Humanismo Integral | Ignacio Miranda
La Comunidad familiar
fuente de educación en el valor de la paz
En nuestro país celebramos en noviembre el Mes de la Familia. Me parece una buena ocasión para que todos
reflexionemos sobre nuestra identidad y comportamiento.
PAZ y educación en valores son dos expresiones de frecuente uso, aunque no
todos les damos el mismo sentido. Por eso, insisto en mi idea de hablar en primera
persona.
Creo en la educación en valores a partir del criterio de
integralidad y sostenibilidad que trascienden los sentidos, el tiempo, el
espacio, para penetrar las profundidades y las alturas hasta el infinito.
Los dominicanos tenemos el deber de comprometernos con la
identidad dominicana. La dominicanidad nace inculturada por el humanismo
cristiano, de manera tal que, hasta en el saludo con que se identificaban los
gestores de nuestra identidad nacional era similar al de los primeros cristianos.
Jesucristo enseñó a sus primeros discípulos misioneros saludar con la
expresión: “La paz sea con ustedes”; Juan Pablo Duarte, desde el Juramento
Trinitario, fundamento de la dominicanidad, educó para el saludo: “Dios, Patria
y Libertad”.
Jesucristo se define a sí mismo
como la paz. Era su saludo, su lema y la proclamaba constantemente en su
discurso. Me bastan dos versos del capítulo 5 del Evangelio según San Mateo
para identificarme con los valores que representan mi anhelo de vida, que es la
equidad que se enraíza en la justicia para producir el fruto de la paz:
“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque esos van a ser
satisfechos… Dichosos los que trabajan por la paz, porque a esos los va a
llamar Dios hijos suyos”
La Paz es una manifestación común
en los seres humanos, aunque no todos la concebimos de la misma forma. Hasta
los guerreristas la proclaman. “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”,
es una frase que se ha pronunciado frecuentemente durante más de 15 siglos. Mi
criterio acerca de la paz, especialmente cotejada con el mes de la familia y la
situación que vive la sociedad dominicana, es esta:
PAZ es un estado de armonía consigo mismo, con la
comunidad familiar a la que se pertenece, con toda persona humana, con los
seres vivos, con toda criatura, y, sobre todo, con Dios, Creador. En
definitiva, un compromiso con la ecología integral.
Equidad,
Justicia, compasión, trabajo, prudencia, fidelidad, dignidad humana, bien
común, amor, son valores íntimamente relacionados con la paz.
La Violencia es el antivalor de la paz.
Puede manifestarse en diversas formas: mueca, gesto,
burla, mentira, aguaje, mala palabra.
Cualquier agresión contra la persona humana o los recursos naturales es un
comportamiento violento. Como una invitación a
la reflexión, presento algunos titulares de periódicos:
“El homicida José Alberto no asimiló venta de casa materna (mató tres
familiares, hirió tío intentó matar padre y se suicidó): DIARIO LIBRE,
27.09.2017. “Cadena de suicidios en el
Cibao (se quitan la vida 6 personas en varias localidades): LA INFORMACION,
28.09.2017.
“37% de las uniones tempranas es de mujeres de menos de 19 años”: DIARIO
LIBRE, 5.10.2017. “Un 40% es en bono soberano”: DIARIO LIBRE, 5.10.2017. “La mujer que robó recién nacida burló
seguridad de la maternidad”: DIARIO LIBRE, 10.10.2017. “RD, segundo en
soborno”: HOY: 10.10.2017. “Acusado de matar a Yuniol es asistente del Director
de OMSA”: HOY, 17.10.2017. “Los casos de Corrupción toman un nuevo giro: se
tiñen de sangre”.
Estas noticias las presento para invitar a la reflexión sobre diversidad de
naturaleza, causa, consecuencia, forma de violencia que percibimos: económica,
sentimentales, migratoria, hogares mal constituidos; homicidio, suicidio, violaciones, matricidio, parricidio, fratricidio,
infidelidad, prostitución, libertinaje sexual, latrocinio, soborno, corrupción.
Como observamos, un solo acto de violencia puede presentar diversas
manifestaciones. Por esa razón insisto en la necesidad de educar a favor de la
paz y contra la violencia. Ser instrumento de paz significa procurar la armonía
y rechazar las confrontaciones agresivas y estériles entre las categorías,
llámese género, raza, edad, etc.
Fuentes enriquecedoras de la paz
A todos los niveles eclesiales, en sus publicaciones, encontramos
fuentes enriquecedoras de la paz relacionadas con comunidad familiar. El
Evangelio y el Magisterio de Jesucristo, enfatizando el humanismo cristiano,
sin desdeñar el plano trascendente, es, a mi entender, el origen de la paz.
Todo maestro se caracteriza por la creación de una
doctrina y una escuela forjadora de una relación magisterio discipulado. La
excelencia del maestro, su escuela y su doctrina constituyen el fundamento de
la sostenibilidad de su enseñanza.
Creo que Jesucristo es el Maestro creador de una Escuela que, con sus
errores y aciertos, ha permanecido e incrementado, durante más de 20 siglos,
con un dinamismo gerencial alternado entre conductores predominantemente
pastoralistas unos, y, otros, esencialmente académicos.
Constructores de paz enfatizando la comunidad
familiar
En esta ocasión quiero presentar la personalidad de Juan Bautista
Montini, italiano, sacerdote, obispo, Cardenal, Papa, Maestro, comunicador,
diplomático, comprometido con el humanismo cristiano y la familia. Siendo obispo de Milán, escribió un
libro titulado “La Familia Cristiana”, en el que nos comunica: “expresar
algunos criterios para devolver a la familia la dignidad, la solidez, la
belleza, la función que le corresponde”.
El Papa Pablo VI inicio la publicación del “Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz”.
Durante su pontificado se publicaron 11.
El último título
escogido por él fue: “PARA LOGRAR LA PAZ, EDUCAR LA PAZ”, que no publicó porque
la muerte le llegó. Sin embargo, el Papa Juan pablo II, en un gesto de
reconocimiento le dejó el mismo título, con esta introducción: “Yo recojo de
manos de mi venerado predecesor el bastón de peregrino de la paz”.
En el número 76
de la encíclica Populorum progressio (PP), con el título: “El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, el Papa Pablo VI nos
enseña:
“Las diferencias
económicas, sociales y culturales demasiado grandes entre los pueblos provocan
tensiones y discordias y, ponen la paz en peligro… Combatir la miseria y luchar
contra la injusticia es promover, a la par que el mayor bienestar, el progreso
humano y espiritual de todos, y, por consiguiente, el bien común de la
humanidad…. La paz se construye día a día en la instauración de un orden
querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres” (Pp
76).
Pablo VI y la familia. En los números 48 y 52 de la Constitución Gaudium et
spes (Gozos y Esperanzas –GS-) El Papa nos dice:
“Fundada por el
Creador y en posesión de sus propias leyes, la íntima comunidad conyugal de
vida y amor se estable sobre la alianza de los cónyuges, es decir, es decir
sobre su con sentimiento personal e irrevocable”
“La familia es
escuela del más rico humanismo. Para que puede lograr la plenitud de su vida y
misión se requiere un clima de benévola comunicación y unión de propósito entre
los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los
hijos”.
Predicar con el testimonio. En el 21 de la exhortación “El anuncio del
Evangelio, el Papa nos propone: “La Buena Nueva debe ser proclamada, en primer
lugar, mediante el testimonio… este constituye ya una proclamación silenciosa,
pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva”.
EN RESUMEN
El Papa Pablo VI
padeció quebrantos de salud y las heridas de la incomprensión de quienes no
entendieron la “nueva evangelización”. El es modelo para los agentes de
pastoral: para los críticos, para los débiles y para los valientes.
Son frecuentes
las críticas que se hacen al trabajo pastoral, con expresiones como estas: “no
se ha hecho nada”. Otros pretenden que la existencia comenzó con ellos, o que el
único esfuerzo consiste en cosechar, ignorando que la producción es un proceso.
Soy testigo de
la excelencia y sostenibilidad del trabajo de pastoral familiar tanto en mi
comunidad de Los Prados como a nivel nacional. Creo que el mayor fallo, de
forma, que cometen es la débil formación en Doctrina Social de la Iglesia que
los eduque en una sólida espiritualidad del humanismo cristiano que les permita
la coherencia entre el discurso y la acción; que los débiles se fortalezcan y
que los críticos se conviertan de buscar fallas en otros al compromiso personal.
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