Comunicación | Lorena Leonardi
Contra las
"enfermedades espirituales" de los medios, comunicar sin gritar
El Secretario
de Estado presidió ayer una misa en la BasÃlica Vaticana para los participantes
en la conferencia internacional de comunicadores institucionales católicos, en
el marco del Jubileo de la Comunicación. Del cardenal la invitación a dejar a
las comunicades de trabajo libres y creativas, evitando las tentaciones de
erigirse en lÃderes, ser discÃpulos de los grandes medios de comunicación o
exponerse de forma narcisista.
Con la voz,
con la escritura, con las imágenes, "están llamados a contar", pero
sin ignorar nunca "el valor primario" de los demás, valiéndose de
palabras "adecuadas y nunca gritadas", velando por la
"confidencialidad, la magnanimidad" y la "discreción". AsÃ
operamos con responsabilidad en la comunicación, según el cardenal secretario
de Estado Pietro Parolin, que el 28 de enero, en memoria de santo Tomás de
Aquino, celebró una misa en la basÃlica vaticana para los participantes en la
Conferencia internacional de comunicadores institucionales católicos.
Organizado en el marco del Jubileo de la Comunicación, el evento finaliza hoy.
Dirigiéndose
desde el Altar de la Cátedra a aproximadamente 200 obispos, presidentes de las
Comisiones Episcopales para la comunicación y directores de las Oficinas de
Comunicación de las Conferencias Episcopales y familias religiosas, el cardenal
plasmó las ideas del Evangelio del dÃa - Jesús hablando de los escribas y
Fariseos - para rastrear los sÃntomas de algunas "enfermedades
espirituales" rampantes y sus respectivas "medicinas". “Creo que
a ninguno de nosotros le falta la humilde conciencia de reconocer que nuestro
corazón también puede verse afectado por tales enfermedades”, comentó,
refiriéndose a la hipocresÃa citada por Jesús en el pasaje.
La tentación de dominar a los demás
En primer
lugar, el Evangelio dice: "No te llames rabino: ten cuidado - advirtió -
porque quien tiene en su corazón el deseo de tener discÃpulos y, por tanto, de
ser llamado maestro, tiene en su corazón, tal vez incluso oculta por buenas
intenciones, el deseo de dominio sobre los demás." En particular, para
quienes trabajan dentro del sistema de medios de comunicación e incluso en las
redes sociales, este deseo es “no sólo un peligro obvio, sino también un
peligro siempre inminente”, dijo Parolin. Cuando se aspira a ser
"discÃpulos de los principales medios de
comunicación", podemos utilizarlos como una "autoexposición
narcisista", construyendo una percepción de nosotros mismos como maestros,
añadió. Pues bien, la "cura" que propone el Secretario de Estado es
recordar "siempre que hay un solo Maestro, el interior que es el EspÃritu
Santo, el que nos guiará a toda la verdad".
Todos somos hijos
El Evangelio
continúa diciendo: “A nadie en el mundo llamen Padre". “Todos somos hijos
- reflexiona Parolin - y, si lo pensamos bien, nuestros padres también fueron
hijos a su vez”. Hijo debe entenderse como "aquel que sabe reconocer que
su propio origen no está en sà mismo" y, en este sentido, lo que nos hace
"hijos" es el bautismo, que nos sumerge "en el misterio de la
muerte y resurrección de Dios". Jesús" al pasar “de la muerte a la
vida, de la vida según la naturaleza a la vida de los hijos de Dios”. Es a la
luz de esta filiación que todos somos hermanos y hermanas llamados no sólo a
"iluminar una realidad determinada" no sólo "de manera
veraz", sino a salvaguardar el misterio de la paternidad y de la filiación
reconociendo a las personas como hermanos y hermanas.
Comunidades de trabajo libres y creativas
Finalmente, el
Evangelio concluye: “No se dejen llamar tampoco 'doctores'”. Un antÃdoto
contra esta enfermedad espiritual, la conciencia de que sólo Jesús "guÃa
hacia él, el pastor que saca las ovejas del redil, a tierras de libertad".
Aunque las acciones realizadas como pastor y guÃa puedan parecer opuestas. En
efecto, primero deja salir a las ovejas del redil y las envÃa libremente a
pastar -temiendo el riesgo de dispersión-, luego, en aparente contradicción,
las une a otras ovejas de otros rebaños. Asà como Jesús "derriba todos los
cercos para dejar libre un rebaño en el pasto, también ustedes - instó el
Secretario de Estado - abran a la libertad y a la creatividad a todas las
personas que trabajan con ustedes".
Reconocer la voz del Pastor en los pastos de la
comunicación
Por el
contrario, si quieres ser reconocido como lÃder, perdiendo de vista que somos
"todos hermanos porque todos somos hijos del Padre", entonces
experimentas el "miedo a la novedad" y la "patologÃa del
control" de todo y todos". Por otra parte, consideró Parolin,
"con demasiada frecuencia en nuestros ambientes se afirma con exasperación
la defensa de una competencia que se considera propia y exclusiva",
mientras que Jesús quiere a todos, "en los pastos de la Iglesia" como
en los "de la comunicación", viven "libres y sin miedo a
perderse porque reconocen la voz del Pastor".
Bajo la guÃa del EspÃritu Santo
Por tanto,
nadie, resumió el cardenal, "tiene que afirmarse como rabino, como padre y
como guÃa: deja que el EspÃritu Santo guÃe el ministerio y la responsabilidad
que estás llamado a vivir en el mundo de la comunicación". De ahà la
invitación final a considerar la "competencia única y especÃfica"
confiada a cada persona para "hacer crecer y madurar a lo largo de la
historia las comunidades que trabajan en los medios de comunicación, para que,
a partir de sus historias, en palabras e imágenes, podamos afirmar siempre la
primacÃa del Padre" que nos genera dÃa tras dÃa como hijos.
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