Apuntes Misioneros |
Pedro Ruquoy, cicm
LA MADRE TIERRA (La Pachamama)
"A mas de patearla
la herimos
y ella nos regala la vida
no escuchamos el rugir de sus ríos y sus mares.
No nos importan sus gritos, cuando tiembla y nos mece
y decimos que la amamos y la llamamos madre tierra.
A nuestra Pachamama, la olvidamos y la sepultamos
con la avaricia de los rascacielos, de ríos envenenados.
Le cercenamos su vida en cada árbol truncado
sin sembrarle un hijito
somos creadores de nuestra propia inexistencia."
y ella nos regala la vida
no escuchamos el rugir de sus ríos y sus mares.
No nos importan sus gritos, cuando tiembla y nos mece
y decimos que la amamos y la llamamos madre tierra.
A nuestra Pachamama, la olvidamos y la sepultamos
con la avaricia de los rascacielos, de ríos envenenados.
Le cercenamos su vida en cada árbol truncado
sin sembrarle un hijito
somos creadores de nuestra propia inexistencia."
Estas palabras escritas por un poeta
ecuatoriano conocido como "Mariposa", es una verdadera lamentación
frente a la falta de respeto hacia nuestra madre común: la Madre Tierra llamada
"la Pachamama" por los indígenas de nuestra querida América Latina. El
poema que acabamos de mencionar hace eco a la magnífica encíclica del papa
Francisco "Laudato si":
"Nuestra hermana Tierra clama por el daño que le provocamos a causa del uso
irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido
pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla.
La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se
manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el
agua, en el aire y en los seres vivientes." (N° 2) "Se producen
cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no
biodegradables: residuos domiciliarios y comerciales, residuos de demolición,
residuos clínicos, electrónicos e industriales, residuos altamente tóxicos y
radioactivos. La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un
inmenso depósito de porquería." (N° 21) "Cuando las
selvas son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se
pierden innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos."(N°
38)
Agosto, fue proclamado el mes de la Pachamama,
el mes de nuestra madre tierra y varias actividades fueron celebradas por los
pueblos amantes de la tierra. Por esto, el mes pasado, a la luz del mensaje del
papa, casi cada noche antes de la oración final, frente a los casi 100 miembros
de nuestra gran familia, he insistido
sobre la importancia de cuidar, respetar y proteger al medioambiente. Si bien
la degradación y la contaminación de la naturaleza es una realidad mundial,
aquí en esta parte de África Austral, la
situación es realmente catastrófica.
Kabwe, la capital de la Provincia Central de Zambia, situada a unos 50
kilómetros de nuestra casa ha sido declarada "ciudad más contaminada del
mundo". En un artículo amplio y detallado, el famoso diario británico
"El Guardian" del 28 de
mayo pasado afirma: " Según expertos en
polución Kabwe es la ciudad más tóxica
del mundo, donde la gran cantidad de plomo envenenado ha dañado el cerebro y
otros órganos de generaciones de niños y donde los niños siguen envenenados
cada día." En Kabwe, desde hace más de un siglo,
existen minas de zinc que transforman la región en un lugar de muerte.
Enemigos de la madre tierra
Pero las minas de zinc, de cobre y de
manganeso (que hoy en día están en manos de empresas chinas) no son los únicos
enemigos de nuestra madre tierra en Zambia: como en muchos países empobrecidos
de América Latina, está el grave problema de la deforestación. Para sobrevivir,
miles de campesinos se dedican a la fabricación de carbón vegetal y, en los
barrios populares de las grandes ciudades, la gente no tiene otro medio para
cocinar si no es el carbón. El resultado es catastrófico: la temporada de lluvia
se achica cada año más y las hermosas e inmensas savanas se transforman poco a
poco en desiertos sin vida.
Por fin, tenemos que mencionar la mala
costumbre de tirar basura donde quiera sin pensar que una bolsa de plástico aunque sea biodegradable,
tirada encima de un arbusto tarda muchos años, y no días como algunos piensan,
en desintegrarse. Incluso la piel de un plátano que se tira, tarda de 1 a 3
años en descomponerse, Alrededor de nuestro orfanato, la basura abunda y, con
ella, los ratones se multiplican y amenazan la salud y la vida de todo el
mundo. Además, ese conjunto repugnante es una de las causas de las epidemias de
cólera que vuelven cada año en este país,
Obviamente, no tenemos
la posibilidad de transformar esta triste realidad en su totalidad pero tenemos
la capacidad de resolver el problema en el lugar donde nos tova vivir hoy,
Entonces ¿qué hacemos en esta gran familia de las Flores de Sol? Además de
exhortar, aconsejar y animar a los pequeños y los grandes en relación con el
respeto debido a nuestra madre tierra, hemos realizado varias pequeñas
acciones:
Ayuda a los Niños de Zambia
Con el apoyo de una organización francesa llamada
"Aide aux Enfants de Zambie" ("Ayuda a los Niños de
Zambia") hemos construido una docena de letrinas especiales llamadas
"sanitarios ecológicos secos" (SES).
Se trata de un sistema para el
tratamiento de las excretas humanas. Este
tipo de sanitarios no contamina el sub-suelo y produce un tipo de abono
orgánico excelente para la agricultura. Cada grupo de 9 o 10 niños y
adolescentes dispone de un sanitario ecológico seco y tiene que cuidarlo y
limpiarlo cada día.
Como alternativa al uso del carbón vegetal, hemos
fabricado un generador de biogás. O sea, para cocinar, producimos nuestro
propio gas con los excrementos de nuestros puercos. Para la creación de esta
planta especial, hemos contado con la experiencia del sacerdote e ingeniero
Pierre Gillet quien trabajó como misionero en la India y aprendió allí cómo
construir ese tipo de generador de gas natural, En relación con la electricidad,
la semana pasada, inauguramos un sistema de producción de energía solar: dos
paneles fijados sobre el techo de la capilla del orfanato permiten alumbrar los
lugares de reunión, los dormitorios y las casitas de todos los habitantes de
nuestro centro y, además, hacen funcionar uno de los tres refrigeradores.
Pero queda mucho por hacer: lo más importante es convencer a cada miembro
de nuestra gran familia que la Tierra es nuestra Madre común quien merece el
respeto, la protección y el amor de cada uno de nosotros. ADH 815
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