Mundo | Benedetta Capelli
Krajewski: Tierra Santa pide una paz estable y
auténtica
La misión del limosnero del Papa está llegando a su
fin, la jornada de ayer estuvo marcada por varios momentos de oración con la
comunidad cristiana de Nazaret: aquí se necesita no sólo un alto el fuego sino
la concordia entre todos
"He sido enviado a Tierra Santa por el Santo
Padre para representarle en estos lugares bíblicos, donde los cristianos rezan
por la paz. He sido enviado a rezar con ellos en nombre del Papa". El
cardenal Konrad Krajewski, que ha llegado casi al final de su misión, resume el
significado de estos días pasados al lado de los que sufren entre Jerusalén,
Belén y Nazaret. Fue en esta última ciudad donde pasó el día de ayer, 26 de
diciembre, cuando la iglesia conmemora el martirio de San Esteban y donde hay
una gran comunidad cristiana.
Una invocación
a la paz
De Jerusalén a Nazaret, unos 200 km, el cardenal se
dirigió a la Basílica de la Anunciación junto con el párroco de Gaza para un
"tiempo de oración silenciosa". Krajewski habla de una oración
susurrada y sentida por la paz, unida a Francisco y a los cristianos de todo el
mundo. Una oración que luego se hizo "carne", convirtiéndose en voz
en la celebración de la Misa y el rezo del Ángelus. Una invocación -dice-
elevada junto a monjes y cristianos de otras confesiones. Luego la visita a
algunas comunidades religiosas como las Hermanas de la Sagrada Familia de
Nazaret y los Fatebenefratelli, los hermanos pertenecientes a la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios, que dirigen un gran hospital en la ciudad de
Jesús.
Justicia y paz
Por la tarde, la oración tuvo como telón de fondo el
Monte de las Bienaventuranzas, a orillas del lago Tiberíades. Aquí la reflexión
estuvo marcada por el Sermón de la Montaña de Jesús y, en particular, por el
versículo: "Bienaventurados los que trabajan por la paz...".
"Allí -informó el cardenal Krajewski- rezamos por la paz con estas
palabras: 'Oh Dios, tú has revelado que los pacíficos serán llamados tus
hijos'. Pedimos a Dios: concédenos buscar esa justicia que es la única que
puede garantizar una paz estable y auténtica. Ahí rezamos por esta paz: estable
y auténtica. No sólo de un alto el fuego, sino de poner paz en nuestros
corazones y entre nosotros. La tierra de Gaza necesita paz".
Hoy para el limosnero el encuentro con las Hermanas
Misioneras de la Caridad en Jerusalén con la condición del sufrimiento por las
tres hermanas que están en la Franja de Gaza y de las que no tienen noticias.
Por la tarde, Krajewski regresará al Vaticano con la certeza, después de este
viaje, de que la oración "es el aliento del alma", como ha dicho
varias veces Francisco. Un alma que hoy sufre a causa de las guerras que
conmocionan al mundo y que, como ha recordado el Papa en los últimos días,
causan "miseria y hambre". La oración por Jesús, Príncipe de la Paz,
puede hacer mucho para cambiar los corazones e infundir así una nueva
"humanidad".
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