Diálogo Interreligioso | Tiziana Campisi
La Iglesia en Trieste quiere
ser un laboratorio de paz y diálogo
En su saludo
al Pontífice, al término de la celebración eucarística, última cita con los
fieles en la capital juliana, el prelado dijo que el compromiso de su diócesis
es "participar con determinación en la construcción de relaciones
diferentes entre pueblos y países" y cuidar de los más vulnerables.
Cientos de cartas de ancianos y niños entregadas al Pontífice
Al final de la
misa celebrada en la Plaza Unidad de Italia, el obispo de Trieste, monseñor
Enrico Trevisi, agradeció al Papa su visita:
“A través de
usted hemos saboreado formar parte de la gran familia de Dios, ser partícipes
del gran designio del Padre que nos quiere a todos hermanos”
"Gracias,
hvala", añadió, utilizando las dos lenguas más habladas en la diócesis, el
italiano y el esloveno, y subrayando que la ciudad de Trieste "se ha
construido gracias a la contribución de muchas culturas y muchos pueblos, pero
también de mucho sufrimiento y violencia", por lo que hoy quiere
"asumir el reto de ser un laboratorio de paz y diálogo también para otras
tierras todavía desgarradas por tensiones y guerras".
El prelado
pidió la intercesión de los "mártires Francesco Bonifacio, Mirolslav
Bulešić, Lojze Grozdè (un italiano, un croata y un esloveno)", precisando
que "partiendo del Evangelio, también a través del diálogo ecuménico e
interreligioso", los fieles quieren "participar con determinación en
la construcción de relaciones diferentes entre los pueblos y los países".
Atención a los más vulnerables
Monseñor
Trevisi entregó al Pontífice cientos de cartas de ancianos y niños recogidas
por la diócesis – "son como tantas 'caricias', gestos de afecto y ternura
que salen de ellos" – y donó "una reinterpretación moderna de la imagen
de Nuestra Señora de la Salud (creada por el pintor Amedeo Brogli) a la que los
triestinos son particularmente devotos".
El prelado
dijo también que la Iglesia en Trieste quiere comprometerse, "en la
escuela de María", a "velar por los hermanos y hermanas más
vulnerables, para acompañarlos en sus luchas". Y pidió finalmente
bendiciones para toda su diócesis y en particular sobre los enfermos,
"sobre todos los ancianos para que experimenten siempre la alegría de ser
familia de Dios". Asimismo, sobre las nuevas generaciones, sobre los matrimonios
jóvenes y las familias, y de nuevo "sobre todos los pobres y sobre todos
los emigrantes", para que "sean acogidos como amados de Dios y no
como amenazas". Y por los presos, que ayudaron a realizar los dos mosaicos
del altar montado para la celebración papal.
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