Actualidad | Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco
insta a los jóvenes a no renunciar a los sueños grandes
En
la misa de Cristo Rey, que se transformó en la celebración diocesana de la JMJ
2020, les pide "no dejarse domesticar por la homogeneización, es no
dejarse anestesiar por los mecanismos de consumo".
El
Papa preside la solemnidad de Cristo Rey
El
papa Francisco presidió este domingo la misa de Cristo Rey en la basílica de
San Pedro, solemnidad que se transformó en la celebración diocesana de la
Jornada Mundial de la Juventud 2020, a raíz de que no pudo celebrarse como es
habitual el Domingo de Ramos por la pandemia del coronavirus.
“Queridos
jóvenes, queridos hermanos y hermanas: No renunciemos a los sueños grandes. No
nos contentemos con lo que es debido. El Señor no quiere que recortemos los
horizontes, no nos quiere aparcados al margen de la vida, sino en movimiento
hacia metas altas, con alegría y audacia. No estamos hechos para soñar con las
vacaciones o el fin de semana, sino para realizar los sueños de Dios en este
mundo. Él nos ha hecho capaces de soñar para abrazar la belleza de la vida. Y
las obras de misericordia son las obras más bellas de la vida, las obras de
misericordia van al centro de nuestros grandes sueños”, exhortó en la homilía.
El
pontífice afirmó que “si tienes sueños de gloria verdadera, no de la gloria del
mundo que va y viene, sino de la gloria de Dios, este es el camino. Lee el
pasaje del Evangelio de hoy, reflexiona. Porque las obras de misericordia dan
gloria a Dios más que cualquier otra cosa. Escuchen bien esto: las obras de
misericordia dan gloria a Dios más que cualquier otra cosa. Al final, seremos
juzgados sobre las obras de misericordia”.
El
Papa reflexionó en el pasaje del Evangelio de San Mateo (Mt 25, 37-40) en el
que “Jesús, antes de entregarnos su amor en la cruz, nos deja su última
voluntad. Nos dice que el bien que hagamos a uno de sus hermanos más pequeños
—hambrientos, sedientos, extranjeros, pobres, enfermos, encarcelados— se lo
haremos a Él” y añadió que “así nos entrega el Señor la lista de los dones que
desea para las bodas eternas con nosotros en el Cielo. Son las obras de
misericordia, que transforman nuestra vida en eternidad”.
“Cada
uno de nosotros puede preguntarse: ¿Las pongo en practican ¿Hago algo por quien
lo necesita? ¿O hago el bien solo a los seres queridos y a los amigos? ¿Ayudo
al que no me puede devolverme? ¿Soy amigo de un pobre? ‘Yo estoy ahí, te dice Jesús,
‘te espero ahí, donde no imaginas y donde quizás ni siquiera quieres mirar, ahí
en los pobres’. Yo estoy ahí, donde el pensamiento dominante —según el cual la
vida va bien si me va bien a mí— no muestra interés. Yo estoy ahí, dice Jesús también
a ti, joven que buscas realizar los sueños de la vida”, advirtió.
En
este sentido, Francisco recordó a San Martín de Tours (patrono de Buenos
Aires): “San Martín era un joven que tuvo aquel sueño porque lo había vivido,
aun sin saberlo, como los justos del Evangelio de hoy” y relató que cuando “tenía
dieciocho años y todavía no estaba bautizado. Un diña vio a un pobre que pedía
ayuda a la gente, pero no la recibía porque ‘todos pasaban de largo’. Y aquel
joven, ‘comprendió que, si los demás no tenían compasión, era porque el pobre
le estaba reservado a él’. Pero no tenía nada consigo, solo su capa militar.
Entonces la rasgó por la mitad y dio una mitad al pobre, sufriendo las burlas
de algunos a su alrededor. La noche siguiente tuvo un sueño: vio a Jesús,
vestido con el trozo de la capa con que había cubierto al pobre. Y lo escuchó
decir: ‘Martin me ha cubierto con este vestido’”.
Francisco
explicó que para realizar sueños grandes son necesarias “las grandes
decisiones” y añadió que “la vida es el tiempo de las decisiones firmes,
fundamentales, eternas. Elecciones banales conducen a una vida banal, elecciones
grandes hacen grande la vida. En efecto, nosotros nos convertimos en lo que
elegimos, para bien y para mal. Si elegimos robar nos volvemos ladrones, si
elegimos pensar en nosotros mismos nos volvemos egoístas, si elegimos odiar nos
volvemos furibundos, si elegimos pasar horas delante del móvil nos volvemos
dependientes. Pero si optamos por Dios nos volvemos cada diña más amados y si
elegimos amar nos volvemos felices”.
“Sí,
porque la belleza de las decisiones depende del amor, la belleza de las
decisiones depende del amor, no olviden esto. Jesús sabe que si vivimos
cerrados e indiferentes nos quedamos paralizados, pero si nos gastamos por los demás
nos hacemos libres. El Señor de la vida nos quiere llenos de vida y nos da el
secreto de la vida: esta se posee solamente entregándola. Esta es una regla de
vida: la vida se posee, ahora y eternamente, solamente entregándola”.
Sin
embargo, el Santo Padre reconoció que existen “obstáculos que vuelven arduas
las elecciones: a menudo el miedo, la inseguridad, los porqués sin respuesta,
tantos porqués. Sin embargo, el amor nos pide que vayamos más allá, que no nos
quedemos sujetos a los porqués de la vida, esperando que llegue una respuesta
del Cielo” por lo que animó “a pasar de los porqués al para quién, del por qué
vivo al para quién vivo, del por qué me pasa esto al para quién puedo hacer el
bien.”
El
Papa advirtió también sobre el peligro de “la fiebre del consumo, que narcotiza
el corazón con cosas superfluas”, de “la obsesión por la diversión, que parece
el único modo para evadir los problemas, y en cambio solo pospone los
problemas”, de “la fijación en la reclamación de los propios derechos,
olvidando el deber de ayudar” y de “la gran ilusión sobre el amor, que parece
algo que hay que vivir a fuerza de emociones, cuando amar es sobre todo: don, elección
y sacrificio”.
Por
último, Francisco consejo cómo entrenarse “a elegir bien” y explicó que “si nos
miramos dentro, vemos que a menudo nacen en nosotros dos preguntas distintas. Una
es: ¿Qué me apetece hacer Es una pregunta que con frecuencia engaña, porque insinúa
que lo importante es pensar en uno mismo y seguir todos los deseos e impulsos
que uno tiene. Sin embargo, la pregunta que el Espíritu Santo sugiere al corazón
es otra: no ¿qué me apetece hacer, sino ¿qué te hace bien Aquí están la elección
de cada diña: ¿Qué quiero hacer o qué me hace bien”
“De
esta búsqueda interior pueden nacer elecciones banales o elecciones de vida.
Depende de nosotros. Miremos a Jesús, pidámosle la valentía de elegir lo que
nos hace bien, para seguir sus huellas en el camino del amor, y encontrar la alegría”,
concluyó.
Antes
de impartir la bendición final, el Papa anunció que la celebración diocesana de
la JMJ se trasladará del Domingo de Ramos al Domingo de Cristo Rey a partir del
próximo año y jóvenes de Panamá realizaron el gesto del paso de la Cruz y del
icono de la Virgen María Salus Populi Romani a jóvenes de Portugal para
continuar con la peregrinación hacia la JMJ de Lisboa 2023.
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