Mundo | Miguel Ángel Malavia/VN
El otro drama de las víctimas de la mutilación genital
femenina: “Necesitamos que alguien nos diga que no estamos solas”
Más
de 200 millones de mujeres han padecido esta lacra y cuatro millones de niñas
la sufren cada año.
Mundo
Cooperante y Save a Girl Save a Generation reclaman apoyo para las
supervivientes que huyen a Europa.
En
España hay “más de 70.000 mujeres que provienen de regiones en las que esta
práctica está ampliamente extendida”.
Este
próximo lunes 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero
con la Mutilación Genital Femenina. Con el fin de concienciar sobre las
consecuencias de esta lacra que sufren millones de niñas y jóvenes en muchos
países de todo el planeta, las entidades Mundo Cooperante y Save a Girl Save a
Generation (Salva una niña, salva una generación), con el apoyo del Ministerio
de Igualdad, organizaron ayer en Madrid la jornada participativa ‘Lazos de
confianza: buenas prácticas para el diálogo y el apoyo a supervivientes de
mutilación genital femenina’.
En
el encuentro participaron profesionales del sector socio-sanitario, periodistas
y diferentes expertas comprometidas en el Programa Europeo Chain. Un espacio,
en definitiva, “para compartir experiencias y buenas prácticas entre
profesionales a la hora de hablar y abordar estas prácticas nocivas desde
el respeto y la empatía, y poniendo siempre el foco en las supervivientes”.
Muchos
casos ocultos
A
la hora de ofrecer datos ilustrativos, aunque se lamentó que es muy difícil
tener una cifra exacta por los muchos casos ocultos, se estimó que “más de 200
millones de mujeres en el mundo viven hoy con las secuelas de la mutilación
genital femenina”. Al año, “cuatro millones de niñas sufren la amputación total
o parcial de sus órganos genitales, una experiencia que acarrea terribles
consecuencias, tanto físicas como psicológicas, y que las marcará de por vida”.
Además, “en España hay más de 70.000 mujeres que provienen de regiones en
las que esta práctica está ampliamente extendida”.
Con
el fin de ofrecer testimonios en primera persona, ambas entidades compartieron
las experiencias de “supervivientes” de este crimen machista. Hoy son “mujeres
empoderadas y resilientes”, pero no lo tuvieron fácil. Ni siquiera cuando
consiguieron escapar de los entornos que las oprimían: “Al salir de sus
comunidades y llegar a un país nuevo se encuentran con muchas
dificultades: desconocimiento del idioma, de la cultura, miradas que las
juzgan… Un sesgo ideológico por parte de las instituciones y los
profesionales al que tienen que hacer frente solas en muchas ocasiones”.
Espacios
seguros
De
ahí la petición de Mundo Cooperante y Save a Girl Save a Generation para “crear
espacios seguros, en los que puedan hablar y ser escuchadas, así como contar
con personas y profesionales que las ayuden en el proceso”.
Sulekha
Ismail, superviviente y hoy comprometida con el cambio en Save a Girl Save a
Generation), lamentó que “falta apoyo por parte de los gobiernos y
ayuntamientos en aras de avanzar hacia un cambio. Las mujeres que llegan
mutiladas sienten que se las trata de forma diferente. Buscan y necesitan
apoyo psicológico, que alguien les diga que no están solas, que pueden salir
adelante, que entre todos podemos hacer un cambio”.
La
figura de un mediador cultural
Koumba
Sylla, facilitadora intercultural, explicó que “las supervivientes necesitan a
alguien que las acompañe, que les explique y traduzca lo que quieren comunicar;
necesitan la figura de un mediador cultural. Porque este es un tema tabú para
muchas mujeres. Sienten vergüenza al hablar de ello y resulta mucho más
sencillo tratarlo con una compañera en entiende tu situación”.
Por
su parte, la pediatra Inmaculada Su Giralt reivindicó que “los protocolos de
intervención sirven si se utilizan adecuadamente. Sirven para el viaje, para
que las niñas nacidas aquí viajen a los países de origen de sus familias y
vuelvan sin mutilar. Pero no podemos usarlos justo en el momento antes del
viaje. Es esencial que, desde el primer día en consulta, hables con los padres
sobre el protocolo y su compromiso, les dejes espacio para que lo reflexionen,
para que te pregunten lo que necesiten. Cuando consigues convencerles de
verdad, ellos mismos van a convencer a su familia en el país de origen, y van a
ser también defensores de los derechos de estas niñas a todos los niveles, no
solo en lo que se refiere a la mutilación genital, sino también en otros temas
como el matrimonio forzado o las oportunidades de estudio”.
Intervención
y prevención
Soledad
Sánchez Hernández, trabajadora social en atención primaria, insistió en esta
vía: “El problema está en la intervención más que en la prevención. Los
protocolos guían el camino, pero lo que tenemos que aprender es a intervenir,
ya que se interviene poco por falta de formación. Faltan cursos sobre la
mutilación genital y que se reconozca como violencia de género”.
La
periodista Lucía Mbomío llamó a la responsabilidad de los medios. Eso sí, “sin
perpetuar la narrativa única. La narrativa de dolor no es lo único que define a
las mujeres supervivientes. Revictimizamos en muchas ocasiones a las personas a
las que estamos entrevistando”. De ahí la necesidad de “ir más allá de su
condición de víctimas” y resaltar su compromiso como “agentes de cambio” por
la erradicación de esta lacra y, en general, por el empoderamiento de la mujer.
Publicado
por Vida Nueva
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