Doctrina
Social | Redacción Amigo del Hogar
La Doctrina Social de la Iglesia
No hay
dudas entre los creyentes sobre el impacto que el anuncio del Evangelio ha de
tener en el entorno social. Pero no hay siempre una clara conciencia de la
responsabilidad social de los seguidores de Jesús en cuanto a la transformación
de la realidad, entendiendo la misión de la comunidad de fe al servicio de las
relaciones sociales, para construir un mundo mejor.
Cuando la
práctica de los creyentes solo afecta positivamente el entorno de los participantes
y esto no implica una acción conjunta sobre la realidad que se vive, estamos
ante un “divorcio” entre la fe y la vida. Asà lo ha declarado muchas veces el
pensamiento social que orienta la presencia de los cristianos en el mundo, a la
que llamamos la Doctrina Social de la Iglesia.
Esta
doctrina social no es un tratado o propuesta para organizar las áreas sociales,
como la economÃa y la polÃtica, en torno a la Iglesia o a la religión oficial
de un lugar. La Doctrina Social de la Iglesia es un conjunto de principios de
reflexión de valoración permanente, criterios de juicio y orientaciones para la
acción. Desde estos principios los creyentes se hacen presente en el mundo,
asumen los compromisos que de su condición se derivan, aporta con su esfuerzo,
trabajo, valores y prácticas a organizar la sociedad.
En cuanto
a la Doctrina Social de la Iglesia, afirmamos que es un patrimonio de
enseñanzas que se organizan de manera sistemática, es decir, un cuerpo de
enseñanza elaborada en el seno de la Iglesia, como respuesta histórica a los
problemas económicos y sociales. Encontramos dicha enseñanza en diversos
documentos: encÃclicas, exhortaciones apostólicas, radiomensajes, cartas
apostólicas, pastorales…
Este
patrimonio eclesial de pensamiento y acción se ha ido organizando y
reorganizando en los últimos años, a partir de la EncÃclica Rerum Novarum de
León XIII (1891), bajo el nombre de “Enseñanza Social” o “Doctrina Social de la
Iglesia”, como un conjunto de principios de reflexión de valoración permanente,
criterios de juicio y orientaciones para la acción.
La DSI
abarca todos los campos en los que se desarrolla la convivencia humana, se
extiende objetivamente al entero panorama de las realidades temporales que
configuran y condicionan la vida de la persona humana dentro de la sociedad. No
es un “plan” de la Iglesia para el mundo, sino la presencia de la Iglesia en el
mundo, ofreciendo su sabidurÃa, su servicio, su compromiso con el mundo, desde
las luces con las que el Evangelio ilumina la realidad. La fe será siempre un
modo de compromiso con la realidad, para transformarla, hacerla más humana y
hacer presente el Reino de Dios.
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