Vida Consagrada | Hno. Pedro Acevedo (De la Salle)
Vida Consagrada y el nuevo escenario del País
El mes pasado veíamos los
nuevos escenarios en que nos había colocado el fenómeno de la pandemia y las
repuestas que fuimos dando y los desafíos que teníamos por delante. Hoy,
también nos encontramos frente a un nuevo escenario: La situación del país, a
lo mejor de la sociedad mundial, ya que estamos articulados de tal manera en el
mundo de hoy, que muchas situaciones del país dependen de la situación mundial
y viceversa.
Toda interpretación tiene un componente ético, es decir, se orienta a la buena actuación, al estilo de vida de cada uno de nosotros y nosotras
En el año 2020 tuvimos
dos elecciones: Municipales, que fueron suspendidas y las congresuales y
presidenciales, en julio pasado. Estos cambios políticos se dieron en medio de
una pandemia y nos pusieron de manera directa frente a una serie de cambios
importantes: El cambio de partido y por lo tanto de orientación política, el
lenguaje sobre algunos temas, el enfoque para enfrentar algunas situaciones y
la manera de reorganizar el estado y sus diversas dependencias. A todo esto,
hay que añadir dos situaciones importantes: el desgaste político del partido
que nos gobernó por 20 años y el fenómeno de la corrupción y el narcotráfico
que arropó todos los estamentos del estado.
Todo cambio de
escenario, ya sea político o religioso, no origina de manera automática un
cambio en nuestra manera de pensar y en nuestras actuaciones, sobre todo si ya
estamos acostumbrados. Los cambios cuestan y asumir los desafíos que de ellos
se desprenden, es también un reto grande. En la iglesia y en la vida consagrada
nos hemos acostumbrados a muchas cosas y eso nos ha impedido avanzar y a
abrirnos a nuevas posibilidades, a pesar de que siempre hay principios y
valores que en cierta forma son permanentes, por lo que distinguir entre ellos
y los que son ocasionales y pasajeros , es algo que se realiza en la
combinación de la mente, del corazón y las nuevas prácticas y como se dice en
el lenguaje llano, debemos de tener voluntad política, deseo y actitud para
asumir los mismos.
¿Cuáles serían entonces
esos nuevos escenarios que deberíamos de tener en cuenta en la actualidad?,
debemos de empezar diciendo que toda mirada no es absoluta, ella es parcial y depende
del lugar donde nos encontremos y de lo que queremos acentuar o en definitiva
mirar. Enumero entonces algunos escenarios del momento actual:
1. Entendernos en una sociedad plural y diversa, donde el
componente político no lo es todo, pero es un aspecto fundamental, para
situarnos en un horizonte que nos facilite interpretar los fenómenos sociales,
políticos y económicos que se dan en una sociedad. A veces, confundimos la
política con la moral y hacemos juicios morales, pero no políticos y nuestras
interpretaciones se quedan bajo el aspecto del bien y del mal, siempre como
vemos las cosas, pero carecen de una interpretación.
2. Pero, toda interpretación tiene un componente ético, es
decir, se orienta a la buena actuación, al estilo de vida de cada uno de nosotros
y nosotras y al bien común y estas tres situaciones son las que nos van a
permitir ir actuando de manera correcta. Pero, toda interpretación ética, para
nosotros y nosotras, hombres y mujeres de fe, tiene una dimensión espiritual,
en tanto cuanto nos permite ver las cosas desde el Dios de la Vida, que nos
lleva a actuar con justicia, sobriedad y amor.
3. Dentro de estos escenarios tenemos que hacer el esfuerzo de
participar, de decir nuestra palabra, pero no desde el clericalismo y el poder,
sino desde la participación, el respeto y la igualdad. Decir nuestra palabra,
no significa colocarnos por encima de los demás, ni tampoco convertir en
políticas de estado, la manera como pensamos. Muchas veces acusamos a las
personas que están implicadas en la política de actuar de manera incorrecta o
acusarlas de deshonestas, pero debemos de preguntarnos si también nosotros y
nosotras, desde el poder clerical no actuamos de la misma manera.
4. Hay una serie de situaciones que vemos en la actualidad y
que esas mismas situaciones se convierten en un llamado al compromiso y a la
reflexión, como por ejemplo la corrupción y los casos que se están dando con
los allanamientos y acusaciones, los feminicidios, las tres causales, los
problemas de salud originados por la pandemia, la educación dominicana, al
inseguridad ciudadana, la trata de personas, la falta de oportunidades para los
y las jóvenes, la falta de empleos, la deforestación y los problemas
ambientales. Creo que tenemos un horizonte no muy halagüeño, que nos reta a
enfrentarlos.
Tenemos que ser
conscientes de que la Vida Consagrada está presente en todos los ambientes de
la iglesia y del país (educación, salud, asistencia social, proyectos de
evangelización, formación, catequesis, promoción de la mujer, casas de acogidas
y de retiros, etc.) , pero también está presente en toda la geografía del país,
en lugares distantes y cercanos, en ciudades grandes y pequeñas, en llanos y
montañas, en barrios y lugares acomodados, en ciudades y campos, por eso tiene
una credibilidad , que ha de convertirse en señal de esperanza, en señal
profética, en señal de aliento para las personas decaídas y en una compañía
para nuestro pueblo y nuestra iglesia. Reforcemos la esperanza e invitemos a la
iglesia y a la sociedad dominicana a experimentar al Dios de la Vida y de la
Compasión en este caminar.
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