Reflexión | Miguel Ángel Munárriz/FA
El Tesoro: El Reino
Mt
13, 44-52
«Y,
lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo»
La
clave de la parábola del tesoro escondido en el campo está en la expresión
“lleno de alegría”. El hombre que descubre el tesoro lo vende todo sin ningún
pesar; renuncia encantada a unas cosas porque ha encontrado otras mucho mejores.
Y está feliz. Y ése es el modelo profundo del seguimiento de Jesús. No se trata
de sacrificarse en busca del premio final. No, no se trata de eso, sino de
vivir la dicha de haber descubierto un tesoro ante el cual todo lo demás deja
de tener interés.
¿Pero
cuál es ese tesoro de tanto valor?... El tesoro es el Reino, y el Reino es ante
todo el conocimiento de Abbá, que nos lleva a superar los miedos ancestrales
que siempre han atenazado al ser humano: el miedo a Dios, el miedo al pecado,
el miedo a la muerte. El Reino es también el conocimiento de nuestra condición
de Hijos invitados a estar en las cosas de nuestro Padre; a colaborar con Él en
la culminación de su proyecto de fraternidad universal que hemos visto en
Jesús. Por eso el Reino es el mejor estímulo para vivir con sentido y mirar con
esperanza nuestro destino
En
el Reino rige la fraternidad, el perdón, la dignidad, la austeridad… Estar en
el Reino es disfrutar de la satisfacción íntima de sentirse hermano de todos,
de ayudar a los que nos necesitan, de estar siempre del lado de las víctimas,
de perdonar las ofensas que recibimos, de vivir con lo necesario, de compartir
lo que tenemos con los que no tienen, de no derrochar los talentos que Dios ha
invertido en nosotros… Es disfrutar de la satisfacción de dar sentido a nuestra
vida esforzándonos en ese proyecto apasionante con el que los cristianos nos
hemos comprometido; deleitarse con el compromiso apasionado con la misión, y la
confianza que nos da el trabajar en semejante proyecto…
Cometemos
un gran error si concebimos el Reino como renuncia. El Reino es buena Noticia,
es sabiduría de la vida, es fiesta, cosecha, abundancia, y solo nos pide
renunciar a lo que estropea nuestra vida…
Pero
son tan inmediatos los goces que nos ofrece el mundo —consumo, confort,
riqueza, prestigio, poder, bienestar, diversión— que su propuesta de vida nos
parece la más lógica para alcanzar la felicidad que buscamos. Pero Jesús nos
dice que hay mucho más; que somos Hijos y que no podemos conformarnos con
menos. Y no sólo lo dice, sino que lo muestra con su vida. También quienes han
creído en él y le han seguido de verdad, nos muestran con su vida que hay
tesoro; que merece la pena; que cuando se encuentra, todos esos valores que
tanto nos fascinan, palidecen.
Descubrir
el Reino es descubrir a Jesús: el hombre que encontró el tesoro y lo vendió
todo por conseguirlo. Como decía Ruiz de Galarreta: «Jesús es la clave, es el
tesoro, es el Reino, y por eso creemos que toda catequesis debe girar en torno
al conocimiento de Jesús, para que nos llegue a fascinar, para que nos arrastre
a seguirle y a imitarle».
Publicado
por Feadulta.com
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