Nuestra Fe | VN
Semeraro: Santa Rita
"graduada en el amor", modelo de alegría para todos
Homilía del Cardenal Prefecto
del Dicasterio para las Causas de los Santos en el solemne pontifical por la
fiesta litúrgica de la Santa de Casia: "Difundió la paz amada y perseguida
como bien supremo, el amor fraterno y sincero, la confianza en Dios".
Una mujer, una santa, marcada
por el sufrimiento, pero todavía hoy, después de siglos, modelo de alegría para
todos los creyentes. Así recuerda el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del
Dicasterio para las Causas de los Santos, a Rita de Casia, santa
"universalmente conocida, amada e invocada", cuya memoria litúrgica
la Iglesia celebra hoy 22 de mayo. El Cardenal presidió el solemne oficio
pontificio en el Santuario, seguido de la Súplica y la Bendición de las Rosas.
Palabras
dulces como la miel
Al comienzo de su homilía, el
Cardenal reveló que había preparado la celebración tomando del Archivo del
Dicasterio el volumen de la Positio super virtutibus impreso en 1897 para la
canonización de Santa Rita, que resume su historia, comenzando por la
referencia a las abejas, presente desde el principio en la tradición ritiana.
"Las abejas, girando sobre su boca, predijeron que sus palabras serían
dulces como la miel. Inmediatamente después, el himno recuerda cómo entró,
ejemplarmente, en los diferentes estados de la vida cristiana: conyugal, viudez
y vida consagrada". Luego está el recuerdo del milagro de la
estigmatización: "El Crucificado respondió a su oración dándole una de las
espinas de su corona", recuerda Semeraro. Rita, dijo un testigo,
"concibió un verdadero deseo de formar parte de aquellos dolores que Jesús
quiso sufrir por amor a nosotros".
Las
palabras de Juan Pablo II
El Cardenal recuerda a
continuación lo que escribió Juan Pablo II con motivo del VI centenario del
nacimiento de la Santa: "El signo de la espina, más allá del sufrimiento
físico que le causó, fue en Santa Rita como el sello de sus sufrimientos
interiores; más aún, fue la prueba de su participación directa en la Pasión de
Cristo", afirmó el Pontífice polaco. Y también: "Los estigmas que
brillan en su frente son la autentificación de su madurez cristiana. En la Cruz
con Jesús, ella se ha graduado en cierto modo en ese amor, que ya había
conocido y expresado de modo heroico entre los muros de su casa y en su
participación en los acontecimientos de su ciudad", como dijo a los
devotos de Santa Rita recibidos en mayo de 2000.
Sufrir por
amor
"¡Graduada en el
amor!", una imagen verdaderamente eficaz: "El Señor concedió a Santa
Rita la gracia de llevar en el corazón y en la frente los signos del amor y de
la pasión de Cristo", afirma Semeraro. A continuación, cita un libro del
padre Agostino Trapè, en el que el agustino escribe que la estigmatización
"fue el vértice de la vida mística de santa Rita y su contemplación nos
introduce en el aspecto más sublime y al mismo tiempo más difícil de su
mensaje, el del sufrimiento: sufrimiento pedido y obtenido por
'compasión'". Estas palabras se ven confirmadas por el testimonio de un
testigo en el proceso de canonización, que afirmó que Santa Rita "sacaba
su caridad hacia el prójimo del corazón de Jesús, a quien quería parecerse en
todo". Mientras que otro testigo decía: "El amor de Nuestra Beata a
Dios no era ocioso, sino operativo y modelado en la caridad de
Jesucristo". Un testimonio unánime, por tanto, para la Santa que es
símbolo de sufrimiento, de caridad, pero también de alegría. Esa alegría que,
subraya Semeraro, durante mucho tiempo estuvo ausente de la predicación
cristiana.
Llena de
alegría
A pesar del "amargo
sufrimiento" que le causó la estigmatización, Rita de Casia "estaba
siempre llena de alegría. No hablo sólo de los sufrimientos físicos, sino también
de otras humillaciones ligadas al signo de la herida de la pasión", afirma
el responsable del Dicasterio, citando de nuevo la Positio que explica cómo la
herida se convirtió en una llaga nauseabunda por la que "la Beata se
convirtió en el desprecio de las otras Monjas, que en el lenguaje de los
campesinos la llamaban Rita lercia, que significa sucia y asquerosa, y la
repugnaban". "Pero la Beata toda encendida por el amor de Dios, y
deseosa de ser semejante a Jesús Crucificado, no sólo sufría todo con
paciencia, sino que amaba aún las aflicciones y los desprecios", afirma el
cardenal.
"Spina spes gloriae":
según el padre Trapè, ésta es la frase que resume la vida de santa Rita.
"A pesar de los dramas y los dolores que acompañaron los acontecimientos de
su vida, tenía alegría en el corazón y la difundía a su alrededor... Difundía,
en efecto, la alegría del perdón disponible y generoso, de la paz amada y
perseguida como bien supremo, del amor fraterno y sincero, de la confianza
plena y filial en Dios, de la cruz llevada con Cristo y por Cristo",
concluye Semeraro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...