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    jueves, 29 de marzo de 2018

    La Comunidad familiar fuente de educación


    Humanismo Integral | Ignacio Miranda



    La Comunidad familiar fuente de educación en el valor de la paz

    En nuestro país celebramos en noviembre el Mes de la Familia. Me parece una buena ocasión para que todos reflexionemos sobre nuestra identidad y comportamiento.
    PAZ y educación en valores son dos expresiones de frecuente uso, aunque no todos les damos el mismo sentido. Por eso, insisto en mi idea de hablar en primera persona.
    Creo en la educación en valores a partir del criterio de integralidad y sostenibilidad que trascienden los sentidos, el tiempo, el espacio, para penetrar las profundidades y las alturas hasta el infinito.

    Los dominicanos tenemos el deber de comprometernos con la identidad dominicana. La dominicanidad nace inculturada por el humanismo cristiano, de manera tal que, hasta en el saludo con que se identificaban los gestores de nuestra identidad nacional era similar al de los primeros cristianos. Jesucristo enseñó a sus primeros discípulos misioneros saludar con la expresión: “La paz sea con ustedes”; Juan Pablo Duarte, desde el Juramento Trinitario, fundamento de la dominicanidad, educó para el saludo: “Dios, Patria y Libertad”.  
    Jesucristo se define a sí mismo como la paz. Era su saludo, su lema y la proclamaba constantemente en su discurso. Me bastan dos versos del capítulo 5 del Evangelio según San Mateo para identificarme con los valores que representan mi anhelo de vida, que es la equidad que se enraíza en la justicia para producir el fruto de la paz: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque esos van a ser satisfechos… Dichosos los que trabajan por la paz, porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos”

    La Paz es una manifestación común en los seres humanos, aunque no todos la concebimos de la misma forma. Hasta los guerreristas la proclaman. “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, es una frase que se ha pronunciado frecuentemente durante más de 15 siglos. Mi criterio acerca de la paz, especialmente cotejada con el mes de la familia y la situación que vive la sociedad dominicana, es esta:

    PAZ es un estado de armonía consigo mismo, con la comunidad familiar a la que se pertenece, con toda persona humana, con los seres vivos, con toda criatura, y, sobre todo, con Dios, Creador. En definitiva, un compromiso con la ecología integral.
    Equidad, Justicia, compasión, trabajo, prudencia, fidelidad, dignidad humana, bien común, amor, son valores íntimamente relacionados con la paz.

    La Violencia es el antivalor de la paz. Puede manifestarse en diversas formas: mueca, gesto, burla, mentira, aguaje, mala palabra. Cualquier agresión contra la persona humana o los recursos naturales es un comportamiento violento. Como una invitación a la reflexión, presento algunos titulares de periódicos:  
    “El homicida José Alberto no asimiló venta de casa materna (mató tres familiares, hirió tío intentó matar padre y se suicidó): DIARIO LIBRE, 27.09.2017.   “Cadena de suicidios en el Cibao (se quitan la vida 6 personas en varias localidades): LA INFORMACION, 28.09.2017.
    “37% de las uniones tempranas es de mujeres de menos de 19 años”: DIARIO LIBRE, 5.10.2017. “Un 40% es en bono soberano”: DIARIO LIBRE, 5.10.2017.  “La mujer que robó recién nacida burló seguridad de la maternidad”: DIARIO LIBRE, 10.10.2017. “RD, segundo en soborno”: HOY: 10.10.2017. “Acusado de matar a Yuniol es asistente del Director de OMSA”: HOY, 17.10.2017. “Los casos de Corrupción toman un nuevo giro: se tiñen de sangre”.
    Estas noticias las presento para invitar a la reflexión sobre diversidad de naturaleza, causa, consecuencia, forma de violencia que percibimos: económica, sentimentales, migratoria, hogares mal constituidos; homicidio, suicidio, violaciones, matricidio, parricidio, fratricidio, infidelidad, prostitución, libertinaje sexual, latrocinio, soborno, corrupción.
    Como observamos, un solo acto de violencia puede presentar diversas manifestaciones. Por esa razón insisto en la necesidad de educar a favor de la paz y contra la violencia. Ser instrumento de paz significa procurar la armonía y rechazar las confrontaciones agresivas y estériles entre las categorías, llámese género, raza, edad, etc.

    Fuentes enriquecedoras de la paz
    A todos los niveles eclesiales, en sus publicaciones, encontramos fuentes enriquecedoras de la paz relacionadas con comunidad familiar. El Evangelio y el Magisterio de Jesucristo, enfatizando el humanismo cristiano, sin desdeñar el plano trascendente, es, a mi entender, el origen de la paz.
    Todo maestro se caracteriza por la creación de una doctrina y una escuela forjadora de una relación magisterio discipulado. La excelencia del maestro, su escuela y su doctrina constituyen el fundamento de la sostenibilidad de su enseñanza.
    Creo que Jesucristo es el Maestro creador de una Escuela que, con sus errores y aciertos, ha permanecido e incrementado, durante más de 20 siglos, con un dinamismo gerencial alternado entre conductores predominantemente pastoralistas unos, y, otros, esencialmente académicos.
    Constructores de paz enfatizando la comunidad familiar
    En esta ocasión quiero presentar la personalidad de Juan Bautista Montini, italiano, sacerdote, obispo, Cardenal, Papa, Maestro, comunicador, diplomático, comprometido con el humanismo cristiano y la familia. Siendo obispo de Milán, escribió un libro titulado “La Familia Cristiana”, en el que nos comunica: “expresar algunos criterios para devolver a la familia la dignidad, la solidez, la belleza, la función que le corresponde”.  
    El Papa Pablo VI inicio la publicación del “Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz”.  Durante su pontificado se publicaron 11.
    El último título escogido por él fue: “PARA LOGRAR LA PAZ, EDUCAR LA PAZ”, que no publicó porque la muerte le llegó. Sin embargo, el Papa Juan pablo II, en un gesto de reconocimiento le dejó el mismo título, con esta introducción: “Yo recojo de manos de mi venerado predecesor el bastón de peregrino de la paz”. 
    En el número 76 de la encíclica Populorum progressio (PP), con el título: “El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, el Papa Pablo VI nos enseña:
    “Las diferencias económicas, sociales y culturales demasiado grandes entre los pueblos provocan tensiones y discordias y, ponen la paz en peligro… Combatir la miseria y luchar contra la injusticia es promover, a la par que el mayor bienestar, el progreso humano y espiritual de todos, y, por consiguiente, el bien común de la humanidad…. La paz se construye día a día en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres” (Pp 76).
    Pablo VI y la familia. En los números 48 y 52 de la Constitución Gaudium et spes (Gozos y Esperanzas –GS-) El Papa nos dice: 
    “Fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes, la íntima comunidad conyugal de vida y amor se estable sobre la alianza de los cónyuges, es decir, es decir sobre su con sentimiento personal e irrevocable”
    “La familia es escuela del más rico humanismo. Para que puede lograr la plenitud de su vida y misión se requiere un clima de benévola comunicación y unión de propósito entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos”.
    Predicar con el testimonio. En el 21 de la exhortación “El anuncio del Evangelio, el Papa nos propone: “La Buena Nueva debe ser proclamada, en primer lugar, mediante el testimonio… este constituye ya una proclamación silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva”.

    EN RESUMEN
    El Papa Pablo VI padeció quebrantos de salud y las heridas de la incomprensión de quienes no entendieron la “nueva evangelización”. El es modelo para los agentes de pastoral: para los críticos, para los débiles y para los valientes.
    Son frecuentes las críticas que se hacen al trabajo pastoral, con expresiones como estas: “no se ha hecho nada”. Otros pretenden que la existencia comenzó con ellos, o que el único esfuerzo consiste en cosechar, ignorando que la producción es un proceso.
    Soy testigo de la excelencia y sostenibilidad del trabajo de pastoral familiar tanto en mi comunidad de Los Prados como a nivel nacional. Creo que el mayor fallo, de forma, que cometen es la débil formación en Doctrina Social de la Iglesia que los eduque en una sólida espiritualidad del humanismo cristiano que les permita la coherencia entre el discurso y la acción; que los débiles se fortalezcan y que los críticos se conviertan de buscar fallas en otros al compromiso personal.

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