Generaciones | Andrea Safier
Acompañar a los adolescentes
La ruptura de pareja es un momento difícil de la
adolescencia que toca a los padres acompañar. Como decía Mafalda a su madre, a quien
recordaba que ambas tenían la misma edad en ser madre y ser hija, recordamos que
ser padres es todo un proceso en el cual no basta lo que ya sabemos, ni
siquiera las buenas intenciones; es necesario seguir el aprendizaje en la
propia experiencia de acompañamiento a los hijos.
En el caso de adolescentes, dejamos las etiquetas
acerca de conductas, sus reacciones, y la condición propia de esa etapa de
vida, para ocuparnos de la manera como acompañamos sus alegrías y sus apenas,
sus ratos de euforia o de tristeza, su modo de entrar en el mundo que se abre en
su horizonte.
Si los padres no consiguen sintonizar con esa
etapa, es posible que sufran más que los hijos ciertas situaciones que se presentan,
como las crisis de amistad o los cambios hormonales.
Importa en el acompañamiento, como lo indica la
palabra, que en su adolescencia no se sientan solos, aislados, obsesionados o
lamentándose del momento que viven. Aprenderán a superar esas dificultades del
camino y a transitar confiados y bien acompañados.
En el caso de las rupturas sentimentales, los
padres tienen que acostumbrarse a no dar consejos que no han sido solicitados.
Es común las expresiones en contra del ex o la ex, como una manera de apoyo, de
hacer ver que “no valía la pena”, a fin de mitigar el malestar o generar
confianza.
Los juicios de valor no van a curar la herida en
ese momento, pueden ser contraproducentes e intentar observaciones de los
motivos de la ruptura no será muy agradable a sus oídos, es posible que haga doler
más tocar el tema. Confundimos la empatía con decir palabras consoladoras a
favor de la persona o críticas contra quien ha ofendido o roto la relación.
Los padres pueden acompañar el doloroso proceso de
la ruptura con su presencia y los espacios que pueden favorecer para que logre
pasar la página y comprender que está viviendo un momento a su vez de
aprendizaje. Ayudarle a tomar conciencia de este trance no como definitivo,
sino como una ocasión de la vida que permite crecer y avanzar en el modo de
enfrentar situaciones tristes o dolorosas.
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