Entrevista | Silvina Pérez/VN
Historia de un embajador de paz
Entrevista
con Zakia Seddiki, viuda de Luca Attanasio, el embajador de Italia en la
República Democrática del Congo asesinado en un atentado en 2021 mientras
atravesaba una de las zonas más peligrosas del país para visitar un proyecto
escolar en una aldea.
Era
el 22 de febrero de 2021 cuando el embajador italiano Luca Attanasio perdió la
vida en una trágica emboscada en la carretera entre Goma y Rutshuru, al este de
la República Democrática del Congo. Tenía 42 años y era uno de los embajadores
italianos más jóvenes del mundo. Attanasio no era sólo un hombre de paz, sino
también un hombre de fe, cuyo testimonio comenzó en el oratorio de Limbiate y
continuó en los encuentros de Taizé. Una persona decente, un soñador que miraba
el mundo como si fuera un hermoso jardín, humilde y sensible: así lo describe
su esposa Zakia Seddiki, fundadora y presidenta de "Mamá Sofía", una
institución que pretende mejorar la vida de las mujeres y los niños con
dificultades de la República Democrática del Congo con proyectos en los ámbitos
de la salud, la educación y el acceso al agua. También se convirtió en una
Fundación en Italia", cuenta a "L'Osservatore Romano" en esta
entrevista, "en el aniversario del bárbaro atentado, como un mensaje de
renacimiento para defender el valor de la paz en memoria de Luca, hombre y
diplomático". La desaparición de Attanasio, como la del escolta carabinero
Vittorio Iacovacci y el conductor congoleño Mustapha Milambo, nos recuerda que
hay una Italia que trabaja en África y para África, lejos de los focos de la
actualidad y a menudo olvidada por la política y la información.
Han
pasado casi dos años desde que Luca fue asesinado. ¿Qué recuerdos tiene de la
República Democrática del Congo?
A
pesar de todo, fue una buena experiencia para nosotros, tanto personal como
profesionalmente. Viviendo en el campo, tuvimos la oportunidad de entablar
relación con muchas personas y compartir con ellas momentos felices, y también
dolorosos. Evidentemente, lo sucedido cambió nuestras vidas, pero el pueblo
congoleño, que no tiene la culpa, permanecerá siempre en mi corazón y trabajaré
aún más para estar cerca de los más débiles. Como Luca hubiera querido.
¿Qué
significó para Luca ser embajador en un país con una historia tan turbulenta?
¿Cómo experimentó este servicio?
Vivía
este servicio como una oportunidad de crecimiento humano y profesional, también
porque era la primera vez que ejercía de embajador y, por tanto, sentía una
gran responsabilidad. Estaba lleno de entusiasmo y motivación. Y debo decir que
lo que también le ayudó mucho fue haber experimentado esa realidad estando con
su familia. Fue todo un reto, porque hacía un par de años que no había
embajador en el país, así que Luca tuvo que trabajar mucho, sobre todo para devolver
la seguridad a los italianos que vivían allí. Llegó con espíritu positivo, aun
conociendo las complejidades del país, donde el sufrimiento es rampante.
En la biografía oficial “Luca Attanasio, storia di un ambasciatore di pace”, del periodista Fabio Marchese Ragona, con quien usted colaboró, dice que su marido "era el embajador cuyo número de teléfono tenía todo el mundo". ¿Cuál era su mejor cualidad?
Sabía
escuchar bien a la gente y también tenía la fuerza de unirla. Luca siempre
encontraba la manera de unir a la gente, hacía síntesis y siempre conseguía
cosas buenas. Además, era alegre e, incluso en situaciones difíciles, conseguía
afrontarlas positivamente, llevando a cabo su delicada tarea sin dejar de ser
siempre él mismo. Utilizó bien su trabajo de diplomático para ser útil a los
demás.
¿En
qué medida influyeron en la formación de Luca la asistencia al oratorio, la
parroquia y su vivencia de la fe?
En
mi opinión influyeron mucho, porque esas enseñanzas le acompañaron incluso de
adulto y las puso en práctica. Luca siempre se mantuvo en contacto con su
párroco y con las personas que frecuentaban con él el oratorio y la iglesia de
Limbiate. Luego, en la República Democrática del Congo, se encontró hablando y
escuchando a menudo a los misioneros italianos repartidos por el país que, con
pocos medios, hacen grandes cosas. También aquí los escuchaba con gran atención
e intentaba comprender cuáles eran sus necesidades.
¿Qué
tipo de país encontrará el Papa Francisco?
Encontrará
un pueblo que tanto necesita su mensaje de esperanza y paz. Encontrará mucho
entusiasmo y gran expectación por parte de todos. Seguramente encontrará ojos
de personas que sufren, ojos que ya no tienen lágrimas por lo que están
viviendo. Encontrará un pueblo al que no dejará solo, que necesita esta mano
segura que le acompañe hacia el futuro, porque está viviendo una guerra entre
guerras olvidadas. Y estoy segura de que, rezando junto a estas personas, el
Papa les dará esperanza y quizás incluso cambie los corazones de muchos para
que vuelvan a vivir en paz. ¡Feliz misión!
Publicado
por Vatican News
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