Valor
del Mes | P. Juan Tomás García, msc
Misión: Octubre
Misionero
“Los
llamó para que estuvieran con él y para enviarlos a Predicar” (Marcos 3,13)
En estos
días regresó de Mozambique, una misionera Carmelita Teresa de San José, Socorro
González. Le he pedido hablarnos de la misión desde su experiencia comunitaria
con niños, jóvenes y adultos, en aquella realidad. Aquí les dejo su reflexión
como valor del mes.
La
misión no es proselitismo. La iglesia crece por atracción y por testimonio
Muchas
veces hablamos de misión y pensamos en sacrificios, en trabajo, en evangelización…
En todas las imágenes que nos presentan en la televisión, de pobreza, de hambre
y de miles de necesidades. Yo pienso que
la misión es más que eso, es conocer una realidad concreta, es compartir la
vida y realidad de ese lugar, sin juzgar. Es hacer crecer la fe por nuestro
testimonio de vida. Nosotros la hemos visto y damos testimonio y les
anunciamos la vida eterna” (1Jn 1, 2-3).
Al
principio, al ser destinada en misión a Mozambique, solo pensaba en que era el
momento de hacer realidad lo que tantas veces cantamos: “llévame donde los
hombres necesiten tus palabras, necesiten tus ganas de vivir…” Pero al llegar a la misión me di cuenta que lo
más importante no es enseñar, que nunca estamos preparados para la misión, que
los conocimientos no son suficientes para decir que estamos en misión. Lo más
importante es acoger la gente con su realidad, su ambiente y la cultura sin
juzgar… y que hay un lenguaje que es entendido en todas culturas EL LENGUAJE
DEL AMOR. Entonces descubrí que la misión es el amor.
Junto
a mis hermanas, cuando logramos entender un poco la cultura, pudimos asomarnos poco
a poco a ella y ser reflejos del Jesús en el que creemos. Nuestro mundo necesita
cercanía, escucha, sencillez, servicio y sobre todo mucho amor. Es la mejor
manera de evangelizar. Después de todo eso, el mensaje de Jesús se entiende más
fácil.
Muchas
veces nuestra misión no ha sido mas que estar, estar y escuchar, escuchar el
clamor de la gente e intentar ser su voz, al tiempo de crear espacios donde
puedan expresarse. En ocasiones hemos sido asistencialistas, dadas las
necesidades urgentes de las personas; al darnos cuenta de nuestros privilegios,
al contar con las cosas que tenemos y porque es una manera de compartir y de
ayudar a otros a ampliar sus horizontes.
La
misión es Su obra (Es obra de Dios, no nuestra). Como dice el libro de
entrevistas de Gianni Valente, con el Papa, a finales de octubre del pasado
año: “No necesitamos organizarnos, no necesitamos gritar. No sirven trucos
ni estratagemas. Solo sirve pedir que podamos rehacer hoy la experiencia que hace
decir: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros”.
El
valor de la misión es poder compartir un poco de lo mucho que hemos recibido y
dejarnos enriquecer por la grandeza del otro ser humano totalmente diferente.
El gran valor de la misión es que de verdad nos hace UNIVERSALES, nos hace
Iglesia en comunión donde quiera que estemos.
Es
importante porque nos anima a continuar compartiendo el mensaje de Jesús, a sentirnos
como los discípulos responsables de ser nosotros mismos otros Jesús con
nuestras actitudes, con nuestra manera de relacionarnos.
Todos
somos discípulos misioneros
Hay
muchas maneras de ser misioneros, con nuestras oraciones, con nuestra
colaboración, con nuestras donaciones, con nuestra manera de entregarnos en
nuestras familias o lugar donde nos encontramos y con nuestra presencia. La
Iglesia en sí misma es misión cuando nos reunimos en oración, cuando somos una
verdadera comunidad de fe.
En
medio de un mundo que de manera especial este año ha sido tocado por el dolor,
por catástrofes naturales, donde se nos invita al distanciamiento social, a
alejarnos de los que queremos para protegerlos… nos preguntamos ¿cómo vivir la
misión?
Hoy más
que nunca somos enviados en misión, una misión que se hace oración, que se hace
comunión, que se hace virtual... Una misión que nos pone en actitud de cuidar
de nuestro prójimo, de orar por ellos y de buscar otras maneras de estar
cercanos, de hacernos solidarios con los que están mas necesitados.
Estamos
llamados a vivir nuestra misión, siendo más consientes de cómo estamos viviendo
nuestras vidas, talvez necesitábamos hacer un alto en el camino y ver lo que es
realmente importante; a vivir nuestro amor al prójimo, a sentirnos en comunión
con toda la humanidad, a transmitir el mensaje de esperanza y de paz que hemos
recibido de Jesús, así podremos vivir la misión en nuestro mundo de hoy.
En
su magisterio el Papa Francisco nos recuerda que la misión no es proselitismo y
que la Iglesia crece por atracción y por testimonio. Nuestra mayor misión la
realizamos cuando somos atrayentes en nuestra manera de ser y con nuestro
testimonio de vida.
Entonces
con todo esto podemos concluir que, la MISION se realiza desde las siguientes
actitudes: acercamiento, valoración, oración, comunión, sencillez, testimonio
de vida, atracción, solidaridad, anuncio, libertad y gratuidad.
Socorro
González González, ctsj
La Hna. Socorro, aparece en la foto a la derecha, junto a otra hermana carmelita, con un grupo de la comunidad
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