Nuestra Fe | Hernán Reyes Alcaide/RD
2023: Al menos cinco viajes en agenda y los “retoques” en el
equipo de Francisco
Con
86 años recién cumplidos, el Papa tendrá el año que viene una agenda
internacional activa que, por el momento, podría incluir al menos cinco viajes
fuera de Italia. Así, Francisco viajará
a fines de enero a República Democrática del Congo y Sudán del Sur, para una
gira africana de seis días con la que abrirá el calendario de viajes de 2023
que también incluyen, por el momento, visitas a Portugal en agosto y a Hungría
y a Marsella, Francia, en fechas a definir.
El
pontífice irá a fines del mes que viene a los dos países africanos a los que
pensaba ir en julio pasado en un viaje que debió posponer por los dolores en su
rodilla derecha, de los que se muestra cada vez más recuperado.
Del
31 de enero al 5 de febrero, en una peregrinación en la que recorrerá casi
13.000 kilómetros, el pontífice dará 12 discursos y un Ángelus en el que será
su viaje número 40 como Papa y durante el que visitará las capitales de RDC
Kinshasa y de Sudán del Sur, Yuba.
Francisco
estará en RDC del 31 de enero al 3 de febrero con el lema "Todos
reconciliados en Cristo", y mantendrá encuentros con las autoridades
políticas y con las víctimas de la violencia en el país, además de las
tradicionales reuniones con jóvenes, miembros del clero y jesuitas. Para la
visita de 2023, el Papa no irá a Goma, en el este del país, una zona de
violencia armada que sí figuraba en el programa del pospuesto viaje de julio.
Tras
la etapa en RDC, Francisco tendrá en Sudán del Sur encuentros con autoridades
oficiales, encabezará una oración ecuménica y se reunirá además con desplazados
internos por los conflictos en el denominado "país más joven del
mundo".
Francisco
ya visitó África en 2015, cuando fue a Kenia, República Centroafricana y
Uganda; en 2017 para ir a Egipto; y en 2019 al visitar primero Marruecos y
luego Mauritania, Mozambique y Mauricio.
El
segundo viaje que fuentes vaticanas le confirmaron a RD es la visita que el
Papa hará en agosto a Portugal en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud
que se hará en la capital Lisboa.
El
evento debía hacerse este año del 1 al 6 de agosto, pero a inicios de la
pandemia el Vaticano decidió posponerlo para 2023. Será, así, la segunda visita
del Papa a Portugal, luego del viaje que hizo en peregrinación a la Virgen de
Fátima en 2017.
Tras
la ida a Portugal, avanzan los preparativos para un viaje del Papa a Hungría
que contemple visitas a por lo menos cuatro ciudades luego de que en 2021 el
pontífice solo pasara unas horas por la capital Budapest para participar de la
misa de cierre del Congreso Eucarístico en su camino a Eslovaquia.
Por
otro lado, en fecha a confirmar, el Papa podría visitar también Marsella, en el
sur francés, si prospera la realización de un encuentro sobre el Mediterráneo
impulsado por el arzobispo local, Jean-Marc Aveline, creado cardenal a fines de
agosto por el pontífice y comprometido con el diálogo interreligioso, uno de
los principales temas de la agenda de Francisco.
El
efecto “13M”
Más
allá de los viajes internacionales, otro de los grandes temas de 2023 será el
décimo aniversario de la elección de Jorge Mario Bergoglio como el papa
Francisco que se cumplirá el 13 de marzo. La efeméride activará seguramente no
soplo homenajes y saludos de todo el mundo, sino un mercado editorial que
volverá a ofrecerse como ventana para las palabras del Papa, que ha mostrado
que es en entrevistas y en diálogos “por afuera” de los discursos cotidianos en
donde se suelta más.
El
aniversario marcará además una especie de línea simbólica que robustecerá aún
más un pontificado que ya llega a los dobles dígitos, lejos de esos pocos años
que muchos imaginaban al inicio y mostrando a un Papa que todavía tiene cosas
por cambiar y pasos que dar al frente de la Iglesia.
¿Servirá
el aniversario para que sectores dubitativos de la Iglesia terminen por cerrar
filas detrás de Francisco?
Entre
los otros desafíos que traerá el año que viene está el de terminar de rotar al
cuerpo de colaboradores con los que el Papa lleva adelante el Gobierno de la
Iglesia, en especial luego de la entrada en vigencia el pasado junio de la
nueva Constitución Apostólica. Entre renuncias, límites de edad y agotamiento
natural de algunos ciclos, se esperan recambios en lugares importantes de la
estructura vaticana.
¿Adiós
a Ouellet?
El
prefecto del Dicasterio para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, es uno de
los que aparece en la rapa de salida hace meses, aunque algunas indiscreciones
intramuros ubican en la falta de un sucesor claro su permanencia en el cargo
estratégico por el que se reúne periódicamente con el Papa para llevarle las
ternas de propuestas episcopales. Ouellet, ubicado como “papable” por no pocos,
llegará en junio a los 79 años, ya cuatro por arriba del límite ordinario para
la guía de los dicasterios vaticanos.
En
orden cronológico, uno de los primeros cambios que afrontará el Papa en 2023
será el reemplazo del presidente de la Pontificia Academia de Ciencias, el
italiano Stefano Zamagni, quien llegará a 80 años la semana que viene y dejará
su cargo. El Papa ya dio luz verde para que los miembros ordinarios de la
Academia inicien una votación con sus preferencias para suceder al economista,
aunque la designación llegaría recién a fines de marzo, informaron fuentes
vaticanas a RD.
Entre
otros nombres que están siempre en danza ante eventuales promociones o nuevos
destinos permanecen los de Rino Fisichella y Paul Gallagher. En el caso del monseñor
italiano artífice del Año de la Misericordia de 2015-2016 resta aún su
designación formal en el nuevo Dicasterio para la Evangelización, que absorbió
con la nueva Constitución al Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización
que presidía. Luego del éxito de algunas iniciativas como los “Viernes de la
Misericordia” seis años atrás, ahora Fisichella es uno de los coordinadores del
camino hacia el Jubileo de 2025. ¿Llegará como cardenal a la celebración? Es
una de las principales preguntas.
En
el caso de Gallagher, quien ha tomado un protagonismo especial a partir de la
guerra en Ucrania, también hay expectativa por su posible promoción
cardenalicia. El monseñor inglés lleva ya ocho años como responsable de la
política exterior de la Santa Sede y su birrete rojo sería visto como un paso
natural.
Lula,
Meloni y la guerra en Ucrania
Es
justamente en el plano internacional el otro punto en el que 2023 puede tener
grandes novedades y convertirse en un centro de atención en lo que hace a la
cotidianeidad vaticana. El primer día del año nuevo tendrá la gran novedad del
regreso de un viejo conocido del Papa a la presidencia del país con más
católicos del mundo: Lula Da Silva iniciará su tercer mandato en Brasil luego
del polémico proceso por el que llegó a estar preso y que el propio pontífice
ha definido como un ejemplo claro de ese mecanismo de persecución política
moderna conocido como Lawfare.
La
llegada de Lula al Gobierno, en una versión más moderada que en sus dos
presidencias anteriores, será de todos modos un cambio de 180 grados con
respecto al cuatrienio de Jair Bolsonaro, quien termina su presidencia con la
triste medalla de no haber visitado nunca al Papa, pese a la enorme cantidad de
creyentes que existen en la tierra carioca.
Las
coincidencias entre Francisco y Lula no solo se limitan a temas como la
preocupación ambiental, especialmente luego de las conductas cercanas al
ecocidio de Bolsonaro, sino también en la necesidad de que América Latina
retome la senda integracionista conocida como la formación de la Patria Grande
sobre la que Jorge Bergoglio ya se ha pronunciado en decenas de oportunidades.
Además
de Lula, y más allá del primer aniversario del inicio de la guerra en Ucrania
que se cumplirá el 24 de febrero, parte de la atención está puesta en el
vínculo que el pontífice tendrá con la italiana Giorgia Meloni, a cargo del
Ejecutivo de su país desde octubre, y para quien el Papa ha pedido apoyo en
público más allá de lo que a priori parecen ser divergencias profundas.
"Cada
gobierno de la Unión Europea debe ponerse de acuerdo sobre cuántos puede
recibir, si no son solo cuatro países los que reciben: Chipre Grecia Italia y
España", reclamó Francisco en público a inicios de noviembre.
Los
acercamientos discursivos a Meloni, especialmente el pedido a Europa para que
sea solidario con Italia en tema inmigratorio, pareció haber pavimentado el
camino para una futura cumbre bilateral, que también debería ser vista de forma
lógica dada la cercanía física entre Casa Santa Marta y la sede del Gobierno
italiano. Un encuentro que, cuando se dé, será sin dudas de profundas
implicancias no solo para Italia, sino también para Europa y su modelo de
gestión migratoria.
Publicado
por Religión Digital
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