Espiritualidad | Alcedo A. Ramírez
“La Mies es Abundante, pero los
Trabajadores son Pocos”
Todavía resuenan en nuestros oídos la dramática situación presentada en el título de esta
colaboración, así como la injusta,
insolente y perversa declaración de los fariseos, quienes presentaban el
milagro de la expulsión de un dominio de
un mudo, para que él pudiese recuperar el habla, como un poder proveniente del jefe de los demonios. Asimismo, los
pueblos siguen dando la espalda a Dios, incumpliendo sus leyes, mandatos y
normas, porque sus dirigentes insisten en crearse ídolos falsos, mientras la
gente sencilla se mantiene confiando en el Señor y esperando la intervención de
Dios en la historia.
Los
muchos fariseos que en los actuales
momentos, a través de toda la historia, pululan en todas las regiones del
mundo, continúan con sus ataques
permanentes a Cristo Jesús, a su Iglesia, sus ministros y fieles, llegando hasta el límite de sacrificar sus vidas,
con el fin explícito de conservar un poder que creen tener, pero que se sienten
amenazados por la independencia, apego a la verdad, a la justicia, el amor y la
promoción de la paz, que todos los cristianos del mundo enarbolamos como
nuestra bandera y protocolo de acción, responsable y sana.
En la
Fiesta que celebramos hoy en la Iglesia Universal podemos ver el ejemplo
real de lo manifestado en el párrafo anterior. San Agustín Zhao Rong y Compañeros Mártires, quienes eran fieles
cristianos de China, pero que sufrieron un cruento martirologio, por las intolerancias y persecuciones que
desde siempre han experimentado los
seguidores y discípulos de Jesucristo en esa gran nación milenaria, pero
cuya cultura no permite la existencia de otra autoridad o deidad que no sea el
emperador o, actualmente, el Jefe del Partido Comunista Chino. Éstos son
mártires del Siglo XIX, unos 122 en total, pero estamos seguros de que al día
de hoy esa cifra se ha incrementado de manera espantosa.
La guerra
contra los cristianos que se ha desatado en todo el mundo, desde siempre y
hasta ahora, no permite que los pueblos puedan acceder al Cristianismo y sus
enseñanzas de manera directa y fácil, por lo que continuamente los discípulos misioneros de Jesús son diezmados en
número, a la vez de restringidos en sus actividades y radios de acción. Así
las cosas, los Cristianos Comprometidos con sus Comunidades tenemos el deber y
la obligación de responder al llamado de Cristo Jesús, en el sentido de orar a Dios para que envíe más trabajadores
a la mies, al mismo tiempo que nos alistamos voluntariamente a dicho
ejercito salvador.
Aparte de la mies que hay que cosechar, las tareas que tenemos que realizar
los Cristianos no se limitan al trabajo en la mies, sino también que tenemos la
obligación y la responsabilidad de visitar
comunidades y pueblos, crear pequeñas comunidades de base, predicar la
Buena Nueva del Evangelio a todos los que nos encontremos en el camino, en los
hogares, las familias y los centros de recreo y trabajo. En fin, tenemos que
acudir a todos los rincones de nuestro país, para poder atender y proteger a todas las personas que están como ovejas sin
pastor.
Éste es el mayor reto que tenemos hoy los Cristianos Comprometidos con sus
Comunidades y al que debemos dar una respuesta efectiva y práctica. Cada uno
tiene la obligación de trabajar en sus
pequeñas comunidades, sectores, viviendas familiares y centros de diversión
y trabajo, para llevar el mensaje de la
Nueva Evangelización, sin tregua ni temor, con la seguridad de que Cristo
está con nosotros, a través de la compañía del Espíritu Santo, cubiertos por el
manto protector de La Virgen de la Altagracia.
Teniendo presente a San Agustín Zhao Rong y Compañeros Mártires, resulta una
necesidad abocarnos a cumplir la
Voluntad de Dios. Amén.
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