Lectura Orante | P. Marcos Plante, MSC
Se recomienda
leer atentamente este texto de Hechos 22, 22-29. Nótese la reacción violenta de
los judÃos al discurso de Pablo y, luego, el apresamiento de Pablo encadenado;
finalmente, el diálogo astuto de Pablo con el comandante romano.
1°
Interpretación del texto:
Sigue el vÃa
crucis, la pasión de Pablo, en los pasos de la pasión de Jesús. Él acaba su
discurso con la visión del Señor en el templo que le advierte: “Ponte en
camino, que voy a enviarte a naciones lejanas”. A los judÃos que lo están
escuchando, estas palabras les suenan como una burla y un sacrÃlego contra la
ley del templo sólo reservado à Israel. La reacción de los judÃos es violenta:
tirando polvo al aire señalan su indignación y horror. La multitud quiere
linchar a Pablo, de modo que el comandante lo salva de la turba, pero lo
encadena para luego azotarlo pues, en su mente, Pablo es un criminal. Pablo se
defiende invocando su condición de ciudadano romano. Siendo ciudadano, no se
tiene derecho a azotarlo y menos aún, si no se lo ha juzgado. El comandante
indaga y descubre que Pablo es ciudadano romano de nacimiento. Éste se libera
de los 40 azotes, pero sigue encadenado en la cárcel del pretorio para un
posible proceso.
2° Meditación:
Las palabras de
Pablo les cayeron mal a los judÃos del templo, y a veces, pasa lo mismo con
palabras del Evangelio. ¿Cuál es la reacción del pueblo, comúnmente, frente a
las palabras de Jesús en el Evangelio? Algunos se convierten otros se rebelan. Yo
quiero ser de los que, acogiendo toda palabra de Dios y con humildad y reflexión,
quieren reproducir el mensaje en sus vidas. Además, confiando en el apoyo del
EspÃritu de Dios, me libero de toda asechanza del camino.
3° Oración:
“¡Dios mÃo,
sálvame por tu nombre! ¡Defiéndeme con tu poder! Pues, gente arrogante y
violenta se ha puesto en contra mÃa y quiere matarme. No tienen presente a
Dios. Sin embargo, Dios me ayuda; el Señor me mantiene con vida.” Salmo 54,
1-4. Asà como Pablo, acosado por la multitud, se libera por su astucia, asà los
que confÃan en el EspÃritu Santo de Dios encuentran modos de liberarse del
maligno. ¡Gracias, Señor!
4°
Contemplación:
Estoy entre la
multitud, en el patio del pretorio romano, y me horrorizo al ver los judÃos
indignados, tirando polvo al aire. Los gritos me asustan pues, reclaman la
muerte de Pablo. Por suerte, están los soldados con el comandante romano que encadena
a Pablo, pero lo liberan de la turba. En esto, la intención del comandante, que
lo considera como criminal, es de darle su merecido al azotarlo. Pablo se
defiende invocando su tÃtulo de ciudadano romano desde su nacimiento. Veo el
comandante romano asustado por haber amenazado a un ciudadano romano con
azotarlo sin haber sido juzgado como reo. ADH 839
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