La Familia | Marco Antonio Guizar/LFI
10 propósitos familiares para este nuevo año
Cada
inicio de año se nos da la oportunidad de revisar la vida que llevamos y
plantearnos mejoras en todos los aspectos; uno de ellos, el familiar.
Para
ello compartimos estos diez propósitos que ha elaborado el autor Marco Antonio
Guizar para iniciar este nuevo ciclo con miras a la vida familiar.
1.
Disponibilidad
Consiste
en dedicar tiempo (¡qué es lo que menos tenemos!) a atender a nuestros hijos y
esposo/a. Con los adolescentes, por ejemplo, no vale lo de "este tema ya
lo hablaremos el sábado con tranquilidad, cariño". Para el sábado, tu hija
de 13 años ya se ha emborrachado con una amiga y van a hacer lo que se les
ocurra, porque el padre estaba deslocalizado, como las empresas. Hay que estar
disponible, porque hay problemas que sólo se arreglan en el momento en que el
otro se anima a plantearlo y pide ser escuchado. Recordemos que nuestros
padres, al morir, sólo nos dejan realmente el tiempo que pasaron con nosotros.
Demos tiempo al otro.
2.
Comunicación entre padres e hijos
Que
los padres hablen menos y escuchen más. En muchas familias, cuando un padre o
madre dice "hijo, tenemos que hablar", el joven piensa "uy,
malo, malo". ¿Por qué? Porque sabe que los padres cuando dicen
"tenemos que hablar" quieren decir "te voy a soltar un discurso
por algo tuyo que no me ha gustado". Esto cambiaría si los padres se
hicieran un propósito: dedicar el 75% a escuchar y sólo el 25% a hablar.
Escuchar
a los hijos (o al cónyuge, a cualquiera) es un esfuerzo activo. Hay que soltar
el diario, quitar el volumen de la TV, girar la cabeza hacia quien te habla,
mirar a los ojos, expresar atención. Eso es escucha activa, que es la que sirve
para mejorar la autoestima de tu familia.
3.
Coherencia en los padres, autoexigencia en los hijos
Uno
es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y misma
cosa. No tiene sentido decirles a los niños desde el sofá: "eh tú, ayuda a
mamá a quitar la mesa". Hay que dar ejemplo primero.
Tú,
padre, has de quitar la mesa durante 5 días, que te vean. El quinto día dices a
tu hijo: "venga, ahora entre los dos". Y dos días después:
"estoy orgulloso de ti, ahora ya has aprendido y ya puedes quitar la mesa
tú sólo". Y él se sentirá orgulloso de quitar la mesa. Así aprenden a
autoexigirse, que es mucho mejor que tenerlos vigilados 24 horas al día. Esto
es un progenitor potenciador, motivador, animador y protector al mismo tiempo.
También
pedimos a los niños que estudien, pero ¿nos ven a nosotros estudiar, leer
revistas de nuestro oficio, ponernos al día en nuestra especialidad? Hemos de
poder decir: "mira, hijo, nosotros también estudiamos".
4.
Tener iniciativa, inquietudes y buen humor, especialmente con el cónyuge
Estos
tres factores son útiles para la autoestima familiar. La rutina es un enemigo
en las relaciones conyugales y con los hijos. El punto clave es que haya
creatividad e iniciativa en la vida de pareja y eso se contagiará a toda la
familia. Las mejores horas deben ser para compartir con el esposo o esposa.
Ser
papá o mamá no debe hacernos olvidar que somos "tú y yo, cariño,
nosotros". Creatividad e iniciativa protegen a la pareja de la rutina.
Cuando hay rutina, es fácil que uno de los dos busque la "magia"
añorada fuera, en otras relaciones. Por el contrario, si la pareja va bien, los
hijos aprenden su "educación sentimental" simplemente viendo cómo se
tratan papá y mamá, viendo que se admiran, se halagan, se alaban, son
cómplices. "Cuando sea mayor trataré a mi mujer como papá a mamá",
piensan los niños entusiasmados. Eso les da autoestima.
5.
Aceptar nuestras limitaciones y las de los nuestros
Hay
que conocer y aceptar tus limitaciones, las de tu cónyuge, las de tus hijos.
Pero es importantísimo no criticar al otro ante la familia, no criticar a tu
cónyuge ante los niños, o a un niño ante los hermanos, comparando a un hermano
"bueno" con uno "malo". Eso hace sufrir al hijo y le quita
autoestima. Es mejor llevarlo aparte y hablar.
6.
Reconocer y reafirmar lo que vale la otra persona
Seamos
sinceros: no tiene sentido que andemos llamando "campeón" a nuestro
niño que nunca ha ganado nada. Si ha perdido un partido de fútbol, no le llames
campeón. Ha de aprender a tolerar la frustración, acompañado, eso sí. También
hemos de saber (grandes y pequeños) que somos buenos en unas cosas y no en
otras. "Hijo, pareces bueno en A y en B, pero creo que C no es lo
tuyo". Reafirmemos al otro en lo que vale, y se verá a sí mismo como lo
que es, una persona valiosa.
7.
Estimular la autoestima personal
Uno
se hace bueno a medida que va haciendo cosas buenas. Es importante que lo
entiendan los hijos. Lo que se hace es importante: hacer cosas buenas nos hace
buenos a nosotros. Esta idea ayuda a tener autonomía personal, hacer las cosas
por nosotros mismos, para mejorar nosotros.
8.
Diseñar un proyecto personal
No
irás muy lejos si no sabes donde quieres ir. Quedarte quieto no es factible,
uno tiende a volver a quedarse atrás. Has de tener un proyecto personal para
crecer, y atender y ayudar a discernir y potenciar los proyectos de los tuyos.
9.
Tener un nivel de aspiraciones alto pero realista
Hemos
de jugar entre lo posible y lo deseable. Si aspiramos alto, nos valoraremos
bien, tendremos autoestima. Pero, ¿es factible? Debemos conjugar un alto nivel
de aspiraciones con la realidad de nuestras capacidades y recursos.
10.
Elijamos buenos amigos y amigas
El
individualismo es el cáncer del Siglo XXI. Nosotros y nuestros hijos estamos
atados a máquinas gratificantes: el DVD, la TV, la videoconsola, Internet... El
trabajo en solitario va minando la amistad verdadera. ¡Los amigos comprometen
mucho y al individualista no le gustan los compromisos!
Sin
embargo, necesitamos más que nunca amigos humanos, personas, grandes y buenos
amigos, con los que compartir muchas horas, conversaciones sinceras y cercanas,
amistades de verdad, que te apoyen y te conozcan auténticamente, que te acepten
con tus fallos y potencien lo mejor en ti. Seleccionar amigos así para ti y
para los tuyos es la mejor inversión.
“Estos
principios se pueden aplicar siempre en la familia, pero el inicio de año es
una buena excusa para repasarlos y hacer propósito de mejorar en ellos”.
Puntualiza el autor.
Publicado
por LaFamilia.info (fuente: ReligiónEnLibertad)
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