Espiritualidad | Luis Ricardo Cruz Montes*
Aprender de su Corazón
la compasión por el mundo
¿Y entonces? En el mes del Sagrado
Corazón me inspiró a escribir este artículo la intención de oración del Papa
León XIV para junio 2025[1]
que nos comparte mes a mes la Red Mundial de Oración del Papa.
La intención es: Para crecer en la
compasión por el mundo. Por ello, quiero compartir unas palabras a la luz
de la oración mensual que nos acompaña en este junio, los extractos de la
oración se encuentran en cursiva.
A tu tierno Corazón
Señor, hoy vengo a tu tierno Corazón, a
Ti que tienes palabras que encienden el mío, a Ti que derramas compasión sobre
los pequeños y los pobres, sobre los que sufren y sobre toda miseria humana.
La oración comienza dirigiéndose al
Corazón de Cristo con la expresión “A tu tierno Corazón”, no hay mejor manera
de dirigirse a Jesús desde la ternura de su ser entero, sus gestos y palabras
siempre fueron de cercanía, amor y ternura.
El P. Julio Chevalier (Fundador de los
Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús) decía que Jesús “era feliz en derramar
la ternura de su Corazón sobre los pequeños y sobre los pobres, sobre los que
sufren y los pecadores, sobre todas las miserias de la Humanidad” (Const. MSC,
6).[2]
Ternura y compasión, dos cualidades
propias del Corazón de Cristo. ¿Cómo me presento yo ante el amor del Corazón de
Cristo? ¿Cómo experimento en mi vida su ternura y compasión? ¿Soy capaz de
compartir esa ternura y compasión con los que me rodean? ¿Motivo en mis
movimientos apostólicos la ternura y la compasión del Corazón de Jesús?
El amor con que te dejaste tocar
Deseo conocerte más, contemplarte en el
Evangelio, estar contigo y aprender de Ti y del amor con que te dejaste tocar
por todas las formas de pobreza.
Jesús nos dijo: “Aprendan de mí que soy
manso y humilde de Corazón” (Mt. 11, 25-30), con estas palabras Él se propuso
como modelo de amor, para conocer más a Jesús es necesario contemplarlo en el
evangelio, sentir su mirada, imaginar su cercanía con los enfermos, las
mujeres, los pobres y marginados.
Él se dejó tocar por la pobreza y el
sufrimiento de su gente, como un campesino más asumió el dolor de su pueblo, no
solo material sino también espiritual. Y yo ¿Me dejo tocar por las pobrezas
mías y de mis hermanos y hermanas? ¿Me dejo tocar por las miserias de la gente,
por sus sufrimientos y dolores? ¿Me dedico tiempo para degustar la Palabra de
Dios desde el leer, releer, meditar, orar y actuar?
Amándonos sin medida
Tú nos mostraste el amor del Padre
amándonos sin medida con tu Corazón divino y humano.
En el corazón del evangelio de Juan
encontramos los discursos de despedida de Jesús. El gran mandato del amor es
seguido de su comparación: “Como el Padre me amó, yo los he amado” (Jn. 15, 9).
Jesús nos amó con el mismo amor con que el Padre ama, el Padre es Dios.
En Jesús “hemos conocido el amor que
Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Jn. 4, 16). Y yo ¿He conocido el amor
que Dios me tiene o tengo falsas imágenes de Dios? ¿Creo en ese amor o suelo
dudar y confiar más en mis esfuerzos? ¿Acaso solo practico la fe, pero no la
vivo, la enseño, pero no la creo, la “defiendo”, pero no permea mi propia vida?
Jesús amó sin medida ¿Cómo amo yo?
La Gracia del encuentro contigo
Concede a todos tus hijos la gracia del
encuentro contigo. Cambia, moldea y transforma nuestros planes, para que sólo
te busquemos a Ti en cada circunstancia: en la oración, en el trabajo, en los
encuentros y en nuestra rutina diaria.
Muchas veces vamos caminando por la
vida sin detenernos. En esta época de la inteligencia artificial, de las redes
sociales y de las pantallas, estamos descuidando los espacios de silencio, de
encuentro con uno mismo, pero sobre todo de encuentro con Dios. Esos que
recargan la vida, que lanzan a esta y que nos hacen vivir en la alegría.
Desde el día a día ¿Qué espacio de
diálogo personal con Dios dejo dentro de mis agendas? ¿Soy capaz de tener
presente a Dios en el trabajo, el estudio y el compartir los momentos de
recreación? ¿Vivimos robóticamente o de verdad disfrutamos de la vida que Dios
nos ha dado?
Una misión de compasión por el mundo
Y desde este encuentro, envíanos en
misión; una misión de compasión por un mundo en el que eres la fuente de donde
fluye toda consolación.
La misión es para todos. La cumbre del
misterio pascual es el kerygma, el anuncio de este misterio: Dios nos
ama en Jesucristo con su vida, muerte y resurrección nos ha otorgado la
salvación y nos invita a construir su reino de justicia, amor, paz y
fraternidad. Todo bautizado y bautizada está llamado a la misión.
¿De qué forma ejerzo yo mi compromiso
misionero? ¿Cómo yo mismo con mi vida soy buena noticia de salvación para los
que me rodean? ¿Cuántas veces he descuidado la misión por el proselitismo
religioso?
Lo que oramos en esta intención es una
misión concreta, una misión de compasión. Tenemos frente a nosotros y nosotras
un mundo herido, con sueños que se rompen en pedazos[3],
un mundo manchado con la sangre de los inocentes en Gaza, en Ucrania, en Sudán
del Sur, en Haití, un mundo destrozado por las devoradoras de la casa común
como la Barrick Gold en Cotuí, las mineras y las multinacionales en otros
países, las dictaduras en Nicaragua, Venezuela, Cuba… Con todo este panorama,
necesitamos pedir al Corazón de Cristo una sensibilidad como la suya y un
impulso misionero de compasión.
Ante un mundo sufrido, la compasión es
uno de los remedios, los gestos concretos de misericordia con estos hermanos y
hermanas que sufren. En el hoy de nuestra historia necesitamos seguir
escuchando el grito de los pobres, el grito de la hermana madre tierra, el
grito de los migrantes, el grito de los enjuiciados por ser voz disidente, el
grito de los olvidados por el acostumbramiento ante el dolor.
Dice un canto de los Misioneros del
Sagrado Corazón de Jesús: “Un corazón nuevo para un mundo nuevo hoy
necesitamos: paz aquí en la Tierra, reine la justicia, te lo suplicamos.
Corazón de Cristo pobre y solidario ¡Sé nuestra riqueza! Oye nuestro grito, Corazón
querido ¡Ve nuestra pobreza! Corazón de Cristo, Corazón de Hombre, Corazón de
Dios ¡Oye nuestro grito, Corazón querido! Llévanos a Dios…”[4]
¿De qué forma en mi contexto puedo realizar una misión de compasión? ¿Mis actitudes son de compasión ante las noticias que rodean el mundo o permanezco indiferente? ¿Pido en mis oraciones por todos y todas quienes sufren estas desgracias?
Por eso, la invitación es, junto con el
Papa León XIV: “Oremos para que cada uno de nosotros encuentre consolación
en la relación personal con Jesús y aprenda de su Corazón la compasión por el
mundo”.
*Novicio MSC
[1] Intenciones de oración
del Papa: https://www.clicktopray.org/monthly
[2] Capítulo
General MSC 2023 (Edición revisada). (2025). Constituciones y Estatutos de
los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús. Casa Generalicia, Roma.
[3] Carta encíclica Fratelli
Tutti, del Papa Francisco.
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