
En esos
momentos reflexionaba acerca de tantas madres que han perdido embarazos y han pasado tantos años y aún recuerdan, como me
paso a mí. Perdí un embarazo antes de nacer uno de mis hijos menores y sentí
una gran tristeza. Siempre me he
preguntado: ¿Cómo hubiera sido su carita? ¿Cómo se hubiera llamado? ¿Se hubiera
parecido a mí? ¿Cuántos añitos tendría?
¿Cómo sería su sonrisa? ¿Cómo sería su llanto?
Yo me sentí
culpable de haber perdido a ese angelito. Toda la vida me dije: ¿qué pude haber
hecho y no lo hice? ¿Por qué duré tanto tiempo en el vehículo o haber realizado
la visita donde podía incomodarme y eso me pudo haber alterado? Todo este
tiempo me he echado la culpa de que pude haber evitado que la criatura se
perdiera, sin embargo, Dios tiene el
control de la vida y sólo él sabe cuáles vidas deja en esta tierra.
Reflexionaba
que, si eso fue a mi o a mi amiga que nos sentíamos así, que sería con aquellas
madres que abortaron por cualquier circunstancia y me preguntaba: ¿Seríamos
capaces como madres de decirle a nuestros hijos que, en un momento, no quisimos
tenerlos? ¿Tus recuerdos se mantienen?
El aborto es un crimen y no somos dioses, para elegir quién debe vivir o no.
Muchas
personas lo que dicen es que, si la madre no quiere a su hijo, es mejor darlo en adopción, pero no abortarlo,
por favor. No tenemos por qué matarlos. No se justifica el aborto. Porque hayas abortado no te quitas el título
de madre. Ya eres madre de un hijo muerto, pero sigues siendo madre.
Muchas de
estas madres, fueron engañadas o quizás no les explicaron lo que podía pasar en
su cuerpo. Quizás nunca les explicaron cómo esa vida, iba a hacer torturada o
atrofiada. Les dijeron que no pasaría nada. Que ahí no había vida humana. Que
era lo mejor que tenían que hacer, por ende, era mejor que la madre piense en ella
y que era peor traer un niño al mundo a sufrir.
El orador de
Lazos de Amor Mariano decía: A ti que te realizaste un aborto, y yo agrego, o
para aquella madre que perdió un embarazo y se siente culpable por no haber
hecho algo para evitar la pérdida de la criatura, tu niño desde el cielo, expresa esto para ti mamá:
“Así como dijo Jesús en la cruz, Padre perdónalos
porque no saben lo que hacen, perdona a mi mamá pues no sabía lo que hacía. El
señor no está para juzgarte. Quisiera abrazarte y perdonarte. Te quiero decir que,
te perdono, de todo corazón, pero has un compromiso serio de defender la vida.
Quiero que te perdones tu también por lo que hiciste, eras muy joven. No fuiste
bien aconsejada. No es el momento de culparte, es el momento de dejarte abrazar
y de experimentar el amor de un Dios, que sí permitió que vivieras en el
vientre de tu madre.
Y oraba
diciendo: “Entregamos la vida de todas las mujeres y de los hombres que, en
medio del desespero, llevaron a sus novias o esposas a abortar, extiende tu mano bondadosa. Sana ese dolor. Ayúdalas a perdonarse, a entender que no sabían lo que hacían.
Luego cantaba:
“Yo te
conozco hija mía, te hice entre mis brazos, sé que te duele el corazón. Sé que
no encuentras la razón y estás apartada de mi lado. Yo te amo”.
Al final
decía: “Tienes un ángel en el cielo que
reza por ti. Dile que lo amas, ponle un nombre y dile vas a luchar para que su
muerte no sea en vano y para reparar tu falta, vas a defender muchas vidas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...