Nuestra Fe | LFI
¿Qué es el
Sacramento de la Confirmación?
Como su nombre lo dice, el Sacramento de
la Confirmación es el que confirma y perfecciona las gracias
que recibimos en el Bautismo. A través de él, recibimos el don del
Espíritu Santo y quedamos vinculados más perfectamente a la Iglesia como sus
apóstoles para propagar y defender la Fe. El Sacramento de la Confirmación nos
da la madurez cristiana.
Así como el Bautismo, la Confirmación solo
se recibe una vez en la vida, ya que imprime en el alma una marca espiritual
indeleble. Esta marca es el carácter, es decir, el sello del Espíritu Santo.
Este carácter nos da fuerza y poder para confesar públicamente la fe de Cristo.
Al recibir el Espíritu Santo quedamos
comprometidos a luchar por la santidad, a hacer apostolado, a dar testimonio y
a darnos a los demás.
Origen de este
Sacramento
El día de Pentecostés – ocasión en que se fundó
la Iglesia – los discípulos se encontraban reunidos junto a la Virgen. Estaban
temerosos, no entendían lo que había pasado. De repente, descendió el Espíritu
Santo sobre ellos y a partir de ese momento entendieron todo lo que había
sucedido, dejaron de tener miedo, se lanzaron a predicar y a bautizar.
De esta forma, la Confirmación es “nuestro
Pentecostés personal”. La materia de este sacramento es el “santo crisma”,
aceite de oliva mezclado con bálsamo, que es consagrado por el Obispo los
Jueves Santos de cada año.
Las palabras que acompañan a la unción en la
frente y a la imposición individual de las manos son:
“Recibe por esta señal de la cruz el don del
Espíritu Santo” (Catec. no. 1300).
El ministro de este sacramento debe ser un Obispo
(sucesor de los apóstoles y quien posee el grado del Orden en plenitud), aunque
por razones especiales graves puede confirmar un sacerdote. No obstante, si una
persona está en peligro de muerte, cualquier sacerdote debe de administrar el
sacramento.
¿Quién puede
ser confirmado?
La edad para recibir este sacramento la marca el
Obispo del lugar; sin embargo, es preferible que se haya llegado al uso de
razón. (Cfr. Catec. no. 1307). En caso de peligro de muerte de un pequeño, debe
recibir este sacramento.
Para recibirlo se debe tener la
siguiente disposición:
- Ser bautizado
- Estar en gracia de Dios (confesado)
- Es necesario saber las verdades principales de la doctrina cristiana y
estar instruidos en lo que se refiere a este sacramento.
- Se debe manifestar el deseo de ser confirmado, haciendo uso de la
libertad de persona madura.
- Todo confirmado debe tener un padrino o madrina que lo ayude
espiritualmente, tanto en la preparación para recibir el Sacramento, como
después de haberlo recibido. Las condiciones para ser padrinos son las mismas
que para los de Bautismo.
Gracias que
nos da la Confirmación
1. Aumenta
la Gracia Santificante
2. Nos da
el Espíritu Santo con todos sus dones
3. Imprime
en nuestra alma el carácter de soldados y apóstoles de Cristo
Dones que trae
el Espíritu Santo en la Confirmación
* Sabiduría: Es la
perfección del saber en la acción y en la práctica de los Diez Mandamientos.
Perfecciona la virtud teologal de la Caridad.
* Entendimiento: Es el
don que nos ilumina, proyectando sobre las verdades reveladas una luz viva y
penetrante sin que esto quiera decir que nos da una comprensión clara y total.
Perfecciona la virtud teologal de la Fe.
* Ciencia: Es el
don que nos ayuda a ver las cosas naturales con visión sobrenatural. Gracias a
éste, descubrimos Su huella en la creación y valoramos debidamente los dones
temporales, sin poner excesiva confianza en ellos. Este don perfecciona la
virtud teologal de la Esperanza.
* Consejo: Es el
don que nos ayuda a decidir con acierto, a aconsejar a los otros fácilmente y
en el momento necesario, conforme a la voluntad de Dios. Nos impulsa a
consultar a Dios en la oración y a escuchar la voz de la Iglesia. Perfecciona
la virtud cardinal de la Prudencia.
* Fortaleza: Nos
ayuda a conseguir, a pesar de cualquier obstáculo, el bien moral. También nos
impulsa a vencer cualquier obstáculo y perseverar con paciencia en la Voluntad
de Dios. Perfecciona la virtud cardinal de la Fortaleza.
* Piedad: Este don
hace al alma sensible a todo lo que se refiere al amor de Dios. Nos da alegría
en el cumplimiento de los deberes religiosos. Perfecciona la virtud cardinal de
la Justicia.
* Temor de Dios: El temor
filial no se mezcla con el temor al castigo. Más bien nos impulsa e evitar todo
lo que puede ofender a Dios y a practicar todo lo que le es grato. Perfecciona
la virtud cardinal de la Templanza.
Fuente: Catholic.net
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