Convivencia | Paolo Ondarza
La fuerza del perdón
disuelve los miedos y crea fraternidad
Cuarto y último día en Sudán del
Sur para el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, quien llegó a Juba
el lunes pasado. Esta mañana la acogida en Rumbek, en el Estado de los Lagos,
luego la misa por la paz y la reconciliación
"Es hora de pasar
página", de dejar espacio a la justicia y la paz. El cardenal Pietro
Parolin, en Rumbek, Sudán del Sur, citó al Papa Francisco y pronunció palabras
llenas de esperanza durante la misa por la reconciliación y la paz. En el Señor
Jesús, que tras su muerte en la cruz se levantó en medio de los atemorizados
discípulos y les dijo "la paz esté con ustedes", todo temor puede
transformarse. Hoy esas palabras, continuó el cardenal, "se dirigen a
nosotros".
La
tentación de las armas y la fuerza del perdón
La ausencia de justicia y de
paz, observó el Secretario de Estado, genera "miedos y sentimientos de
impotencia": cuando prevalece el miedo, se sucumbe a la tentación de
"poner más confianza en las propias armas que en el poder del perdón",
de confiar "más en nuestros propios medios que en la transformación que
viene del Señor resucitado", se es incapaz de comprometerse por la
justicia y la paz y de construir una comunidad más fraterna, crecen las causas
de la discordia, como las desigualdades económicas, se cede a la ira, la
desconfianza, el orgullo y el egoísmo.
"El miedo puede surgir
también de nuestro interior, de la realidad del pecado, pero Cristo ha
expulsado el pecado, ha vencido el miedo, ha revelado el amor perfecto",
dijo el cardenal Parolin, apelando a la comunidad eclesial que "forma
parte de la sociedad humana y lleva consigo las mismas dificultades y
contradicciones".
Somos
Iglesia al servicio de la reconciliación
"La Iglesia es la esposa de
Cristo, no una agencia humanitaria ni una empresa", prosiguió el
purpurado: "Formamos parte de la Iglesia porque Dios nos ha llamado,
confiándonos el ministerio de la reconciliación".
De hecho, uno no se convierte en
miembro de la Iglesia por reclutamiento, como en una oficina, o por asignación
a proyectos en educación o sanidad. "Somos servidores del Evangelio – dijo
el cardenal Parolin – y nos pertenecemos unos a otros por nuestra fe cristiana,
independientemente de nuestro origen o tribu de procedencia".
El perdón,
clave de la justicia y de la paz
Cualquier daño hecho a una sola
persona, "a un hermano o a una hermana, daña a toda la sociedad",
prosiguió el purpurado instando a renunciar a la violencia como medio para
resolver las diferencias:
“Es el
perdón, obtenido por Cristo en la cruz, la clave de la justicia y de la paz, la
no violencia el único camino para superar las divisiones en el seno de una
comunidad”
A continuación, el cardenal
Parolin recordó – citando las palabras del Papa Francisco durante su visita a
Sudán del Sur el pasado mes de febrero – que haciéndose pequeños y dejando
espacio al prójimo en el que se reconoce a un hermano, se llega a ser grande a
los ojos del Señor.
Familias
cristianas y ministros altruistas
Fuerte fue su llamamiento a
abandonar los ídolos del honor y del prestigio personal, a ir más allá de las
diferencias y divisiones dictadas por la pertenencia a grupos étnicos. Ser
Iglesia – añadió el cardenal Parolin – no significa sólo haber recibido de una
vez por todas el bautismo o participar pasivamente en alguna celebración.
De ahí la exhortación a recibir
con frecuencia los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, a
valorar el compromiso cristiano en el matrimonio o en la vida consagrada:
“La familia
es la primera escuela de la sociedad y la vida religiosa es vital para la
misión de la Iglesia, llamada a servir y no a mandar”
El coraje
de la paz
"Sean valientes", dijo
el secretario de Estado: "Este es el momento de comprometerse, veo su
entusiasmo, su potencial y el deseo de ponerse en juego". La celebración
eucarística estuvo animada por cantos y danzas tradicionales.
Ciudadano
de Sudán del Sur
Nada más bajar del avión esta
mañana en Rumbek, el cardenal Parolin fue recibido entre aplausos y honrado por
los habitantes de la diócesis con muestras de afecto y coronas florales.
Interrogado por un periodista, el purpurado expresó inmediatamente su alegría
por encontrarse de nuevo en el país:
“Me estoy convirtiendo en
ciudadano de Sudán del Sur. Siempre es un placer estar aquí", dijo,
señalando que su viaje seguía la estela de la visita ecuménica realizada por el
Papa Francisco el pasado mes de febrero con el arzobispo de Canterbury y el
moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia "para promover,
fortalecer y alentar el proceso de paz, reconciliación y pacificación en Sudán
del Sur".
A continuación, el cardenal
secretario de Estado recordó que ya había estado – el pasado martes con motivo
del día de la Asunción de María – en Malakal, un lugar donde "el problema
de los desplazados y refugiados es muy crítico". A continuación, explicó
que había aceptado con alegría la invitación del obispo de Rumbek para visitar
su diócesis para un "momento de fe, oración y comunión en la
Iglesia".
A su llegada a Juba el 14 de
agosto, el cardenal Parolin se reunió con el presidente sudsudanés, Salva Kiir,
y le entregó un mensaje del Papa Francisco. Según fuentes del gobierno local,
juntos discutieron "una amplia gama de temas relacionados con la
implementación de la paz y la preparación del país para las elecciones generales
del próximo año". El cardenal secretario de Estado invitó al pueblo de
Sudán del Sur "a abrazar el espíritu de paz y reconciliación para
construir una sociedad armoniosa en el país".
También en Juba, el lunes por la
tarde, en la catedral de Santa Teresa, el cardenal Parolin, con el Consejo de
Iglesias de Sudán del Sur –organismo que reúne a representantes católicos,
presbiterianos, pentecostales y episcopales – y después con la juventud
ecuménica y con los niños del país, plantó algunos árboles como signo de paz,
de esperanza y de unidad para las generaciones futuras.
En Malakal, donde el cardenal
secretario de Estado dijo conocer personalmente el grave problema de los
refugiados, rezó por el fin de la venganza: "El mal – dijo – no tiene la
última palabra". Antes de Sudán del Sur, recordamos, Parolin visitó Angola
del 11 al 13 de agosto.
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