Cotidianidades | P. Eulide GarcÃa, MSC
La
cuaresma es tiempo de prepararnos para la vida
Desde un
buen tiempo, sectores de la sociedad dominicana han estado enfrentados en un combate
de ideas acerca de la “legalización del aborto” (que por más justificación que
se le quiera dar nunca podrá ser justo, aunque sea legal) y la no
“legalización”. No voy a tratar este tema a nivel moral, porque no soy moralista
en el sentido cientÃfico, simplemente lo trataré como un cristiano y un
defensor de la vida y por aproximarse la pascua de resurrección que no es más
que el triunfo de la vida sobre la muerte.
Me duele
más pues quienes piden la “legalización de la no vida”, son personas que no fueron
abortadas y de seguro que si les preguntaran que si aman la vida dirán sÃ, y
quienes quieren decidir por la vida de quien no puede defenderse, es parecido
al caso de la eutanasia que según mi pensamiento no es más que la venganza a
los abortistas. Me explico, el aborto es la decisión de unos futuros padres que
niegan la vida a un futuro hijo o hija; mientras la eutanasia son unos hijos
que tratan de arrancarle la vida a un padre o una madre que ya no pueden
defenderse por sà mismos, pero esto es harina de otro costal. Sà es doloroso
que la sociedad dominicana se enfrente por una causa que ni debiera estar en la
palestra pública, porque se supone que la vida es sagrada y está consagrada esa
realidad en los acuerdos mundiales.
Todas las acciones de Jesús iban encaminadas a la vida y una buena vida, no en el sentido como quiere interpretarse hoy la frase “buena vida”
El evangelista
san Juan, lo pone en boca de Jesús: “He venido para que tengan vida y vida en
abundancia” (Jn 10, 10). Contradicción entre la misión de Jesús y lo que desea parte
de la humanidad. Mientras él opta por la vida, otros optan por la muerte; pero atención,
la muerte ajena, y además consideran que aquellos que nos oponemos al aborto
somos atrasados, personas de “monte y culebra”, frase de Mons. Freddy Bretón, arzobispo
de la arquidiócesis de Santiago, porque se creen válidos sus argumentos y los
ajenos carecen de valor.
La cuaresma: prepararnos para la vida
El mes
pasado iniciamos el tiempo de cuaresma, el Miércoles de Ceniza. La cuaresma no
es más que el tiempo litúrgico que nos va preparando para celebrar al gran
acontecimiento de la humanidad cristiana, la Resurrección del Señor, es decir,
el triunfo de la vida sobre la muerte y el fracaso. Como es posible que en
pleno siglo 21 se dé tan poca importancia a la vida, deshacerse de ella como si
fuera cualquiera cosa, cuando es lo más grande que posee un ser humano. La vida
no es un artÃculo que podamos comprar en ninguna parte del mundo y mantenerlo. Se
valora y protege la vida, hasta el sacrificio, realidad que muchos no
reconocen. Sienten que tener un hijo limita su libertad y en ocasiones hay
mujeres que entienden les “afean su cuerpo” y, por lo tanto, deciden mantener
su figura antes que cuidar su criatura, que siempre será una bendición de Dios.
Este tiempo
de cuaresma lo podemos aprovechar para pensar más en la vida de los demás, es
un tiempo de solidaridad con el más que sufre y cuando vamos en auxilio de los
que sufren, simplemente estamos optando por la vida y nos hacemos semejantes a
Cristo, quien lo dio todo por todos con tal que el ser humano viviera
dignamente. Todas las acciones de Jesús iban encaminadas a la vida y una buena
vida, no en el sentido como quiere interpretarse hoy la frase “buena vida”, que
no es más la perdición de ella misma. Si Jesús hubiese optado por la muerte se
queda en el sepulcro, pero no, quiso vencer el mundo de la oscuridad con la luz
de la resurrección que, como decÃa antes, marcó el rumbo de la humanidad
llenándonos de esperanza y la confianza que la muerte no es el final del
camino. ADH 854
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