La Escuela
Económica | Esteban Delgado (@estebandelgadoq)
Lectura “cuantitativa” a las elecciones
presidenciales
En
las recientes elecciones presidenciales hay, como es lógico, ganadores y
perdedores. Pero se da el caso, dadas las características de la votación, en
que hasta los ganadores deben reflexionar, debido a que, aun ganando, el apoyo
recibido no fue el esperado.
Aquí
algunos casos a considerar. En la elección del nivel presidencial la abstención
aumentó, incluso más que en los comicios de 2020 cuando había una pandemia que
justificaba la baja participación. Ese año la abstención fue de un 44.7%,
mientras que ahora, en 2024, fue de un 45.7%.
En
el caso del presidente candidato Luis Abinader, es cierto, ganó con un 57.4% de
los votos válidos emitidos. Pero en términos absolutos logró 2,503,514 (99.96%
de colegios computados), es decir, apenas 350,000 votos más de los que obtuvo
en 2020.
De
hecho, ganó por la abstención, pues, en caso de que los niveles de
participación hubieran sido como el promedio de las elecciones anteriores a la
pandemia (70%), el mandatario habría necesitado por lo menos 2,780 votos para
alcanzar el 50% más uno.
Otro
elemento interesante es el relacionado con la oposición política, donde se puso
de manifiesto la mayor abstención. Si bien el 2020 el entonces oficialista PLD
se había dividido, entre ese partido y la Fuerza del Pueblo, recién creada por
Leonel Fernández, obtuvieron en conjunto 1,902,271 votos.
Sin
embargo, para estas elecciones de 2024, sin pandemia, los dos partidos PLD+FP
alcanzaron solo 1,709,363, es decir, en lugar de aumentar, lo que hicieron fue
bajar en 192,908 votos. La abstención de la oposición fue mucho mayor, ya que
no solo no crecieron con respecto a 2020, sino que, por el contrario, bajaron
casi un 10% en el número de votantes.
Se
podría decir que Fernández es el gran beneficiado de la oposición, ya que en
2020 sacó 365,230 votos, mientras que ahora obtuvo 1,256,825. Sin embargo, eso
no puede ser un triunfo para él, pues solo basta con recordar que, en 1996,
hace 28 años, obtuvo más de esa cantidad de votos (1,466,382) cuando ganó en
segunda vuelta. Incluso, en la primera vuelta, ese mismo año alcanzó 1,130,523,
por lo que los obtenidos ahora, 28 años después, no deberían serles de
satisfacción.
Otro
caso es el de Abel Martínez como candidato presidencial del PLD (un partido que
ha gobernado el país en cinco ocasiones). En las elecciones 2020 ese partido
sacó un 37.4%. Ahora, cuatro años después bajó a 10.4%, con apenas 452,538. Esa
cantidad de votos a nivel nacional es menor a los 477,232 votos que obtuvo el
reelecto senador en la provincia Santo Domingo, Antonio Taveras Guzmán; un
candidato que, dicho sea de paso, no es de los más populares del oficialista
PRM y, aun así, en una sola de las 31 provincias más el Distrito Nacional,
logró más votos que Abel Martínez y el PLD en toda la geografía nacional.
Y
ya que estamos en el nivel senatorial, el PRM debe estar en reflexión con el
resultado de las votaciones en el Distrito Nacional. Yendo un poco hacia atrás,
a nivel municipal, en las elecciones del 18 de febrero, el PRM ganó mucho a
poco la Alcandía con Carolina Mejía a la cabeza, así como la mayor de las
regidurías de esta demarcación.
Luego,
en las elecciones presidenciales y congresuales del pasado 19 de mayo, a nivel
presidencial, Luis Abinader ganó cómodamente, también mucho a poquito, en el
Distrito Nacional. En tanto que, en el nivel de diputados, el PRM obtuvo 13 de
los 18 legisladores a elegir, es decir, el 72% de las curules.
Sin
embargo, en el nivel senatorial, único en el que el PRM no llevó a un perremeísta
como candidato, ya que decidió imponer a Guillermo Moreno en una alianza, ese
partido y el candidato perdieron mucho a poquito frente a Omar Fernández, el
aspirante de la Alianza (FP-PLD-PRD) en el Distrito Nacional.
Si
se toma en cuenta que en el Distrito Nacional el PRM ganó todos los niveles de
elección, menos el de senador, único donde no llevó a un perremeísta, entonces
hay que concluir que muchos miembros o simpatizantes de ese partido simplemente
fraccionaron y votaron en contra de Moreno.
Esos
son solo algunos datos “cuantitativos” y también “cualitativos” sobre los que
políticos y partidos deben reflexionar.
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