Lectura Orante | P. Marcos Plante,
msc
Dos años de Pablo en Éfeso
Pablo se quedó
en Éfeso durante dos años entre éxitos y fracasos, siempre constante en su
misión. Léase con atención y gozo la experiencia de Pablo entre los Efesios.
Hechos 19, 8-12.
1°
Interpretación del texto:
La primera
preocupación de Pablo fue siempre la evangelización de los judíos, sus compatriotas.
Durante tres meses, todos los sábados, él se iba reuniendo con ellos en la
sinagoga tratando de convencerlos acerca del reino de Dios. Algunos se dejaron
convencer, pero algunos, tercamente, no quisieron creer y peor todavía, hablaban
mal del Nuevo Camino. El Camino, palabra frecuente en los salmos y proverbios,
es el nombre que se le daba al movimiento del Mesías Jesús el nazareno para
subrayar una manera nueva de vivir y de proceder para el Reino de Dios.
Entonces, frente al rechazo, Pablo tuvo que apartarse de la sinagoga y se llevó
los creyentes a la escuela de un no judío llamado Tirano. Allí durante dos
años, todos los días, habló del reino de Dios de modo que todos los habitantes
de esta provincia de Asia tuvieron la oportunidad de oír el mensaje del Señor. De
modo admirable, el mensaje iba acompañado de grandes milagros. La gente se
sanaba oyendo a Pablo, y tanto se manifestaba su poder de sanación que hasta
los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su cuerpo eran llevados a
los enfermos y estos se curaban, hasta los espíritus malignos salían de ellos.
2° Meditación:
La misión de
Pablo en Éfeso lo describe con toda su audacia y sabiduría. Los obstáculos no
lo detienen; si la sinagoga lo rechaza, él invita a los creyentes a la escuela
donde puede hablar libremente durante dos años con grandes logros a favor del
Nuevo Camino. Tal vez, nosotros no podemos repetir les milagros de Pablo, pero
podemos repetir sus enseñanzas sobre el reino de Dios y siempre el Espíritu
Santo obrará sus maravillas. Algunos nos desanimamos o abandonamos una obra de
caridad porque la gente no corresponde con fervor, sin embargo, si perseveramos,
el Espíritu no dejará sin fruto los esfuerzos movidos por la fe.
3° Oración:
Feliz el hombre
que no va por el camino de los pecadores, sino que pone su confianza en la ley
del Señor y en ella medita día y noche. Ese hombre es como un árbol plantado a
la orilla de un río que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas.
¡Todo lo que hace, le sale bien! Salmo 1, 1-3. Lo reconozco sinceramente Señor,
los que se dedican al anuncio del reino de Dios, reciben la ayuda inmensa del
Espíritu que no defrauda a los creyentes. Dame la fortaleza de promover este
Nuevo Camino que conduce a la salvación del mundo.
4°
Contemplación:
Acompaño a
Pablo en la misión de Éfeso. Me animo junto con él a enseñar el Nuevo Camino
acerca del reino de Dios que Jesús inició en su vida mortal con los discípulos.
Me admiro cuando veo los milagros que se realizan en la actividad de Pablo, y
al mismo tiempo, veo el entusiasmo de los creyentes experimentando la misericordia
del Señor. Los judíos que lo han rechazado de la sinagoga se quedan con su
rabia, no obstante, el reino de Dios va progresando. ADH 841
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