Lectura Orante | Marcos Plante, MSC.
Nueva enseñanza sobre el servicio
Léase atentamente esta importante enseñanza sobre el servicio entre hermanos/as dispuestos a promover el reino mesiánico, el Evangelio. Mc 10, 35-45.
1º Interpretación del texto: Los discÃpulos suben con Jesús en camino hacia Jerusalén y, a pesar de las advertencias del Maestro sobre la persecución que les espera en la ciudad santa, ellos se disputan entre sà los primeros puestos en el reino que Jesús les anuncia como salvación de Israel. Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, piden a Jesús el sentarse uno a su derecha y otro a su izquierda cuando se manifieste su gloria, o sea, cuando él entre en la ciudad santa como MesÃas glorioso y restablezca la dinastÃa davÃdica. Ellos calculan que el MesÃas necesitará que lo apoyen en su gobierno; alrededor del rey asesoran los principales regentes, y son ellos los principales. Jesús reacciona contrariado con esta petición de dos discÃpulos tan cercanos a él desde el principio, y les replica: -“No saben lo que piden.” En realidad, ellos no entienden nada del reino mesiánico que Jesús promueve, a pesar de llevar tres años en su compañÃa. Jesús intenta recordarles lo esencial de su misión: -“¿Pueden ustedes beber el cáliz de amargura que yo voy a beber, o pasar por la terrible prueba que yo voy a pasar?” Ellos no sospechan la terrible prueba que viene, pues saldrán huyendo cuando se arreste a Jesús en GetsemanÃ, y contestan sin pensarlo mucho: -“SÃ, podemos.” Esta respuesta se parece a la de Pedro que decÃa: -“Aunque todos te abandonen, yo nunca te abandonaré.” Jesús admite que los discÃpulos beberán el trago amargo de la persecución cuando se hayan entregado al reino de Cristo resucitado. Vivirán la terrible prueba de la crucifixión del MesÃas, y sólo entonces, podrán comprender la siguiente enseñanza de Jesús sobre el servicio: -“Ustedes saben que quienes figuran como jefes de las naciones las gobiernan tiránicamente y que sus dirigentes las oprimen. No debe ser asà entre ustedes. El que quiera ser importante entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, que sea esclavo de todos.” Y Jesús se señala como modelo: -“El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos.” En esta enseñanza, Jesús condensa el ideal de toda vivencia cristiana en el servicio a la humanidad dispersa.
2º Meditación: Ya yo sé que seguir los pasos de Jesús me induce al servicio de la humanidad, sobre todo, la humanidad sufriente y necesitada de una vida digna. Me toca beber el cáliz que Jesús tuvo que beber. Cada vez que comulgo al cuerpo y a la sangre de Jesús en la EucaristÃa, me comprometo a seguir los pasos de Jesús para salvación de este mundo. Yo sé que mi aporte es igual a un grano de mostaza, pero el grano de mostaza puede crecer y extender ramas donde se cobijen los pajaritos. La misión del cristiano es sublime; es la del mismo Jesús MesÃas, siervo de la humanidad.
3º Oración: ¡Cuántas son tus obras, Señor! Todas las hiciste con sabidurÃa, la tierra está llena de tus criaturas. Ahà está el grande y ancho mar, hervidero de animales incontables, grandes y pequeños. Todos, Señor, están pendientes de ti y esperan que les des la comida a su tiempo. Tú la das y ellos la toman, abres tu mano y ellos quedan saciados. (Sal 104, 24-25.27-28). Señor, reconozco tu servicio en favor de la creación para que no le falte nada; yo quiere seguir tus pasos en el servicio a los seres humanos para que todos tengan una vida digna según tu generosa voluntad.
4º Contemplación: Contemplo a los discÃpulos, Santiago y Juan, haciendo a Jesús esta pretensiosa petición de sentarse a su lado como regentes en su reinado ya establecido. Esta escena aparenta casi increÃble después de las advertencias de Jesús sobre la pasión que les espera en Jerusalén. Los discÃpulos andan dispersos y sueñan con grandezas y honores en un reino mesiánico que se imaginan al estilo de los reinos polÃticos. Jesús les da una gran lección de servicio desinteresado al pueblo necesitado. Esta lección vale también para mÃ. ADH 786
jueves, 22 de enero de 2015
Lectura Orante
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