Biblia | P. William Arias
La palabra de Dios en tiempo de pandemia
Cuando era
niño con mis amigos jugábamos un juego, usualmente entrando la noche que le
llamábamos “jugar a la peste”; el juego consistÃa en que uno de nosotros tenÃa la peste y
comenzaba a perseguirnos a todos o a uno para contagiarlo, si tocaba a uno con la mano entonces se liberaba
y ése era el que tenÃa “la peste” y debÃa buscar contagiar a otra para
quitársela, y asà en ese correr para acá y para allá transcurrÃa el juego;
ahora bien, tomando en cuenta la Biblia
a lo que jugábamos en término de hoy serÃa “a la pandemia”.
Pues la
Biblia (tomando como referencia la Biblia de Jerusalén), a lo que hoy
denominamos pandemia o epidemia, se le llama peste. Aunque entre nosotros peste
es en sà una enfermedad infecciosa que la transmite una bacteria y ha tenido y
tiene a lo largo de la historia muchas variantes, asà es como la Biblia llama a
lo que nosotros estamos viviendo hoy.
La Biblia
atribuye la peste en la mayorÃa de los casos a una intervención divina, se ve
como un medio para Dios exterminar a un pueblo (Ex 9,15; Núm 14,12) o una
situación de mal en medio de su pueblo (Ex 9,3; 2Sam 24,13; Hab 3,5). Hay una
trilogÃa de males que son la guerra, el hambre y la peste. JeremÃas y el
profeta Ezequiel lo ven asà (Jer 14,12; Ez 5,12), muchos le llaman el triple
azote de Dios. En el Nuevo Testamento la peste se sigue asociando a esos males
anteriores, pero también a los terremotos y como parte de los precursores del
final (Mt 24,7; Lc 21, 11 y Ap 6,8).
Pero también
nos presenta la Biblia a Dios como protector ante la peste (Sal 91,3),
liberador de ella (Os 13,14), y ese es el lado que debemos ver y explorar, pues
sabemos que la Biblia es un libro situado en el tiempo y en el espacio a nivel
de su escritura, obedece a los criterios literarios y percepciones propias de
la época en que fue escrita, y asà veÃan
aquellos hombres a Dios en cierto momento como el hacedor del bien y del
mal, y claro, la peste, la pandemia, las enfermedades obedecÃan también a su
poder; más adelante esto se va clarificando, y entonces ya se ve en algunos
textos por donde va en sà lo de Dios, pero es con la venida de Cristo que se
hace ver la bondad de Dios, y su no intervención en esta cosas que
contradecirÃan su ser, aunque lo permita, pero a fin de cuentas haciendo
presente el bien y la misericordia en medio de la situación, como no
indiferente ante lo que sucede.
En esta
pandemia la Biblia se ha convertido en una gran mediación de Dios, a través de
su lectura, su estudio, y sobre todo del orar con ella, ya sea en familia, en
pequeños grupos comunitarios, sea de manera presencial y virtual. Ha sido cause
de fortaleza para mucha gente a quien la pandemia le ha golpeado fuertemente,
ya sea en carne propia o a través de algún familiar, amigo o conocido. Ha sido
la fuerza y consuelo de muchos que han perdido a seres querido, ánimo para los
que trabajan en las áreas de la salud para atender a los afectados, motor
impulsor de la solidaridad para con los más vulnerables de la sociedad que han
sentido el peso de las consecuencias económicas y de vida que la pandemia nos
ha acarreado.
Dios se ha
hecho presente a través de su Palabra, ya sabemos que no es el Dios castigador,
sino el salvador, el que nunca nos abandona y menos ahora en este tiempo en que
lo necesitamos, pues como dice en el evangelio de Juan 6, 63: “Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes Palabras de vida eterna.” ADH 850.
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