Vida Religiosa | Sebastián Sansón Ferrari/VN
Santa Francisca Rubatto, un paso más en la caridad
En
la primera ocasión que se celebra la memoria litúrgica de Madre Francisca
Rubatto como santa (9 de agosto), recordamos algunos rasgos distintivos de esta
primera santa uruguaya, modelo de disponibilidad ante los signos de los
tiempos.
Tocar
y mirar, tocar y mirar la carne de Cristo que sufre en los hermanos y hermanas:
esto fue lo que hizo Ana María Francisca de Jesús Rubatto, más conocida como
Madre Francisca, en sus 60 años de vida.
Rubatto,
quien fue declarada santa el 15 de mayo de 2022 por el Papa Francisco, decidió
dejar su Carmagnola natal, en Italia, y partir en misión por el mundo a favor
de los últimos. De este modo, la labor de la primera santa del Uruguay
trascendió las fronteras geográficas; en América Latina fundó comunidades;
llegó al nordeste de Brasil, donde la familia religiosa tiene siete mártires; y
se instaló en Uruguay, donde falleció en 1904. En su testamento dejó escrita la
frase “Que mi cuerpo sea enterrado en medio de mis queridos pobres”, y esos
“queridos pobres” se encontraban precisamente en el país sudamericano.
Santa
Francisca “vio que en América se desplegaban sus mejores energías, entonces fue
trayendo hermanas, con algunas resistencias a veces porque no se entendía”,
contó a Vatican News la Hermana Daniela Cannavina, quien pertenece a la orden
fundada por Madre Rubatto y se desempeña como la secretaria general de la
Confederación Latinoamericana de Religiosos, la CLAR. También, Cannavina recordó
que los restos de la Madre se hallan en el santuario dedicada a ella, en la
capital uruguaya: Montevideo.
“Una
mujer con un perfil muy hermoso, sin grandes estridencias, pero que ha logrado
realmente dejar una huella, una marca”, añadió Cannavina. “Es un modelo de
santidad para tantas mujeres y para la vida religiosa de este tiempo”, comentó.
Cannavina enfatizó que la santa tiene "un corazón latinoamericano".
Navegar
mar adentro
Cannavina
puntualizó que la comunidad nació para la atención a los enfermos, pero Rubatto
vio que no era lo que el tiempo le pedía solamente, y, por ello, fue más allá,
a la promoción, y luego, a la misión. Por tanto, animarnos a más es una de sus
grandes virtudes, según la religiosa. En esta misma línea, podríamos agregar
que Santa Francisca encarna a la perfección el trinomio “ver, juzgar y actuar”,
propuesto por San Juan XXIII en la encíclica Mater et magistra. En ese
documento pontificio, planteaba que “los principios generales de una doctrina
social se llevan a la práctica comúnmente mediante tres fases: primera, examen
completo del verdadero estado de la situación; segunda, valoración exacta de
esta situación a la luz de los principios, y tercera, determinación de lo
posible o de lo obligatorio para aplicar los principios de acuerdo con las
circunstancias de tiempo y lugar”. “Son tres fases de un mismo proceso que
suelen expresarse con estos tres verbos: ver, juzgar y actuar”.
El
ejemplo de Santa Francisca Rubatto demuestra que no fue una mera espectadora de
las dificultades de su época, sino que las miró, examinó y actuó en
consecuencia, para transformar la realidad.
En
efecto, el compromiso y el deseo de llevar el Evangelio, en palabras y obras,
están en el corazón mismo de nuestro ser de Hermanas Capuchinas, como afirma el
artículo 69 de las Constituciones. En dichos textos, también se establece que,
“animados por el amor de Cristo, el apóstol del Padre que anunció a los pobres
la llegada del Reino, y siguiendo las huellas de nuestra Madre Fundadora,
animada por una profunda apostolicidad, también nosotros asumimos cada día el
reto y el privilegio de hablar el Evangelio ‘en medio de las naciones, como
Apóstoles de la gracia y de la salvación’”.
Este
compromiso queda patente en la diversidad de obras que llevan adelante, en
Italia, Uruguay, Argentina, Brasil, Etiopía, Eritrea, Perú, Kenia y Malawi.
Entre sus numerosas iniciativas, por ejemplo, en Uruguay, las Hermanas son las
responsables de mantener vivo el carisma en el Colegio San José de la
Providencia, en Montevideo. Por su parte, en Brasil, donde se encuentran desde
1963, están al servicio de los más pobres, tanto en el campo sanitario como
educativo y pastoral, informa la congregación. Con el proyecto “Promoción de la
mujer”, ayudan humanamente y evangelizan una franja de la población
particularmente frágil, las mujeres, en el Bairro Boa Esperança, ubicado en
Mato Grosso.
Santa
Francisca y San Juan Bosco
Uno
de los aspectos menos conocidos de su historia es el vínculo que tenía con Don
Bosco, Padre y Maestro de la Juventud. De hecho, los salesianos en Uruguay
compartieron que “su capacidad de ir al encuentro de un modo sencillo y afable
para conducir a las personas a Dios fue lo que llevó a los altares a esta mujer
de valientes opciones, que adoptó a Uruguay como su tierra de misión y la
patria donde eligió morir, y cuya hoja de vida revela un fuerte y decisivo
vínculo con Don Bosco”.
Ana
María (el nombre de Francisca antes de ser religiosa) –señalaron en una
publicación en redes sociales- llegó a Turín en el año 1862 después de haber
perdido a casi toda su familia, y se instaló en la casa de su hermana mayor
casada y luego se fue a trabajar con una rica condesa. Era el tiempo en que Don
Bosco estaba trabajando con sus oratorios y ella decidió colaborar con él con
esa discreción, prudencia, amabilidad y ternura que siempre la caracterizaron.
“Ana
María no pensaba hacerse religiosa, aunque se había consagrado a Dios cuando
vivía en Carmagnola (su tierra natal)”, sostuvieron. “En Turín, junto a los
muchachos en situación vulnerable que acogían en los oratorios descubrió el
para qué de su vida y cuando la invitaron a formar parte del Instituto
religioso que termina fundando le consultó a Don Bosco”. Y él le dice: “Mira,
Marietina (así se refería a ella cariñosamente), es voluntad de Dios que vayas,
y ve tranquila porque tu comunidad va a permanecer en el tiempo, nunca te va a
faltar nada porque mis hermanos (los Salesianos) siempre van a estar cerca de
ustedes y además te digo que vas a morir en tierra extranjera.”
Según
los salesianos, “estas profecías de Don Bosco hacia su querida Marietina se
cumplieron cabalmente. Ella incorporó a su misión muchos rasgos del Sistema
Preventivo como el deseo de atender a los jóvenes más abandonados para
educarlos y promoverlos para dignificar su vida”.
“A
sus hermanas instaladas en la Casa donde hoy reposan sus restos, en Belvedere,
les indicó que su misión era cuidar y cultivar esos corazones jóvenes que Dios
les confiaba para que sean ‘el honor de la Iglesia y de la patria’, aseguraron.
“Esa frase es casi una réplica de la famosa expresión de Don Bosco de formar
“buenos cristianos y honrados ciudadanos”, concluyeron.
Por
primera vez celebran a Madre Francisca Rubatto como santa
Si
bien en Roma y en Montevideo se oficiaron misas en acción de gracias por la
canonización de Rubatto, este 9 de agosto de 2022 es la primera vez que se
celebra su festividad litúrgica como santa.
En
este marco, el Cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, preside la
santa misa a las 17 horas en el Santuario de Madre Francisca Rubatto.
En
los días previos a la festividad, se propuso un triduo preparatorio, en los que
se meditó sobre los primeros 20 años de la santa que se caracterizaron por su
fortaleza y resiliencia ante el dolor, su carácter de "mujer buena como el
pan" y "mujer del pueblo, del camino".
Publicado
por Vatican News
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